El pasado 5 de septiembre, en los espacios de la librería El Buscón, la organización Espacio Anna Frank presentó la obra Mucho más que un número, obra testimonial de Hedy Katz.
Esta sobreviviente del Holocausto, integrante de nuestra comunidad, narra —en la pluma de Gabriela Kizer— sus experiencias durante la Shoá, y el duro proceso de reconstrucción de su vida tras perder a su familia en el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau.
La obra pertenece al catálogo de Editorial Libros del Fuego. Actualmente está siendo traducida al inglés
El acto fue presentado por Ilana Beker, vicepresidenta de Espacio Anna Frank, quien recordó que esa ONG se dedica a luchar contra la discriminación y la indiferencia por medio de actividades educativas, publicaciones y exposiciones. Señaló que la familia Katz donará los ingresos generados por el libro para becar a la actual cohorte de “embajadores de la coexistencia” que se están formando en EAF. Beker agregó: “Con su experiencia de vida y resiliencia, Hedy Katz da sentido a nuestras propias vidas”.
La escritora Gabriela Kizer, quien tuvo a su cargo trasladar al texto las memorias de Hedy Katz, expresó que esta obra es una de las grandes alegrías de su vida. Comentó que el título surgió de un comentario de Sandra, hija de Hedy, quien en una de sus reuniones le dijo: “Hedy Katz es más que un número”, en referencia a la cifra que lleva tatuada en un brazo desde que los nazis trataron de arrebatarle su identidad al llegar a Auschwitz.
Narró que el 9 de mayo de 1945, día en que se supo que Alemania se había rendido ante los aliados, todos alrededor de Hedy celebraban alborozados el final de la guerra. Pero ella, a la sazón de 18 años y a pocos meses de haber sido liberada, se preguntó qué festejaban. “Se ganó la guerra, pero yo fui la gran perdedora junto con otros millones de sobrevivientes”, se decía. En el último año del conflicto Hedy perdió a toda su familia, 64 personas en total, incluyendo a sus padres.
Kizer añadió, citando a Elie Wiesel: “Los testigos deben dar testimonio, y el que escucha a un testigo se convierte inevitablemente también en testigo. Pero a veces nos adormecemos. (…) Un estúpido sargento de las SS con una ametralladora tuvo más poder que mil poetas, filósofos, cronistas y artistas juntos”.
Describió lo difícil que le resultaba a la señora Katz el proceso de dar rienda suelta a sus recuerdos, que durante muchos años mantuvo para sí: “contar la historia consume todas sus fuerzas”.
Sami Rozenbaum
Fotos: Espacio Anna Frank
“Jamás borraré ese número”
Hedy Katz habla con la sencillez y naturalidad de una bisabuela que lo ha visto todo. Nacida en Sighet, Rumania, en diciembre de 1926, siente la satisfacción de que con su propia vida ha triunfado ante el nazismo. Estas son algunas de sus reflexiones durante la presentación de la obra:
“Durante los largos inviernos de mi infancia, cuando no había radio, ni televisión ni teléfono, mis abuelos contaban historias. Yo las absorbí como una esponja y tengo muy buena memoria, por lo que las recuerdo bien. Mi famila era gente buena, sencilla, trabajadora, que no hizo daño a nadie. Me dieron mucho cariño y mucho amor”.
“Cada noche, quiéralo o no, recuerdo algún detalle. Cualquier cosa me trae recuerdos, no lo puedo evitar. Mi esposo, que en paz descanse, también pasó por el Holocausto y nunca lo pudo superar”.
“Tengo cinco nietos, y diez bisnietos contando el que viene en camino. Ellos son la coronación de mi vida. Este libro es para que ellos sepan de dónde vienen. La familia es lo más importante en la vida, y la educación merece todos los sacrificios”.
“No hay que perder la fe, aunque la vida tiene muchos altibajos. Soy una optimista innata, y creo que eso me ayudó a sobrevivir al campo de concentración, a enderezar mi vida”.
“Los muertos nunca envejecen. Tengo delante de mí a mi mamá de 36 años, bellísima, y a mi papá; toda la vida me acompañan”.
“¿Qué le cuesta a uno ser agradable? Sonreír es un pasaporte a la vida. Hay que ser amable y compartir con la gente”.
“Varias veces me han sugerido que borre el número de mi brazo, pero jamás lo voy a borrar, porque cuando no estoy conforme con las cosas que pasan en la vida, miro ese número y entonces estoy conforme con todo”.
“Al menos yo cumplí mi misión. Creé una familia, tuve descendientes y vencí a Hitler”.