Es para todos, o casi todos, una percepción real que la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos ha sido positiva para Israel en la difícil situación que vive. Incluso desde antes de su toma de posesión, las cosas en el Medio Oriente tomaron más velocidad. La administración Biden había optado por presionar a Israel para lograr la pacificación de la zona, para poder negociar la liberación de rehenes. Sería ingrato no reconocer la ayuda de EEUU para con su aliado, cuando por ejemplo ayudó a enfrentar el aluvión de cohetes y drones desde Irán en dos ocasiones. Pero el don’t de Joe Biden no logró sus objetivos y, al final, la mayor presión se ejerció sobre un Israel agobiado.
La entrada en escena de Donald Trump ha sido decisiva. Su amenaza de un “infierno” en caso de no llegarse a liberar a los rehenes surtió un efecto catalizador. Es cierto que no se han liberado todos los rehenes, tan solo una docena de ellos al momento de escribir esta nota, mientras el primer ministro de Israel llega a Washington como el primer invitado del extranjero de nuevo inquilino de la Casa Blanca. Contentos todos en Israel por los liberados, angustiados todos también por el destino de los aún secuestrados, los vivos y los muertos. Israel, con Biden o con Trump, ha tenido que negociar con los perpetradores de un crimen como el secuestro, y con los perpetradores del kinocidio (1) del 7 de octubre de 2023. Este último término ha de ser objeto de estudio en los próximos días. La sola negociación directa o indirecta con secuestradores constituye un reconocimiento de esta práctica criminal como instrumento de lucha y negociación. Con todo, la presencia y acción de Donald Trump genera optimismo y confianza en un amplio sector de Israel, y no es para menos.
(Foto: AP)
Yosef Trumpeldor es una figura casi mítica de la historia de Israel. Un judío ruso discriminado por ser judío, que luchó en el ejército de su país y fue condecorado y admirado por su valentía y heroísmo, manco de una mano y sionista ferviente, convencido de la idea de regresar a la tierra de Israel, poblarla y trabajar la tierra. Todo ello con la capacidad defensiva necesaria que asegurar su bienestar y supervivencia. Trumpeldor fue un visionario y activista que movió masas de jóvenes, se reunió con la dirigencia del momento en un intento de unificar esfuerzos para lograr la meta de llevar y establecer judíos en el Yishuv, y logró sentar las bases de una defensa militar judía que pudiera cristalizar el sueño de un Estado. Su defensa de Tel Hai en 1920, su muerte legendaria en batalla y sus últimas palabras “Es bueno morir por nuestra tierra patria”, han sido un símbolo inspirador del espíritu sionista realizador. Trabajo de la tierra, unión de los trabajadores, suma de esfuerzos de todos, defensa del territorio. Un legado que perdura hasta nuestros días. Ese fue Trumpeldor.
Benjamín Netanyahu va al encuentro de Donald Trump, en calidad de aliado agradecido y con el objetivo de explicarle lo más claramente posible las preocupaciones de su país. Israel teme muchas cosas, y las situaciones son complejas. En demasiadas oportunidades se ha exigido de Israel practicar acciones de sentido común que no son correspondidas. Israel teme que las negociaciones para liberar rehenes se tranquen, y con ello su liberación. Israel teme que Hamás siga en control de Gaza al liberar a los rehenes, o también en caso de que no sean liberados. Israel teme a Irán y el rol protagónico que juega en el Medio Oriente. Israel y los israelíes entienden que la situación humanitaria de Gaza debe atenderse, pero también que si la ayuda humanitaria es administrada por Hamás, el conflicto perdurará, y un escenario como el 7 de octubre de 2023 podría repetirse. Israel teme un ataque de Irán, e Israel teme a un Irán con capacidad nuclear. Israel teme desalojar el sur del Líbano dentro de unos días, y que las huestes de Hezbolá vuelvan a tomar posiciones y amedrentar al norte del país y mucho más allá.
Al tomar posesión, el presidente estadounidense señaló que haría un gobierno de “sentido común”, algo ciertamente escaso en nuestro convulsionado planeta. Esto es lo que se quiere creer, para avanzar en una región pacificada, con Israel seguro y tranquilo. Otros se preguntan, con una duda razonable, cuál será el precio que aún deba pagar Israel
Con respecto a lo anteriormente señalado y también más, otros tantos en Israel confían en Donald Trump, en su alianza y amistad con Israel, en su reconocimiento de la causa justa por encima de las injustas. En su sentido común. No en balde, al tomar posesión el 20 de enero de 2025, el presidente estadounidense señaló que haría un gobierno de “sentido común”, algo ciertamente escaso en nuestro convulsionado planeta. Esto es lo que se quiere creer, para avanzar en una región pacificada, con Israel seguro y tranquilo. Otros se preguntan, con una duda razonable, cuál será el precio que aún deba pagar Israel.
Hasta el momento, Hamás sigue en control de Gaza, la ayuda humanitaria fluye allí, los rehenes vivos y muertos tienen un pronóstico reservado, Arabia Saudita no ha dado señales ciertas de normalizar relaciones con Israel, la coalición de gobierno de Israel se tambalea al son de lo que pueda ocurrir con los rehenes, e Israel pone sus esperanzas en Trump, la presión que pueda ejercer, su solidaridad con Israel, su espíritu de sentido común y tantas otras necesarias virtudes.
Así es. Solo que es Trump…no Trumpeldor.