A l cierre de esta edición, numerosos incendios forestales, que se extendieron hacia áreas urbanas, estaban afectando simultáneamente varias regiones del norte y centro de Israel.
Las conflagraciones se iniciaron el martes 22 de noviembre, pero los fuertes vientos y un nivel muy bajo de humedad favorecieron que alcanzaran proporciones catastróficas. Las áreas más afectadas fueron Haifa y sus alrededores, Rishón Letzíon y Modiín. Cientos de bomberos, policías y voluntarios trabajaban para evitar que las llamas continuaran extendiéndose, y numerosos aviones rociaban sustancias retardantes del fuego. Israel recibió apoyo de varios países que enviaron aeronaves especiales con tripulaciones entrenadas para este tipo de desastres: Italia, Grecia, Rusia, Turquía, Rumania, Bulgaria, Croacia y Chipre.
Para el jueves por la tarde, hora local, unas 60.000 personas habían sido evacuadas en Haifa, incluyendo la universidad y un kindergarten, mientras varias viviendas y numerosos vehículos eran pasto de las llamas. También se detuvo el tránsito ferroviario entre varios centros urbanos, como el tramo Binyamina-Hadera en la región de Cesárea. En Modiín, cerca de Jerusalén, se evacuaron numerosas escuelas, y varias carreteras fueron cerradas al tráfico. Hasta el momento no había reportes de fallecimientos, pero decenas de personas habían sido afectadas por la inhalación de humo.
También se presentaron focos de incendio en los asentamientos cisjordanos de Talmon y Dolev, en el moshav (granja comunitaria) de Ein Tamar, así como en Nevé Shalom, una aldea cooperativa judeo-árabe. Asimismo resultó afectado el bosque Dvira, creado en pleno desierto del Néguev.
El Shin Bet (Servicio de Seguridad Interior) informó que varias personas habían sido detenidas como sospechosas de causar incendios. El ministro de Seguridad Pública, Gilad Erdan, señaló a la radio Galéi Tzáhal que la mitad de los focos habían sido premeditados, mientras que un experimentado bombero de Haifa, Shimon Ben Ner, indicó a la misma emisora: “Me consta que intentaron prenderle fuego a nuestra estación, para que el departamento de bomberos quedara paralizado”. El vocero de la policía, Micky Rosenfeld, había informado el miércoles que cuatro sospechosos estaban siendo interrogados en la localidad de Nataf, y serían presentados ante una corte de Jerusalén. El primer ministro Benjamín Netanyahu advirtió que todo incendio premeditado será considerado un acto de terrorismo, y sancionado en consecuencia.
En las redes sociales árabes se difundieron miles de mensajes de celebración por la catástrofe. Una de las etiquetas más utilizadas era #Tel_Aviv_IsBurning (“Tel Aviv se está quemando”), aunque los incendios no afectaron a esa metrópoli. El imán de la Gran Mezquita de Kuwait, jeque Mishary Alfasy Rashid, envió a sus 11 millones de seguidores el mensaje “Buena suerte a los fuegos, #Israel_IsBurning” (“Israel se está quemando”), acompañado de un emoticón de “carita feliz”. Otro jeque kuwaití se felicitó por los incendios, y luego se disculpó por usar el nombre de Israel: “Esa entidad no existe. Utilicé la palabra solo como parte de una etiqueta”.
Por otro lado, en las redes sociales israelíes se difundieron numerosos mensajes que acusaban a los árabes por los incendios como una forma de sabotaje y terrorismo, recordando que ya ha sucedido en el pasado, aunque las autoridades señalaron que las condiciones climatológicas y la negligencia de personas que acampan también pudieron influir en el desastre.
Con información de The Jerusalem Post, The Times of Israel y StandWithUs