Tuve la fortuna y la salud de haber podido participar en siete Macabiadas Panamericanas y diez Macabiadas Mundiales, desde el año 1981 hasta 2017 en forma ininterrumpida
Miguel Truzman Tamsot
Hoy voy a cambiar 180 grados del tema a abordar en mis artículos semanales, para relatar algo de mi historia deportiva.
La verdad pensé que la pandemia y sus derivados podrían cambiar a la humanidad, tornándola más solidaria, más fraterna, pero la realidad nos ha demostrado que lamentablemente entramos en una espiral de violencia irracional en diferentes partes del mundo, pero esto lo trataré en las próximas semanas.
Lo que sí ha cambiado para bien en la última década es la cantidad de personas que han mejorado radicalmente su estilo de vida, dedicando valioso tiempo para realizar alguna actividad deportiva, cuidando su alimentación y tratando de dormir las siete a ocho horas necesarias según los estudios y especialistas.
El promedio de vida del ser humano ha venido escalando hasta llegan cerca de los 80 años, derivado de los avances médicos, el bienestar general y lo que hablamos antes del cambio de paradigmas en cuanto al deporte, alimentación y descanso.
Siempre me llama la atención cuando una persona de 73 años, por ejemplo, fallece y el comentario es “caramba, era una persona joven”. Yo comencé a practicar deporte a los 10 años, cuando vivía en El Marqués justo frente a un terreno de béisbol de aquella época, donde desde hace décadas funciona el Centro Comercial El Marqués. Empecé como batboy de uno de los equipos que jugaban en la liga que organizaba los torneos en aquel inmenso campo, donde en mis ratos de ocio cazaba lagartijas y demás.
Todavía recuerdo mis primeros spikes (zapatos de béisbol), la sensación al pisar el terreno era maravillosa y de eso hace 53 años.
De allí pase a jugar en el Equipo Tamanaco Pre-Infantil, Infantil y Junior en la liga Los Criollitos de Venezuela en el Parque Miranda, que todavía está allí funcionando a cabalidad, por donde paso todos los días y me da gran emoción verlo.
Ya con el Equipo de Hebraica jugué juvenil, en los campos del 23 de Enero, en Sierra Maestra; tuve la fortuna de ser escogido como refuerzo de uno de los equipos clasificados, ya en clase “A” y “Ascenso” Hebraica era de los machos, siempre estábamos en la pelea.
Para el año 1981 nos cambiamos a la disciplina del softbol porque era considerado deporte olímpico antes que el béisbol, y nos embarcamos en una aventura maravillosa representando a la comunidad judía en los terrenos locales, como el clase “A” de La Guairita, el que organizábamos en el club que era de gran nivel, un campo hermoso donde todos los equipos de la capital querían inscribirse.
Por supuesto la joya de la corona, las Macabiadas, que son los juegos de las comunidades judías del mundo hermanadas a través del deporte, se dividen en Panamericanas y Mundiales. En las Panamericanas los países de la región iban tomando la sede de este importante evento cada cuatro años, que es el ciclo olímpico, en Venezuela se realizaron en 1987.
Las Macabiadas Mundiales siempre son en Israel cada cuatro años, allí compitieron medallistas olímpicos y campeones mundiales de la talla de Mark Spitz, entre otros. Tuve la fortuna y salud de haber podido participar en siete Macabiadas Panamericanas y diez Macabiadas Mundiales, es decir desde el año 1981 hasta 2017 en forma ininterrumpida.
En este evento de talla mundial, por Venezuela hemos sido exaltados al salón de la fama mi gran amigo y compañero de toda la vida en estas lides, Ricardo Landau, y mi persona.
Con el equipo de Abogados de Distrito y Miranda, participé en 25 juegos nacionales, conociendo prácticamente todos los estadios de softbol de Venezuela. También me involucré en el tenis, participando en infinidad de torneos estadales e interclubes, en los que representé a Hebraica con muy buenos resultados, destacando los subcampeonatos en individual y doble del Estado Miranda, en sexta categoría. Les confieso que mi ídolo en este deporte es la maravilla de Roger Federer.
Los últimos 15 años he alternado las actividades arriba citadas con el running, mi pasión contemporánea. El running me ha mantenido enfocado, en buena forma y con objetivos a completar que son básicamente las carreras, que pueden ser de 10K, 21K y por supuesto los maratones y ultra-maratones.
Mi compañera de aventuras es mi esposa Chera Behar, quien es una corredora nata, dura y resistente. También compartimos esta pasión con mi grupo del Parque del Este a las órdenes de mis coachs Alfredo Bolívar y Mihail Rodríguez, así como con los compañeros de Hebraica que son unos duros.
Enfóquense en lo que más les gusta, sean su mejor versión día a día.