David Mandel*
U na anécdota cuenta que la maestra pidió a sus alumnos que escribieran una composición. El tema: “La bicicleta”. Al día siguiente los niños entregaron sus composiciones: “Mi primera bicicleta”, “Cómo aprendí a montar bicicleta”, etc. Móishele, el alumno judío, también entregó su composición, titulada: “La bicicleta y el problema judío”.
Siguiendo esa tradición, al leer sobre el proceso electoral de Estados Unidos, mi interés primordial es la posible relación que tendrían los candidatos con Israel si fuesen elegidos. Basado en ese criterio, yo no votaría por Hillary y tampoco por Sanders. Me explicaré.
En noviembre de 1999, Hillary Clinton, primera dama de Estados Unidos, visitó los territorios palestinos. La esposa de Arafat, Suha, dio un discurso en árabe, en el cual acusó a Israel de usar gases venenosos contra niños y mujeres palestinas. Hillary escuchó el discurso en traducción simultánea. Terminado el discurso Hillary se acercó a Suha y le dio un beso. Le demoró un día entender lo que había pasado y condenar las palabras de Suha.
Uno de sus principales asesores y confidentes es Sydney Blumenthal, de origen judío pero de sentimientos anti-Israel. Su principal pecado es ser padre de Max Blumenthal, considerado por el Centro Simon Wiesenthal como uno de los diez antisemitas más virulentos del mundo. Max, cuyos artículos eran pasados por su padre Sydney a Hillary, ha escrito libros (Goliat: vida y odio en el gran Israel y La guerra de los 51 días: ruina y resistencia en Gaza), que no tienen nada que envidiar en estilo y tema a Mein Kampf y a Los protocolos de los sabios de Sión.
Hillary y los Blumenthal constituyen un clásico caso de “Dime con quién andas y te diré quién eres”.
Respecto a Sanders, el senador es de origen judío pero no tiene afiliación ni interés por la comunidad judía. En una ocasión pidió que Estados Unidos no enviara armas a Israel. Cuando le preguntaron a quién nombraría secretario de Defensa, mencionó a Jim Zogby como una posibilidad.
Jim Zogby es un árabe norteamericano que considera a la organización terrorista libanesa Hezbolá como “la resistencia armada libanesa”. A los israelíes los ha calificado de “nazis”, y ha dicho que el terror de Hamás es parte de un “ciclo de violencia”. Contribuyó con artículos a la publicación Arab Voice, cuando ese periódico publicaba capítulos de Los protocolos de los sabios de Sión.
*Analista político y escritor israelí