Guy Sorman*
Ni un solo Estado árabe apoya a Hamás. De hecho, los Estados árabes están del lado de Israel, esperando exterminar este movimiento terrorista de una vez por todas. Hamás no es un partido político, sino una secta fundamentalista cuya ambición es restablecer el Califato islámico tal y como debió de existir en tiempos del profeta Mahoma. Hamás no representa en ningún caso a los palestinos, ni prevé la creación de una Palestina musulmana. Basta con remitirse a su Carta Fundacional, que está a disposición de todo el mundo. ¿Alguien la ha leído? Esta carta prevé la desaparición de Israel, pero también la eliminación de todos los regímenes clericales o laicos de la region, a la espera de la restauración del Califato.
Como prueba de la alianza de facto entre los Estados árabes e Israel, cabe señalar que ninguno de estos Estados tiene intención de apoyar a Hamás; se limitan a condenar a regañadientes las operaciones militares de Israel en Gaza. Entre estos aliados objetivos de Israel, Egipto ocupa el primer lugar, ya que la apertura de sus fronteras restablecería una situación humanitaria tolerable en Gaza. Pero eso está descartado, porque para los dirigentes egipcios no hay peor enemigo que los Hermanos Musulmanes, de los que Hamás es una de las ramas armadas. Lo mismo ocurre con Arabia y los Emiratos. Está más o menos confirmado que suministran armas y municiones al Ejército israelí. La única modesta expresión de apoyo a Hamás por parte del mundo árabe ha sido la retirada por parte de Bahréin de su embajador en Tel Aviv. Y es cierto que Catar acoge a los dirigentes de Hamás. Si quiere sobrevivir, este minúsculo Estado tiene que desempeñar todos los papeles al mismo tiempo.
Manifestación en Birmingham, Reino Unido, pidiendo un cese al fuego en Gaza
(Foto: article19.org)
Los únicos aliados reales de Hamás no se encuentran en el mundo musulmán, sino en Occidente. Solo los occidentales menos informados o más antisemitas creen que Hamás representa a los palestinos. Lo que motiva a estos occidentales es desconcertante. Tengamos en cuenta la ignorancia; es posible que algunas personas en Europa crean sinceramente que Hamás es un partido palestino, por falta de información o por estupidez. Otra razón que podría motivar a los occidentales que apoyan a Hamás es el antisemitismo latente que antaño formaba parte de la doctrina cristiana. Pero este antisemitismo ya no es lo que era gracias al giro que han dado la Iglesia católica y los protestantes, que se han retractado. Aunque el antisemitismo ya no es cristiano, sigue siendo la ideología de la izquierda; una escoria del marxismo para quienes los palestinos serían los nuevos proletarios de un imaginario tercer mundo frente a los israelíes, supuestos títeres del capitalismo estadounidense.
Por ello, el mundo árabe-musulmán espera con cautela a que Israel complete la eliminación de Hamás. Por supuesto, nada es menos seguro, ya que los combatientes islamistas se mezclan con la población civil y la utilizan como escudos humanos. Si esta guerra está durando más de lo que nadie había previsto se debe a la estrategia de Hamás, pero también a las posiciones occidentales. Aquí en casa, lejos de los combates y del complicado Oriente Próximo, pedimos un alto el fuego que los países árabes no exigen. Esto satisface nuestra buena conciencia y el antisemitismo latente o la imbecilidad ideológica de algunos. Doble imbecilidad, ya que los occidentales que apoyan a Hamás parecen ignorar que sus actos terroristas no tienen otro objetivo que impedir cualquier negociación entre Israel y los árabes.
Solo los occidentales menos informados o más antisemitas creen que Hamás representa a los palestinos. Es posible que algunas personas en Europa crean sinceramente que Hamás es un partido palestino, por falta de información o por estupidez
Si repasamos la historia del terrorismo perpetrado por Hamás, conviene recordar que solo se intensifica en el momento en que nos acercamos a un acuerdo que pudiera conducir a Oriente Próximo hacia la paz. Fue el 7 de octubre, en vísperas del reconocimiento diplomático de Israel por parte de Arabia Saudí, cuando Hamás cometió los actos de barbarie que todos conocemos. Hamás no solo no representa a los palestinos, sino que actúa de tal manera que los palestinos nunca se ven representados. ¡Pobres palestinos! Abandonados desde 1947 por todos los Estados árabes que rechazaron la división de Palestina en dos Estados votada por la ONU. Pobres palestinos, que solo han estado representados por terroristas como Yaser Arafat, por los dirigentes corruptos que hoy gobiernan Cisjordania, o por fanáticos para los que la paz es algo aborrecible. De modo que los occidentales que apoyan a Hamás no hacen más que retrasar cualquier esperanza de coexistencia entre dos pueblos en un mismo territorio.
Por supuesto, no es concebible que Occidente pueda nombrar representantes palestinos legítimos en lugar de Hamás en Gaza o de la OLP en Cisjordania. Queda una alternativa: confiar a Arabia Saudí y a los Emiratos Árabes un protectorado sobre Cisjordania y Gaza, con la responsabilidad de restaurar las instituciones civiles y una economía que no dependa de las subvenciones de la UE y de Naciones Unidas. Esta propuesta, que circula en Estados Unidos, es la única realista. Da por sentado que los idiotas de Occidente se informarán y dejarán de confundir a Hamás con el proletariado o a Hamás con Palestina. Los idiotas también tendrían que enterrar su antisemitismo en su subconsciente. Eso es pedirles mucho, pero este conflicto nunca se resolverá solo con la razón.
Si esta guerra está durando más de lo que nadie había previsto se debe a la estrategia de Hamás, pero también a las posiciones occidentales. Aquí en casa, lejos de los combates y del complicado Oriente Próximo, pedimos un alto el fuego que los países árabes no exigen
Es concebible que nunca se resuelva en absoluto, y que la guerra siga siendo la forma normal de cohabitación para judíos y musulmanes en la región. Tampoco podemos pasar por alto el hecho de que estamos en Tierra Santa; sigue habiendo una fuerte minoría, tanto en el bando musulmán como en el judío, comprometida con lo que consideran una cruzada o una venganza contra las cruzadas. Dios, o el recuerdo de Dios, persigue a Israel y a Palestina. Y el Diablo aún más.
Me viene a la memoria una cita que podría ser el lema de Hamás y de los idiotas que lo apoyan. No la tomo prestada de la Biblia sino del Fausto de Goethe. Mefisto declara: “Yo soy el espíritu que siempre niega. Y con razón, pues todo cuanto existe merece perecer; por lo que sería mejor que nada hubiese”.
No podemos sino dar la razón a Mefisto, si él pudiese librarnos de los idiotas de Occidente, tan indignos de existir.
*Periodista, economista, filósofo y autor francés
Fuente: ABC / Revista de Prensa (almendrón.com).
Versión NMI.