En un infrecuente discurso en horario estelar de televisión, el líder del partido Raam, Mansour Abbas, dijo que «lo que nos une es más grande que lo que nos divide». No indicó a qué candidato a primer ministro respaldaría, ni mencionó a los palestinos
Aaron Boxerman*
En un raro discurso en hebreo en horario estelar, el presidente del partido Raam, Mansour Abbas, pidió la cooperación árabe-judía en Israel, en un discurso a los partidos para que no boicoteen la incorporación de su movimiento islamista conservador al próximo gobierno.
Durante su discurso, que fue transmitido en vivo el jueves por la noche por todas las principales cadenas de televisión de Israel, Abbas no apoyó ni al primer ministro Benjamín Netanyahu ni al líder de Yesh Atid, Yair Lapid, como el próximo primer ministro, luego de las elecciones de la semana pasada que resultaron en cuatro escaños para su partido, que le otorgaron el posible estatus de “hacedor de reyes”. También se negó a asociar a su partido con ninguno de los bloques.
Pero el político islamista enfatizó que está dispuesto a trabajar con todos los partidos judíos, de izquierda y derecha, rompiendo con décadas de tradición política árabe israelí que evitaba una estrecha cooperación con el gobierno sobre el conflicto con los palestinos.
“Lo que nos une es más grande que lo que nos divide”, dijo Abbas en el discurso desde Nazaret. El islamista se definió a sí mismo como musulmán y árabe, pero también como ciudadano israelí.
Improbable fiel de la balanza: Mansour Abbas durante su discurso de ayer por la televisión israelí
(Foto: Flash90)
“Mi nombre es Mansour Abbas, un orgulloso musulmán y árabe, y ciudadano del Estado de Israel. Soy el líder del movimiento más grande y de mayor jerarquía en la sociedad árabe”, dijo Abbas, refiriéndose al Movimiento Islámico de Israel, con el que Raam está asociado.
Su discurso duró solo unos siete minutos, pero fue muy esperado y observado de cerca por los judíos israelíes en la televisión en vivo, un momento casi sin precedentes para un político árabe israelí.
Dado que según los resultados de las elecciones del 23 de marzo ni los partidos de centro izquierda ni los de derecha fueron capaces de formar gobierno, Abbas ha sido cortejado por ambos bandos ansiosos por su apoyo, que podría inclinar la balanza a su favor.
En su disertación, Abbas no asumió postura sobre qué candidato recomendaría para primer ministro, pero instó a los políticos a extender una rama de olivo a su facción, dando a entender que se ha creado una nueva realidad en la política israelí, una en la que los árabes podrían desempeñar un papel activo en la toma de decisiones.
“La realidad está cambiando y nos negamos a reconocer eso. Israel ha cambiado de rostro, pero se niega a abrir los ojos”, dijo Abbas, refiriéndose a una famosa canción en hebreo.
Los partidos árabes solo han formado parte no oficial de una coalición una vez, en la década de 1990, para ayudar a aprobar los Acuerdos de Oslo con los palestinos. Apoyaron al gobierno de Itzjak Rabin y votaron por él, pero no formaban parte oficialmente de la coalición y sus miembros no ocupaban cargos ministeriales.
Pero el actual estancamiento político de Israel, ya en su segundo año, podría forzar colaboraciones que eran impensables hasta no hace mucho. “Ahora es el momento de cambiar”, dijo Abbas.
Mansour Abbas, de 46 años, se ha convertido en un rostro familiar para muchos israelíes en los últimos meses, una rareza para un político árabe, debido a su disposición a tratar con Netanyahu. Todavía tiene que anunciar si apoyará a Netanyahu o los rivales del primer ministro para formar el próximo gobierno, y solo dijo que se aliará con el bloque que mejor respalde sus políticas en beneficio de los árabes israelíes.
La voluntad de Abbas de buscar una distensión con la derecha llevó a la ruptura de la Lista Conjunta, una coalición de partidos mayoritariamente árabes. Los tres partidos restantes se postularon contra Abbas en las elecciones más recientes. Desafiando las expectativas, Abbas logró traspasar el umbral de las elecciones para convertirse en el hacedor de reyes potencial más improbable de la política israelí.
Raam podría poner a Netanyahu o a sus oponentes por encima de la marca de los 61 escaños, coronando al próximo primer ministro. Pero los políticos de derecha, tanto en el bloque pro-Netanyahu como en el anti-Netanyahu, han descartado basar una coalición en el apoyo de ese partido, debido a lo que califican como una postura antisionista; otros han acusado a Raam de apoyar a terroristas.
El diputado islamista también repitió su mensaje de campaña de este año: su partido no debe ser dado por sentado ni por la izquierda ni por la derecha. “No quiero ser parte de ningún bloque, ni de derecha ni de izquierda. Estoy aquí en un bloque diferente: el bloque que votó por mí para servir a mi pueblo, y me dio un mandato para garantizar que las necesidades del público árabe, que durante años han sido demandas insatisfechas, se conviertan en un plan de trabajo genuino y se realicen”, expresó Abbas en su declaración televisiva.
Los políticos de derecha, tanto en el bloque pro-Netanyahu como en el anti-Netanyahu, han descartado basar una coalición en el apoyo del partido de Mansour Abbas, debido a lo que califican como una postura antisionista
Cabe destacar que en el discurso de Abbas estuvo ausente cualquier referencia directa a la causa palestina. Sin embargo, el legislador islamista hizo referencia a la incapacidad de los árabes israelíes para materialzar sus «derechos colectivos». También enfatizó repetidamente la importancia de comprender las narrativas de los demás. “Extiendo mi mano para crear una oportunidad de convivencia en esta tierra, que es sagrada para las tres religiones monoteístas y para ambas naciones”, indicó. «Ahora es el momento de entendernos unos a otros, la narrativa de los demás. No tenemos que estar de acuerdo en todo y, por supuesto, disentiremos mucho. Pero debemos darnos a nosotros y a nuestros hijos la oportunidad, el derecho, de entendernos unos a otros».
Abbas afirmó que su partido busca «respetar a cada persona por su humanidad», y enfatizó el destino común de árabes y judíos en el Estado de Israel. Pero su partido ha sido criticado en el pasado por sus puntos de vista homofóbicos, pues sus funcionarios se refieren repetidamente a los homosexuales como «pervertidos».
«Si la carretera de Wadi Ara es problemática, no distinguirá entre transeúntes árabes y judíos», dijo Abbas. «Si falta una cama en el Hospital Soroka, puede afectar tanto a los de Beersheba como a los de Rahat».
Abbas criticó la violencia contra «cualquier persona debido a sus opiniones políticas o identidad religiosa o étnica», y agregó: «Nos hemos comprometido a santificar la vida y despreciar la violencia».
«Si no logramos eliminar la ignorancia y erradicar el racismo, legaremos una realidad imposible, peligrosa y compleja a la próxima generación», concluyó Abbas.
El movimiento de Abbas es el ala política del Movimiento Islámico del Sur de Israel; al igual que Hamás, se basa en el modelo de los Hermanos Musulmanes. Abbas ha elogiado en el pasado aspectos de la carta constitutiva de Hamás de 2017, aunque también criticó el documento por no poner fin a los ataques contra civiles israelíes por parte del grupo terrorista.
Si bien Abbas ha disfrutado de relaciones más cálidas con Netanyahu, su partido tiene profundas preocupaciones sobre algunos de sus aliados, como Itamar Ben Gvir, del partido Sionismo Religioso de extrema derecha.
Ben Gvir se apresuró a responder al discurso de Abbas, acusándolo de jugar al «lindo oso de peluche» sin abandonar sus puntos de vista antiisraelíes. “Los que pertenecen al Movimiento Islámico apoyan a Hamás y santifican a los asesinos de bebés. Una coalición que se apoye en Abbas será el fin de la derecha, y no tenemos autorización para hacer eso”, dijo Ben Gvir.
*Periodista.
Fuente: The Times of Israel.
Traducción NMI.