Toda guerra es un infierno. No todos los que luchan admiten sus errores
Matthew Hennesey*
Las alertas de noticias en su teléfono inteligente rara vez cuentan la historia completa. Los periodistas son maestros de la síntesis, y las alertas son una línea directa a los ojos de los lectores. No hay lugar para la elegancia. No hay espacio para sutilezas. Entonces, en lugar de complejidad, obtienes la versión corta: la versión conveniente o el comentario breve.
Por lo general, eso es suficiente para entender lo esencial en un mundo ajetreado. Pero de vez en cuando recibes más de lo que esperabas en un aviso de última hora. Obtienes hechos que van más allá de las noticias y revelan una verdad más profunda.
Breaking News, chilló mi iPhone el martes por la mañana con una alerta del periódico. “Israel ha asumido su responsabilidad por una bombardeo que ha matado a siete trabajadores humanitarios de World Central Kitchen en Gaza. Benjamín Netanyahu dijo que no fue intencional”.
La guerra es el infierno. Todos saben eso. Las balas no discriminan. Ninguna bomba es más inteligente que la persona que la lanza. Cuando los cielos están llenos de plomo, es probable que ocurran accidentes, y cuando suceden, los expertos políticos dan un paso al frente para negar, desviar, retrasar y distraer.
World Central Kitchen es una ONG respetada en el mundo entero y en Israel. Las FDI investigarán las circunstancias de la trágica muerte de siete de sus voluntarios en Gaza, que también ha causado conmoción en Israel
(Foto: WCK)
Aquí no. Israel ha asumido la responsabilidad. Qué llamativo.
Y qué contraste con su adversario. Lo único de lo que Hamás se responsabiliza es de hacer lo que ama: sembrar el terror y causar muerte. Cuando una bomba explota en un mercado, se atribuye la responsabilidad. Cuando un maníaco enloquecido apuñala a personas al azar en un autobús, se atribuye la responsabilidad. Pero cuando el tema es su incapacidad para ofrecer a los habitantes de Gaza una vida mejor, Hamás levanta los brazos. No asumió la responsabilidad por las mentiras que dijo sobre el misil terrorista fallido que impactó en el hospital al-Shifa de la ciudad de Gaza en octubre, ni tampoco por utilizar el hospital como centro de mando. No asume responsabilidad por la calamidad humana que ha desatado sobre su pueblo con las atrocidades indescriptibles del 7 de octubre.
No. Hamás, en su retórica y propaganda, traslada toda la responsabilidad por el sufrimiento de los habitantes de Gaza a Israel, y no solo a Israel, sino a judíos y estadounidenses. Hamás es siempre inocente, siempre está a merced de fuerzas malignas.
Esta impotencia performativa permite a Hamás actuar como la víctima perpetua cuando, en realidad, es una banda asesina de perdedores remedio. Asesinó intencionalmente a 1200 personas en un solo día. Hamás tiene sed de sangre.
No así Israel, una nación que defiende la vida, la esperanza y la libertad. Israel desea la paz y se la ha ofrecido repetidamente a los palestinos, quienes siempre la niegan. La oferta se mantiene.
Israel está comprometido ahora, como siempre, en una lucha por su supervivencia. A menudo se miente sobre ello, pero Israel respeta las reglas de la guerra. Lucha con precisión y restringe a sus soldados para proteger a los inocentes. Proporciona alimentos y ayuda a su enemigo. Se hace responsable de sus errores.
Es posible que el autor de la alerta no haya tenido la intención de trasmitir todo eso. Escribir, como hacer la guerra, es un negocio plagado de consecuencias no deseadas. Las ondas a menudo superan a los guijarros.
Sin embargo, aquí estamos: “Israel asume su responsabilidad”. Nunca oirás decir lo mismo de Hamás.
*Editor adjunto de artículos editoriales de The Wall Street Journal.
Fuente: The Wall Street Journal.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.