Entrevista a Isaac Querub, presidente de la Federación de Comunidades Judías de España
Especial para Nuevo Mundo Israelita por Milos Alcalay, ex embajador de Venezuela en Israel
Gracias a los vínculos de mi primo Miguel Pinkas con Isaac Querub Caro –ambos miembros de la Junta de Gobernadores de la Universidad de Tel Aviv–, tuvimos la oportunidad de visitar a Querub, presidente de la Federación de Comunidades Judías de España (FCJE), en su residencia de Madrid.
Querub, reconocido en el mundo judío por su gran aporte al promover, junto a otras destacadas personalidades, la ley que permite que las personas de origen judeoespañol obtengan la nacionalidad hispana, impresiona por su compromiso y solidaridad. Con esa ley se obtuvo el reconocimiento al derecho de la nacionalidad española a todos aquellos descendientes de judíos expulsados de la Península Ibérica hace 500 años, que mantuvieron en la diáspora el idioma de aquel entonces, los rezos, los cantos, los refranes, las costumbres y la gastronomía originaria, y que hoy regresan a España con pleno reconocimiento de su identidad de origen.
La forma afable, amistosa y espontánea con la que Isaac Querub nos recibió, me impulsó a proponerle una entrevista para Nuevo Mundo Israelita con el fin de que los miembros de la comunidad sefardí de Venezuela, muchos de ellos ya portadores del pasaporte español, pudieran conocer más a fondo a uno de los protagonistas clave del nuevo ámbito jurídico que abrió las puertas de España a los descendientes de los judíos expulsados en 1492.
M.A. Hace más de 500 años los judíos fueron expulsados de España por el Decreto de Granada, firmado por los Reyes Católicos. Hoy, los dirigentes de la comunidad judía española, gracias a su aporte y a otros defensores de la herencia sefardí, han logrado lo que nunca hubiéramos podido imaginar: que se promulgara una ley reconociendo la nacionalidad hispánica a los descendientes sefardíes. ¿Cuál es la significación histórica, religiosa e internacional de este reconocimiento? ¿Qué siente usted como propulsor de esa Ley?
I.Q. La Ley 12/2015 de 24 de junio de 2015 es el testimonio de la generosidad de España al reconocer errores del pasado, colocarse del lado de la justicia, recuperar el importante legado sefardí y pensar en un futuro de convivencia y concordia con los judíos.
Es también, desde un punto de vista jurídico, consecuencia de las palabras pronunciadas por el rey Juan Carlos I, durante su histórica visita a la Sinagoga de Madrid el 31 de marzo de 1992, con el objeto de conmemorar los 500 años de la expulsión, en presencia del presidente de Israel, Jaim Herzog, así como de funcionarios del gobierno, diputados, dirigentes de la Comisión Nacional Judía “Sefarad 92”, dirigentes judíos de España y del mundo; y también, por supuesto, gracias al apoyo fundamental del actual rey Felipe VI.
Desde el punto de vista internacional, en tiempos en que aún se mata a los judíos por el mero hecho de serlo, España nos da a todos un ejemplo de lo que debe ser una nación con amplitud de miras, diversa, respetuosa con las minorías y el derecho a la diferencia.
En la FCJE y la Comisión Ejecutiva estamos conscientes de nuestra responsabilidad, e intentamos trabajar de manera consecuente y coherente. Evidentemente el trabajo en equipo resulta fundamental, pues además tenemos otras tareas, menos públicas, pero igual o más importantes para la vida diaria de nuestras comunidades.
¿Cómo visualiza usted la reacción de los académicos israelíes y del gobierno de Israel con el reconocimiento a los nuevos españoles sefardíes? ¿Conoce el número de sefardíes que han recibido la nacionalidad española por los alcances de la Ley?
Para nosotros, la relación con Israel es de suma importancia. Israel y los israelíes han reaccionado muy bien y valorado positivamente el gesto de España. Después de tres años desde la entrada en vigor de la ley, casi 6.000 sefardíes han obtenido su pasaporte español, y hay hasta el momento unas 10.000 solicitudes.
¿Cómo se logró que después de medio milenio de la expulsión de los judíos españoles, ciudadanos de otras nacionalidades pero de origen sefardí pudieran obtener su pasaporte y su nueva-vieja nacionalidad? ¿Cómo ha sido su proceso de asimilación y sus aportes a la sociedad española?
Casi todo lo importante se logra con esfuerzo. Pero también gracias al empeño de muchas personas. En esto cabe destacar al ministro de Justicia de entonces, Alberto Ruiz Gallardón, y su equipo. Ruiz Gallardón es un hombre inteligente, culto y valiente, que entendió perfectamente el planteamiento que le hicimos desde la Federación de Comunidades Judías de España.
Salvo excepciones, particularmente venezolanas, las personas que obtienen su pasaporte español no se establecen en España, y por tanto es prematuro hablar de integración o asimilación.
La FCJE pudo impulsar esta ley. ¿Cómo repercute ello en la realidad de los españoles comunes ante sus nuevos compatriotas?
Por su número y por el tiempo trascurrido, es aún temprano para conocer la repercusión. Sin embargo, es justo recordar que la ley se aprobó en las Cortes Españolas (Parlamento) por consenso, esto es, sin ningún voto en contra.
He podido constatar su gran conocimiento sobre la realidad venezolana. ¿Nos puede hablar sobre sus vínculos con Venezuela en lo político, familiar y profesional?
Venezuela es un gran país que he visitado en varias ocasiones, casi siempre por motivos profesionales. Siempre he tenido familia por parte materna, y también casi toda la familia de mi mujer, Esther Benarroch, además de amigos muy queridos. Siempre me llamó la atención el clima de libertad, respeto y convivencia, y lo integrados y orgullosos que se sentían los judíos venezolanos, así como el nivel de consolidación de las instituciones judías de Caracas.
A nivel profesional, en el ámbito de las materias primas, Venezuela me parece un “escándalo geológico” interesantísimo.
El drama de la actual situación venezolana ha llevado a que más de cuatro millones de venezolanos vivan hoy fuera de sus fronteras en procura de una mejor calidad de vida. En ese contexto, gran número de venezolanos de origen sefardí procura emigrar. Es una situación similar a la que vivieron judíos de origen sefardí de Turquía, Bosnia o los Balcanes. ¿Cómo analiza la FCJE esta nueva realidad?
Es muy triste la situación. Desde España albergamos siempre la esperanza de que los acontecimientos políticos, sociales y económicos cambien para bien. Pero el daño está hecho, y las repercusiones marcarán al país y sus gentes durante varias generaciones. Desde la FCJE, las instituciones judías venezolanas y latinoamericanas saben que les tendemos la mano, y que en caso de necesidad les recibiremos con todo el cariño. La ley es buena prueba de ello, pues facilita enormemente los trámites legales para su residencia en España. Comunidades como la de Madrid y Barcelona cuentan ya con familias venezolanas perfectamente integradas.
La federación que usted preside es la interlocutora para acreditar el origen sefardí de los solicitantes a la nacionalidad española. ¿Cómo ha repercutido esa gran responsabilidad en la actividad diaria de la Federación? ¿Cómo evalúan la actuación del Ministerio de Justicia, del Parlamento o de notarías en el proceso de nacionalización? ¿Existe la posibilidad de que esta ley se prorrogue o se haga permanente?
La ley se acaba de prorrogar por un año. Estamos agradecidos al Ministro de Justicia, Rafael Catalá, así como al Director General de Registros y Notariado, Francisco Javier Gómez-Gálligo y su equipo, pues en todo momento han entendido la importancia de la ley, su planteamiento y el contexto internacional actual. Desde la FCJE seguiremos intentando que esta ley sea permanente.
Las asociaciones que reúnen a los sefardíes en los diferentes países también son interlocutores de la Federación. ¿Cómo ha sido la relación con esas instituciones hermanas?
Excelente. Con todos los países, pero además ha sido fundamental la relación con la Federación Sefardí Latinoamericana (Fesela) y sus dirigentes. Ellos, los señores Calderón y Levy, han sabido entender la coyuntura, la oportunidad y las dificultades de la aplicación de una ley como esta. Firmamos un acuerdo de colaboración, y puedo decir que han sido unos socios cabales y leales. Ahora esperamos seguir con el mismo espíritu de cooperación con la nueva presidenta de Fesela, Verónica Maya.
Una vez radicados en España, ¿cuál ha sido la contribución de los venezolanos en la actividad de la FCJE? ¿Qué recomendación daría usted a sus nuevos compatriotas de origen sefardí?
Los venezolanos, particularmente los judíos, siempre tienen algo bueno que decir y mucho en lo cual contribuir. Tienen mayor experiencia que nosotros en el desarrollo de las instituciones y en la vida comunitaria. Ojalá un día pudiéramos alcanzar el nivel de los colegios judíos de Caracas, Bogotá o Buenos Aires. Me encantaría que fuesen numerosos los que se asentaran en España, pues eso daría un mayor impulso a nuestras comunidades y al país.