Tanto Jerusalén como Washington advirtieron a Rusia el 23 de septiembre contra su intención declarada de proporcionar al ejército sirio misiles avanzados tierra-aire dentro de dos semanas, diciendo que la medida desestabilizaría aún más la región y aumentaría las ya elevadas tensiones.
El gabinete de seguridad de Israel se reunió el martes para discutir los últimos acontecimientos que involucran las relaciones con Rusia, tras el derribo de un avión ruso de reconocimiento por fuego antiaéreo sirio la semana pasada durante un ataque aéreo israelí. El Ilyushin Il-20 fue destruido por los sistemas antimisiles sirios en respuesta a un ataque aéreo israelí, causando la muerte a sus 15 tripulantes.
El presidente ruso, Vladimir Putin, informó al primer ministro Benjamín Netanyahu la decisión de proporcionar a Siria el sistema S-300 en una llamada telefónica el domingo. En respuesta, según una declaración de la oficina de Netanyahu, «el primer ministro señaló que proporcionar sistemas avanzados de armas a actores irresponsables aumentará los peligros en la región”, y que Israel continuará defendiéndose y protegiendo sus intereses.
Por su parte, el asesor de Seguridad Nacional de EEUU, John Bolton, indicó que la decisión de Rusia es un «grave error» que causaría una «escalada significativa» de tensiones. Instó a Moscú a reconsiderar.
El canal 10 de la televisión israelí citó a un alto funcionario estadounidense, quien señaló que el sistema podría poner en peligro a los aviones norteamericanos que operan contra el Estado Islámico en Siria. «Instalar más sistemas antiaéreos en Siria no resolverá el lanzamiento indiscriminado de misiles del ejército sirio, y no mitigará el peligro para los aviones que vuelan en el área», dijo el funcionario no identificado.
El analista israelí Ehud Yaari comentó: «Esto es absurdo. Los sirios derriban un avión ruso, y obtienen como premio un sistema avanzado de armas».
Una delegación de Israel, encabezada por el jefe de la Fuerza Aérea, Amikam Norkin, había volado a Moscú la semana pasada para entregar un informe detallado sobre el incidente, explicando que se les había dado una advertencia previa considerable —12 minutos— e información precisa sobre el objetivo, que sus aviones no se “ocultaron” detrás del avión ruso (como afirman los sirios), y que de hecho ya habían abandonado el área antes de que los sirios dispararan «indiscriminadamente» un misil S-200 que destruyó la aeronave rusa.
Pero en su conversación con Netanyahu, Putin dijo que no está de acuerdo con la versión israelí. «La información proporcionada por el ejército israelí contradice las conclusiones del Ministerio de Defensa ruso», señaló el Kremlin, y agregó: «Rusia considera que las acciones de la fuerza aérea israelí fueron la razón principal de la tragedia», según el comunicado.
En contraste, durante la semana anterior el presidente ruso había absuelto a Israel y culpado del derribo del avión a una «cadena de trágicas circunstancias accidentales».
El ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigu, informó además que Rusia planea interferir los radares de los aviones militares que operen desde las costas del Mediterráneo, medida que complicaría los esfuerzos de Israel para evitar que Irán profundice su presencia militar en Siria y para frustrar la trasferencia de armas a Hezbolá.
Moscú ya había anunciado a principios de este año que estaba considerando revertir su vieja política contra el suministro del sistema S-300 al régimen de Bashar al-Assad, tras un bombardeo contra objetivos sirios por parte de Estados Unidos, el Reino Unido y Francia, en respuesta a un ataque con armas químicas contra civiles por parte de Assad.
A pesar de esta crisis, el ejército israelí asegura que continuará operando contra Irán y Hezbolá en Siria, y que espera continuar sus esfuerzos de coordinación con Rusia.