María Alejandra Peñalver
Con tan solo una superficie de 20.770 km², Israel se ha convertido en un país moderno gracias a su infraestructura y avances tecnológicos. También tiene grandes ventajas para el turismo, que se ha posicionado como una industria fundamental para el país.
U no de los principales atractivos del país son los restos arqueológicos de las civilizaciones romana y bizantina, a muchos de los cuales el público tiene acceso. Pero un aspecto clave es el turismo religioso, por tratarse de una tierra plena de historia sagrada; por ende, además de los judíos, cada año visitan el país muchos peregrinos cristianos. Asimismo, Israel ofrece fascinantes formaciones geológicas y paisajes únicos para visitar.
Las opciones de alojamiento de que disponen los turistas incluyen desde grandes hoteles hasta zonas rústicas para los que prefieren acampar en la naturaleza. El visitante también puede disfrutar durante sus vacaciones de tratamientos de belleza y saunas, o asistir a conciertos de música clásica, arte y danza. Las opciones para el entretenimiento en Israel son prácticamente inagotables. (Vea la ubicación de cada lugar en la imagen satelital).
Es una región montañosa al norte de Israel, ubicada desde 300 metros sobre el nivel del mar en el sur hasta 1200 metros en el extremo norte. Es muy visitada por sus imponentes reservas naturales, sitios históricos, arqueológicos y atracciones para toda la familia. En el invierno los esquiadores acuden a la cima del monte Hermón para disfrutar de la nieve, convirtiéndolo en gran atractivo tanto para profesionales como para principiantes de ese deporte.
Este lugar es la única parte de Israel que cuenta con rocas de basalto, originadas en antiguas erupciones volcánicas. La belleza del Golán es tan cautivadora que algunos visitantes regresan una y otra vez para disfrutar de las vistas.
Este paseo está cargado de un gran valor simbólico para los cristianos, quienes gustan de caminar por la senda de piedra creada por el Ministerio de Turismo a lo largo de la parte norte del lago, desde cerca de Cafarnaúm (con su sinagoga del siglo II) hasta el lugar donde se produjo la multiplicación de los panes y de los peces. Alrededor se encuentran desde lugares históricos como las ruinas de Tiberíades, hasta kibutzim y spas.
Tercera ciudad más grande de Israel, es un núcleo floreciente de culturas e historia. Desplegada en las colinas del Monte Carmel, Haifa ofrece a sus visitantes energía, flora y fauna naturales.
Uno de los atractivos turísticos de Haifa son los jardines Bahai, producto de un excelente trabajo de diseño, que adornan el templo que es el centro mundial de esa religión. Construido en 1953 con mármol italiano y columnas de granito, el domo de ese templo, recubierto con 14.000 ladrillos dorados, se eleva a una altura de 40 metros. El edificio tiene nueve lados que simbolizan las nueve grandes religiones.
Pequeña población de 4500 habitantes ubicada en las costas del Mediterráneo, entre Haifa y Tel Aviv. Su nombre proviene del emperador romano César Augusto, en cuyo honor fue construida hace 2000 años. Contiene un Parque Nacional, cuyas principales atracciones son sus abundantes ruinas romanas, bizantinas y de la época de las Cruzadas. Los visitantes pueden admirar el acueducto romano y un anfiteatro abierto al público, que sigue utilizándose para realizar espectáculos.
Es la ciudad más moderna del país y la más cosmopolita del Medio Oriente por su activa vida diurna y nocturna, que combina lo actual sin dejar atrás el arte y la cultural.
La oferta de museos es uno de sus grandes atractivos; los que más se destacan son el de la Diáspora (ahora llamado Museo del Pueblo Judío) y el de Arte Moderno.
Para los amantes del mar y el sol, esta ciudad posee 14 kilómetros de playas de arena blanca, y su clima suave permite practicar deportes acuáticos durante todo el año. Es una zona muy concurrida con numerosos bares, restaurantes y establecimientos de entretenimiento, que bordean Yafo con su antiguo puerto de pescadores.
La capital de Israel es conocida por muchos como la Ciudad Santa, con una historia de miles de años que atrae año tras año a peregrinos del mundo entero. En el centro de Jerusalén está la Ciudad Vieja, rodeada por una muralla del siglo XVI y dividida en cuatro sectores: judío, armenio, cristiano y musulmán. En ella se concentran lugares sagrados de las tres grandes religiones monoteístas: el Muro Occidental o Kótel, la Iglesia del Santo Sepulcro, y el Domo de la Roca en el Monte del Templo.
Cerca del Kótel existen otros lugares de gran interés para el Judaísmo: los túneles del Muro Occidental, el Centro Davidson, la Ciudadela de David.
Al este de Jerusalén se encuentra el Monte de los Olivos, que separa la Ciudad Santa del desierto de Judá, y comienza a descender hacia el Mar Muerto. La cima del Monte de los Olivos, de unos 800 metros de altura, brinda la más encantadora vista de la Ciudad Santa, debido a que desde arriba es posible admirarla en todo su esplendor.
El antiguo cementerio judío ubicado en sus laderas se ha utilizado desde tiempos bíblicos. Se calcula que hay unas 150.000 tumbas, que incluyen desde Absalón hasta el profeta Zacarías, y desde el rabino Isaac Kook (primer gran rabino asquenazí de Israel) al ex primer ministro Menajem Beguin.
Para los cristianos el Monte de los Olivos también tiene gran importancia, por haber ocurrido allí eventos que mencionan los evangelios.
Se encuentra a más de 300 metros bajo el nivel del mar, lo que lo convierte en el lago salado más bajo del mundo. Es una de las maravillas naturales más impresionantes. Sus duras condiciones casi impiden que exista vida en él, de ahí su nombre.
A los visitantes les atrae cubrirse con el barro negro natural lleno de minerales, que se considera uno de los “limpiadores” más sanos para la piel, mientras que el agua es medicinal para quienes sufren de soriasis. Hace muchas décadas que Israel utiliza industrialmente estos productos.
Paradójicamente, el Mar Muerto está muriendo por desecación, y buena parte de su área sur ya no existe. Israel y Jordania están planeando construir un canal desde el Mar Rojo para restaurar el nivel del agua.
Una de las ciudades más antiguas de Israel, es mencionada en la Torá, debido a que ahí Abraham efectuó un convenio de paz con el rey Avimélej, entregándole siete corderos. Como sheva significa “siete” y también “juramento”, su nombre puede traducirse como “pozo del juramento” o “pozo siete”, en relación a esos siete corderos.
Hoy en día Beersheva es una ciudad muy moderna, la quinta más poblada de Israel con unos 200.000 habitantes; se le conoce como “capital del Néguev”, y es la sede de la Universidad Ben Gurión.
El lugar turístico más visitado e importante es el llamado Pozo de Abraham. También el Museo e Instituto Biológico, dedicado al estudio de la vida animal y vegetal en condiciones desérticas; el Museo Municipal que enseña gráficamente la historia de la región; y el Cementerio de Guerra Británico, creado en memoria de los soldados de ese país caídos en la lucha contra los otomanos durante la Primera Guerra Mundial.
Una de las mayores atracciones del sur de Israel, en pleno desierto del Néguev, fue un centro de explotación de cobre hace miles de años. Situado a 27 kilómetros al norte de Eilat, en esta zona se han encontrado objetos antiguos de gran valor, y además cuenta con formaciones rocosas donde sus visitantes pueden hacer paseos en bicicleta, excursiones guiadas y visitas nocturnas. Un pequeño museo cuenta la historia de las minas de cobre.
Sobre la costa del Mar Rojo, es un moderno centro turístico en crecimiento. Situado en el extremo sur del país, punto de unión entre Israel y Jordania, su puerto es la vía de acceso de Israel a India, África y el Lejano Oriente. Su clima seco y cálido la vuelven atractiva durante todo el año, permitiendo además practicar natación, windsurf y buceo en el Golfo de Eilat, que es uno de los más espectaculares centros de buceo del mundo.
Eilat goza de eventos gastronómicos y festivales de todo tipo, que lo convierten en un destino ideal durante el verano.