Elías Farache S.
Depende del prisma con el cual veamos a Israel, tenemos dos visiones encontradas. La optimista y positiva, la pesimista y negativa. La que prive es aquella que determinará un presente manejable o no, un futuro manejable o no.
Israel se encamina a las cuartas elecciones en menos de dos años. La razón de ello es la imposibilidad de formar coalición y, en el caso de formarla, lograr mantenerla y tener un ejecutivo funcional. Esto es terrible. En medio de una pandemia que afecta a la nación, con los problemas reales de seguridad intactos y latentes, no parece lógico que un país modelo en varios aspectos sucumba a este drama de coalición. Menos todavía, cuando la misma fue concertada y no pudo sostenerse.
Pero visto desde otro punto de vista, es un privilegio contar con un sistema democrático que dirime sus diferencias mediante el voto, aún cuando ello tome más tiempo del necesario. Es una garantía de legalidad que la sola sospecha sobre las actuaciones indebidas de un primer ministro, motiven la más cruenta de las acciones en aras de impedir que la corrupción sea un asunto tolerado y aceptado.
(Foto: The Times of Israel)
El tema de la pandemia es delicado. Israel se perfila como el pionero en las acciones tomadas para combatir el virus. La falta de estadísticas previas, y la letalidad del Covid-19 no dan mucho margen de maniobra. Israel fue uno de los primeros países en decretar un confinamiento estricto, y en levantarlo debido múltiples razones y presiones. En estos momentos vive el tercer confinamiento o cierre, en medio de opiniones encontradas respecto a la eficacia de la medida y las connotaciones políticas de rigor. El ejecutivo de coalición, ya desmembrado de cara a las cuartas elecciones pautadas para el 23 de marzo de 2021, a pesar de ciertas incongruencias actúa con cierta diligencia y, no obstante las críticas y desaciertos, Israel es comparativamente un país responsable por la situación de sus ciudadanos en lo que respecta a salud, a finanzas y a seguridad. En tiempos realmente difíciles y sin antecedentes que puedan dar luces.
El país líder en materia de vacunación contra el Covid-19 es Israel. A la fecha de escribir esta nota, más de un millón de vacunados en una secuencia lógica, de acuerdo al grado de riesgo inherente. Habrá quienes digan que un país relativamente de poca población, con capacidad de vacunación rápida, es un buen caso de estudio y estadísticas. Pero lo cierto es que el primer ministro y su equipo fueron capaces de conseguir algo que hasta hoy ningún otro país ha conseguido: vacunas en cantidad, vacunación y más que todo ello, esperanza de volver pronto a cierta normalidad. En pocos días, se irá a aplicar la segunda dosis de la vacuna.
Sí, Israel está en 4-3-2. Cuatro elecciones. Tres confinamientos. Dos dosis de vacunación.
Todo ello en un país que sigue contando con un Irán amenazante, la frontera del norte caliente, Gaza lanzando cohetes y cavando túneles, los palestinos sin querer negociar, el amigo Trump de salida, un primer ministro cuestionado. Firmando acuerdos de Abraham con países que hace solo días se rehusaban a reconocer al Estado de Israel.
Sí. 4-3-2-1. Pero 1, uno, es el milagro que significa la existencia y supervivencia de Israel.
Fuente. Aurora.
Versión NMI.