Kóraj era un tzádik, millonario, sabio y excelente orador que logró hacerse de seguidores importantes, dirigentes comunitarios. En su intento de golpe de Estado político y religioso presenta argumentos verdaderos y válidos contra el liderazgo de Moshé y Aharón. Moshé como líder sin igual se postra sobre sí mismo en señal de autoanulación. Rabenu Bejaye (1340) dice que se postraron para demostrar y despertar una eliminación completa de cualquier apego emocional a la situación, expresando que ante todo está el bien del pueblo y la comunidad. Moshé sabía que la única forma en la que podía solucionar esta situación, especialmente cuando lo estaban atacando, era si se desapegaba de todo lo que estaba sucediendo. Porque cuando una persona se postra en el suelo y cubre los ojos y la boca, acepta que nada de lo que suceda será bueno o malo para él y Moshé, en su humildad característica, siempre se anulaba ante las necesidades del pueblo.
La acción física de Moshé de arrojarse al suelo provocó el despertar de una conciencia espiritual. Moshé debía estar en una posición en la que no le importara si seguía siendo el líder, si Kóraj se convertía en el líder o incluso si, en su nivel más extremo, los israelitas lo mataban en ese mismo instante. La única forma en la que él podía mantener una conexión con Hashem era si en ese momento estaba totalmente desapegado a lo que iba a ocurrir después, sin cálculos personales.
No solo estaba desapegado, sino que también entendió que ni siquiera sabía cuál era el siguiente paso que debía darse. No era suficiente decir: “Estoy desapegado de lo que va a suceder”. Moshé no permitió que su ego, su mente, le dijera cuál iba a ser el siguiente paso; decidió que Hashem hiciera lo mejor.
Este es un nivel de conciencia importante que a la mayoría de nosotros nos será difícil alcanzar. Y así nos explica el Rey David en Tehilim 55; 23: “Pon tu carga sobre el Eterno y Él te sustentará, nunca permitirá que resbale el tzádik”. Cada uno de nosotros en momentos de apuros debe manifestar: “Estoy desapegado de esta situación, quiero que la Luz de Hashem entre, ilumine y me muestre la solución”. Primero debemos estar desprendidos de la situación por completo, sin que el ego se involucre en lo absoluto. Y segundo, debemos decir que no sabemos qué es lo correcto que debería suceder. Todos los pensamientos, deseos y emociones de Moshé se eliminaron completamente de esta situación. Tenía los ojos y la boca cerrados, lo que significa que no tenía deseo de decir nada, ni sabía qué. Se alejó por completo de la situación y quería sólo lo que Hashem quisiera.
Lección para cualquier líder comunitario de nuestros tiempos, que lamentablemente van y corren al sentido contrario: influencias, planes, estrategias, etc. que en la mayoría de los casos no tienen base en la Torá, ya sea por ignorancia o presión social, sino que están sustentadas en enseñanzas foráneas. Nuestros líderes deben apegarse a la Torá y anularse ante la Halajá y de verdad esa luz que no está llegando terminará deslumbrándonos para bien de la comunidad, Am Israel y el mundo entero. Nosotros somos los llamados a ser luz del mundo y no los reflectores del mundo gentil.
Baruj hashem leolam amen ve amen!