Bill Ford, presidente ejecutivo de la Ford Motor Company y bisnieto del fundador de la famosa compañía estadounidense, Henry Ford, estuvo recientemente en Tel Aviv para asistir a la Conferencia sobre Trasporte Inteligente EcoMotion, e inaugurar un centro de investigación de su empresa en Israel.
“Todo está sucediendo”, dijo Ford, de 62 años. “Cada parte de nuestro negocio está cambiando. No hay una sola parte de la industria que sea reconocible o que vaya a ser reconocible en el futuro, en comparación con el pasado». Esta conmoción está siendo impulsada por la inteligencia artificial, la impresión 3D y las tecnologías de conducción autónomas, explicó. “Está cambiando la naturaleza de lo que pensamos acerca de la movilidad y el trasporte».
En 2017, la firma había adquirido la startup israelí SAIPS AC Ltd., desarrolladora de algoritmos de visión artificial y aprendizaje automático, en una incursión en el campo de vehículos autónomos. La apertura de su centro de investigación en Israel se produce inmediatamente después de la del laboratorio de innovación de Renault y Nissan. Israel, que tradicionalmente no ha tenido una industria automotriz, se ha convertido en un inesperado líder en tecnologías que están destinadas a trasformar los vehículos tal como los conocemos, con gigantes tecnológicos como Google e Intel, y compañías como Honda, General Motors, BMW y Volkswagen, explorando e invirtiendo en tecnología israelí en este campo.
Ford, quien visitaba Israel por primera vez, dijo que el ecosistema y la energía que vio son «fantásticos», señalando particularmente el enfoque igualitario que tienen los israelíes. «La falta de jerarquía aquí me encanta», dijo a un entrevistador durante la conferencia. “Creo que genera innovación. Las empresas europeas y americanas, que tienden a ser más jerárquicas, sofocan sin saberlo la innovación; el hecho de que Israel carezca de jerarquías lo convierte en un gran lugar para comenzar, y que se escuche la voz de cada quien desde el principio del proceso».
El bisabuelo de Ford, Henry, desarrolló y fabricó en 1908 el primer automóvil asequible para los estadounidenses de clase media, trasformándolo de un aparato costoso a una forma práctica de moverse. “Mi bisabuelo fue un ‘disruptor original’, que habría reconocido que el mundo de hoy está cambiando dramáticamente», dijo Bill Ford, quien comenzó su carrera trabajando en una línea de ensamblaje de la compañía con un nombre falso para no recibir trato preferencial, y se abrió camino a través de los diversos canales hasta la cima.
Lo que está sucediendo hoy en la industria, dijo, “es fascinante; creo que es el momento más emocionante de mi carrera. Ojalá tuviera 20 años de nuevo». Durante sus primeros 100 años la industria automotriz no cambió mucho, experimentando “muchas evoluciones, pero no muchas revoluciones», señala. Pero ahora, las nuevas empresas que sean capaces de integrar «todas estas tecnologías de una manera que mejore la vida de las personas, serán las compañías que ganen».
Ford agregó que el sistema de conducción autónoma Argo de su empresa está a la par de sus competidores respecto al tiempo de desarrollo, y lleva a cabo planes piloto en varias ciudades del mundo. Pero enfatizó que la compañía quiere estar completamente segura de que los vehículos «estén listos para el horario estelar», porque los errores pueden costar vidas.