Ana Jerozolimski*
Este lunes se concretó en los Emiratos Árabes Unidos una transacción sin precedentes en el fútbol israelí. El equipo Betar Jerusalem pasó a ser propiedad conjunta israelí y emiratí, al firmarse en Dubai el acuerdo entre su dueño, Moshe Hogeg, y el jeque Hamed bin Halifa el-Nahyan. Este adquirió el 50% del club, al comprometerse a invertir más de 300 millones de shékels (aproximadamente 88 millones de dólares) en el lapso de los próximos 10 años. Así lo confirmó Betar Jerusalem.
Según la radio pública israelí Kan, se acordó que Eli Ohana, director del equipo —y uno de sus más famosos y queridos ex jugadores— seguirá en su cargo, y que su subalterno será el hijo del jeque, Muhamad Hamed bin Halifa.
“Este es un día histórico y emocionante para Betar”, señaló un comunicado del club. “El dinero que entre en las arcas del equipo será destinado a la infraestructura, a los jóvenes y a la adquisición de jugadores potenciales que nos ayuden a desarrollarnos”.
El jeque Hamed bin Halifa el-Nahyan (a la derecha), Moshe Hogeg (centro), y el hijo del jeque y ahora subalterno de Hogeg, Muhamad Hamed bin Halifa
(Foto: Betar Jerusalem)
Moshe Hogeg, nervio motor de este emprendimiento, declaró que “al acercarse la fiesta de Janucá, la Menorá de Betar se enciende con una nueva luz especialmente emocionante”, agregando que “juntos, empujaremos al club a nuevos días de coexistencia”.
Este mensaje, cuando se trata de Betar Jerusalem, tiene un significado muy especial.
El equipo, sin duda uno de los más populares de Israel, tiene una barra brava de hinchas fanáticos conocidos como “la familia”, que se opusieron siempre en forma tajante a la posibilidad que se incorporaran al plantel futbolistas árabes. Son conocidos sus cantos racistas antiárabes en el estadio, a tal punto que años atrás, el entonces primer ministro israelí Ehud Olmert, conocido hincha del equipo y que además había sido intendente de Jerusalén, anunció que no acudiría más a los partidos hasta que no terminara dicho fenómeno. Cuando hace aproximadamente dos años el entonces dueño del equipo, Arkady Gaidamak, llevó a dos jugadores musulmanes chechenos, hinchas de “la familia” aparecieron con una enorme pancarta en una de las tribunas, con el texto “Betar pura para siempre”.
Hubo no pocos casos de hinchas amantes de Betar que se pasaron a otros equipos, en expresión de repudio por este fenómeno. Si bien siempre se supo que no reflejaba el sentir de la mayoría, tampoco se tomaron medidas categóricas contra los extremistas.
Ahora es indudable que hay críticas a la decisión de Moshe Hogeg de firmar en Dubai, pero en los medios y redes sociales en Israel han aparecido hinchas felicitando al club por la decisión y expresando apoyo por la nueva alianza, que permitirá a Betar Jerusalem crecer y desarrollarse.
Que el deporte es un puente hacia la paz estuvo siempre claro. En este caso, lo pactado tiene un sentido especial. Ojalá el acuerdo aporte no solo capital sino también entendimiento, acercamiento y cooperación en la región.
*Periodista, directora de Semanario Hebreo (Montevideo) y Semanario Hebreo Jai.
Fuente: Semanario Hebreo Jai.
Versión NMI.