H atikva (“La esperanza”, en hebreo) es un poema escrito en 1878 por Naftali Herz Imber (1856-1909), poeta judío nacido en Zloczow, Galitzia (actualmente Zolochiv, Ucrania), con motivo de la fundación de Petaj Tikva, uno de los primeros asentamientos judíos en la Palestina otomana. Imber lo incluyó en su libro Barkai (“Estrella de la mañana”), publicado en Jerusalén en 1886.
En 1897, durante el Primer Congreso Sionista, se aprobó que Hatikva fuera el himno del sionismo, con música basada en una melodía italiana del siglo XVII llamada “La Mantovana”, usada en la obra Má Vlast (“Mi Patria”) del compositor checo Bedrich Smetana. Esta melodía fue modificada por Samuel Cohen y orquestada por el compositor Paul Ben-Jaim.
El primer verso del poema de Imber dice:
Mientras en el corazón palpite un alma judía
y en dirección al oriente la mirada se encamine a Sión,
nuestra esperanza no se habrá perdido:
la antigua esperanza de retornar al país de nuestros mayores,
a la ciudad donde David moraba.
El poema era originalmente largo y tenía un tono trágico que reflejaba la desesperación causada por las persecuciones. Por ejemplo, el último verso proclamaba:
Escuchad, hermanos míos de los países del exilio,
la voz de uno de nuestros profetas:
que solo con el último judío
terminará nuestra esperanza.
Hatikva fue proclamado Himno Nacional cuando se declaró el Estado de Israel en 1948. Es más breve y tiene un final más optimista:
Mientras en el corazón palpite un alma judía
y en dirección al oriente la mirada se encamine a Sión,
nuestra esperanza no se habrá perdido,
la esperanza de dos mil años
de ser un pueblo libre en nuestra tierra,
la tierra de Sión y Jerusalén.
Con información y fotos de Hatzad Hashení y thetorah.com