Su nombre es poco conocido, pero con su trabajo ayudó a crear nuestro mundo informático
Danny Cohen puede no resultar un nombre familiar para el público, pero todos alrededor del mundo hemos sido beneficiados por su investigación pionera en computación. Gracias a él podemos hacer llamadas de voz y video en plataformas como Skype, ver videos en YouTube o almacenar datos en la nube. Cohen falleció en agosto pasado a los 81 años en Palo Alto, California, donde desarrolló la mayor parte de su carrera. Su obituario en The New York Times afirmó que Cohen “ayudó a crear el escenario para la era digital”.
Danny Cohen nació en Haifa en 1937; sus padres habían inmigrado a la Palestina del Mandato Británico desde Rusia y Hungría. Durante su juventud fue miembro del movimiento Hashomer Hatzaír, y estudió en la escuela Hugim de su ciudad natal. Su interés en las computadoras nació de un artículo que leyó en la prensa sobre los “cerebros electrónicos” que comenzaban a construirse en aquella época. “La idea de una máquina que actuara como un cerebro era fascinante y me interesó”, dijo durante una entrevista en 2011 en el Museo de Historia de la Computación de Mountain View, California.
Cohen sirvió en la Brigada Nahal como paracaidista, y participó en combate en la Campaña del Sinaí de 1956. También fue uno de los fundadores del kibutz Horshim, en la región de Sharón. Posteriormente cursó estudios de Matemática Aplicada en el Tejnión, e hizo posgrados en el Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT) y Harvard, donde realizó su trabajo doctoral bajo la guía de Ivan Sutherland, considerado el padre de las gráficas de computadoras; juntos desarrollaron un algoritmo de que lleva sus nombres.
Durante la década de 1960, en la Universidad del Sur de California, trabajó en varios proyectos de comunicación entre computadoras que abrieron el camino a internet; su principal innovación fue un simulador de vuelo, y poco después se hizo piloto.
Cohen fue en buena medida responsable del desarrollo de la tecnología del streaming, que permite recibir un flujo constante de datos como en las actuales trasmisiones en vivo y películas por la red. También estuvo relacionado con el desarrollo de la computación en la nube, que permite a numerosas máquinas estar vinculadas para procesar datos. Durante una entrevista para la revista Wired, comentó que ni él ni sus colegas de la universidad patentaron nada. “Considerando Skype y todo lo demás, supongo que ese fue un error de 10 mil millones de dólares, pero esa era la forma en que yo pensaba. Éramos académicos”.
Fue miembro de la Academia Nacional de Ingeniería de Estados Unidos, y del Hall de la Fama de Internet con base en el estado de Virginia. “Recuerden siempre que no saber cómo se hace algo no es razón para que no lo hagamos”, resumió su filosofía durante la citada entrevista en Wired.
Cohen conoció a su segunda esposa, Delia Heilig, en lo que se considera la primera cita informática. En 1973 ambos trabajaban en la red Arpanet, que vinculaba computadoras de varias universidades y que luego se convertiría en internet. Delia cubría el turno de noche como operadora, y logró resolver un problema matemático que Cohen había colocado en esa red; impresionado, trató de localizarla y pronto la halló en el mismo edificio en el que él trabajaba. “Me encontró en la sala de computadoras, y me preguntó si quería ir a volar con él”, contó ella.
Fuente y foto: Haaretz. Traducción y versión NMI.