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Editorial de The Wall Street Journal
L a administración Trump no se caracteriza por su conocimiento de las relaciones públicas, y la sorpresa anunciada la semana pasada de que Estados Unidos se está retirando de la principal agencia cultural de las Naciones Unidas es un ejemplo. Aun así, la decisión fue la correcta.
La portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, dijo que Estados Unidos abandonará la organización educativa, científica y cultural de la ONU, con sede en París, el 31 de diciembre, y se volverá un “Estado observador no miembro”. Nauert citó “preocupaciones con atrasos crecientes”, “la necesidad de una reforma fundamental” y el “continuo sesgo antiisraelí” de la organización. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, calificó la decisión en Twitter como “valiente y ética”, y afirmó que su país también se retirará.
Durante décadas, la Unesco ha sido una agencia política disfrazada de institución cultural. Los soviéticos manejaban sus programas educativos, y actualmente continúa su inclinación anti-estadounidense. La actual directora de la agencia, Irina Bokova, es una búlgara con pasado comunista que se postuló para secretaria general de la ONU con el respaldo de Vladimir Putin.
En 2011, Bokova permitió a la Autoridad Palestina unirse a la Unesco, provocando la promulgación de una ley estadounidense que impide el financiamiento de cualquier organismo de la ONU que acepte la incorporación de un Estado palestino. La Unesco afirma que Estados Unidos ahora debe 550 millones de dólares en pagos atrasados.
En julio, la Unesco declaró la Tumba de los Patriarcas y otras áreas de Israel como sitios del “patrimonio palestino”, un acto de incitación política. Como explicó el jueves pasado la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, ese organismo se ha involucrado “en una larga línea de acciones absurdas, como mantener al dictador sirio Bashar al-Assad en la Comisión de Derechos Humanos incluso después de su represión asesina contra manifestantes pacíficos”.
Haley también quiere modificar las normas de operación de las fuerzas de mantenimiento de paz de la ONU, y ha advertido que Estados Unidos puede retirarse del Consejo de Derechos Humanos ante la ausencia de una reforma. La retirada de la Unesco es un buen primer paso.
Traducción NMI.