La Fuerza Aérea de Israel acaba de anunciar la creación de su propia Fuerza Espacial o «Administración Espacial».
Por el momento se sabe poco sobre este cuerpo, solo que estará comandado por un oficial con el rango de teniente coronel y que su objetivo será examinar «cómo Israel puede utilizar el espacio para fines que no específicos», en la forma típicamente vaga de las descripciones sujetas a la censura militar.
La historia es bastante similar a la de Estados Unidos: anteriormente lo relacionado con los aspectos militares del espacio estaba bajo el mando de la Fuerza Aérea, con el denominado Brazo Aéreo y Espacial de Israel.
Analistas israelíes comentan que la nueva rama es más titular que sustancia, pero los planificadores militares opinan que, a pesar de su papel, la Fuerza Aérea no hizo del espacio un foco significativo de sus operaciones. Los militares señalan que el espacio será un escenario de combate en un futuro próximo, pero ¿contra quién y con qué capacidades?
Misil interceptor Arrow 3, capaz de destruir objetivos fuera de la atmósfera terrestre. Alemania ha mostrado interés en adquirir este sistema antibalístico israelí
(Foto: SpaceNews)
Israel es una potencia espacial desde hace más de 30 años: lanzó su primer satélite en 1988 y muchos más en los años siguientes. Desde entonces ha mostrado poseer capacidades espaciales ofensivas, como su misil Arrow 3, que en 2015 logró interceptar un objetivo en el espacio, capacidad que podría convertirse fácilmente en arma antisatélite, como de las que tienen a su disposición Estados Unidos, Rusia y China.
Sin embargo, estas capacidades por sí solas no bastarían para justificar la creación de una nueva estructura de mando espacial.
Hasta ahora, los adversarios de Israel no suponían una amenaza en el espacio, ni para su infraestructura de comunicaciones por satélite. La nueva Administración Espacial tiene los ojos puestos en Irán, que ha adelantado su programa espacial a pasos agigantados a pesar de una serie de recientes fracasos catastróficos. Teherán ha lanzado con éxito sus propios satélites en misiles balísticos modificados, y ese avanzado programa supone una amenaza existencial para Israel, algo que requiere interceptores con capacidad espacial como el Arrow 3 para contrarrestarla.
Pero ya no se trata solo de amenazas regionales: Estados Unidos, China y Rusia tienen sus propias fuerzas espaciales, y Rusia inició una asociación estratégica con Irán a raíz de la guerra de Ucrania. Esto permitirá a Irán acceder a tecnologías espaciales más avanzadas, lo que obliga a Israel a buscar formas de contrarrestar las amenazas de fabricación rusa que podría proporcionar Moscú.
En el futuro Israel tendrá que enfrentar muchas más amenazas espaciales que en el pasado, lo que significa que las tecnologías de este tipo no pueden seguir siendo desatendidas por la Fuerza Aérea o relegadas al ala de investigación y desarrollo (MAPAT) del Ministerio de Defensa. Se ha hecho necesario establecer una política clara de defensa espacial, lo que implica una nueva estructura de mando dispuesta a invertir en ella.
Fuente: Ynet.
Versión NMI.