U n portavoz del grupo terrorista islámico Hamás, Hussam Badran, dijo que el ataque en Tel Aviv fue solamente la primera “sorpresa” que le espera a Israel durante la festividad musulmana de Ramadán. Elogió a los autores del ataque, y dijo que el hecho de que pudieron realizarlo en el corazón de Israel, junto al Ministerio de Defensa y el complejo de la Kiriá, demuestra “el fracaso de Israel en quebrar el espíritu de la resistencia y enterrar la intifada”.
La noche del 8 de junio, dos palestinos se sentaron en el restaurante “Brenner”, ubicado en el complejo comercial de Sarona, en el centro de Tel Aviv; repentinamente se levantaron y comenzaron a disparar a sangre fría a los demás comensales, asesinando a cuatro personas e hiriendo a otras 17.
Uno de los terroristas fue herido por un guardia de seguridad, fue detenido y recibe atención médica en el Hospital Ichilov, el mismo donde son atendidos los israelíes heridos; el otro terrorista fue apresado por un policía.
Desde el primer momento, el grupo terrorista Hamás y al-Fatah, organización del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, felicitaron la acción, aunque sin atribuirse su autoría. Al igual que en ocasiones similares, en varias ciudades palestinas, incluyendo las administradas por la AP, muchos vecinos repartieron caramelos, lanzaron fuegos artificiales y dispararon al aire en señal de celebración.
La policía publicó los nombres de las cuatro personas asesinadas en el ataque:
Los dos terroristas son primos, y están domiciliados en la localidad de Yata, cerca de Hebrón, en Judea (sur de Cisjordania). Al parecer lograron entrar en territorio israelí por boquetes en la cerca de seguridad en la zona de Tarkumiya-Meitar. Las autoridades han dispuesto reparar estas brechas en los próximos días, y se han desplegado fuerzas militares adicionales hasta que se complete el trabajo.
Este atentado es el más mortífero en Israel desde noviembre de 2014, cuando el ataque a una sinagoga de Jerusalén causó cinco muertos. Según autoridades de seguridad, los terroristas tenían tiempo planeándolo y contaron con algún apoyo dentro de Israel.
El primer ministro, Benjamín Netanyahu, declaró: “Este ha sido un evento difícil, un asesinato a sangre fría perpetrado por terroristas criminales. Estamos en medio de un período complejo. Vamos a actuar con decisión y de manera inteligente”.
Entre las medidas anunciadas se incluye la cancelación de los permisos que se habían emitido a 83.000 palestinos de Cisjordania para visitar Israel durante la festividad islámica del Ramadán. La organización de derechos humanos israelí Gisha criticó esta decisión, a la que calificó como un “castigo colectivo” que no tiene justificaciones de seguridad.
Varios gobiernos han condenado el ataque, así como el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, quien además reprochó los festejos palestinos y la propaganda de incitación al odio.
Con información de Aurora, The Times of Israel, Reuters y Gabriel Ben Tasgal.