Sami Rozenbaum
Con motivo de la conmemoración anual del pogromo de la Kristallnacht (Noche de los Cristales Rotos), que recuerda la fecha de 1938 en que se desató en todo el Reich nazi un ataque sistemático contra los judíos, sus sinagogas, negocios e instituciones, se han producido en Alemania dos acontecimientos que reflejan el contraste entre la ignorancia y la educación sobre la Shoá.
La filial germana de la compañía de comida rápida Kentucky Fried Chicken (KFC) lanzó el mismo miércoles 9 de noviembre un mensaje promocional digital: “¡Es el día de la Kristallnacht! Disfrute con más queso tierno su pollo crujiente”. Se trataba del anuncio de un nuevo producto llamado “KFCheese”.
Al poco rato, la misma empresa envió otro mensaje: “Lo sentimos, nos equivocamos”, y culpó del hecho a “un error en nuestro sistema, obviamente no planificado, insensible e inaceptable”. Presuntamente esos mensajes los envía un software semiautomático.
Resulta indudable que hay un error en el “sistema”. En Alemania es política de Estado reconocer la culpabilidad colectiva del país en el genocidio contra los judíos, y particularmente con motivo del aniversario de la Kristallnacht se llevan a cabo eventos de memoria y reflexión. El hecho de que alguien en el Departamento de Mercadeo de KFC haya pensado, evidentemente, que la Kristallnacht es algo cool, algo así como las White Nights (Noches Blancas) culturales tan comunes en Europa, indica que esa persona —que debe estar relativamente bien calificada— no tiene la menor idea de qué se conmemora en esa luctuosa fecha.
Escolares de Dülmen, Alemania, colocan rosas blancas sobre stolpersteine, placas que identifican las casas donde vivieron judíos asesinados durante el Holocausto
(fotos cortesía de Boris Voloj desde Alemania)
Dalia Grinfeld, directora asociada de asuntos europeos de la Liga Antidifamación (ADL), escribió en Twitter: “¿Cuán equivocados pueden estar ustedes sobre la Kristallnacht, KFC Alemania? ¡Qué vergüenza!”. Por su parte Arsen Ostrovsky, jefe del Foro Legal Internacional a favor de Israel, dijo que quedó “totalmente sin palabras y asqueado”.
Lo que se puede concluir es que, a pesar del eficiente sistema educativo de Alemania, en ese país muchas personas están en el limbo con respecto a la Shoá, aunque muchos también se quejan afirmando que “los judíos hacen demasiado ruido con su Holocausto” y que “deberían pasar la página”, es decir, olvidarlo.
Esto sucede simultáneamente con el agravio del Instituto Goethe, ente oficial dedicado a difundir la cultura de Alemania, que organizó justo para el día aniversario de la Kristallnacht un panel en Tel Aviv que comparaba al Holocausto con la Naqba (“catástrofe”), nombre que dan los palestinos a la independencia del Estado de Israel. Ante la ira expresada por el público y el gobierno israelíes, el evento fue “pospuesto”.
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Por otro lado, este mismo 9 de noviembre, un grupo de estudiantes de la ciudad alemana de Dülmen realizó un homenaje y colocó rosas blancas sobre todos los adoquines con placas (llamados stolpersteine) ubicados frente a las casas donde vivían judíos que fueron deportados a los campos de concentración y exterminio nazis. Lo más destacable es que los escolares que llevaron a cabo la actividad no son judíos. Se trata de un ejemplo de cuando la educación sí funciona, probablemente debido al celo y sensibilidad de sus docentes.
Debe mencionarse que el nombre que se da en Alemania al pogromo de 1938 es Reichspogromnacht, es decir, precisamente “Noche del pogromo del Reich”, denominación menos poética y más acertada para lo que ocurrió.
Con información de The Jerusalem Post, BBC e ItonGadol.