Rab. Andy Faur*
La festividad de Sucot, también conocida como Jag Haasif (fiesta de la cosecha), es la tercera de los Shlóshet Haregalim, las tres fiestas de peregrinación bíblica a Jerusalén, junto a Pésaj y Shavuot, cuando “debían reunirse todos los varones de Israel en Jerusalén” (Shmot – Éxodo 23:16-17; 34:22-23).
Se festeja entre los días 15 y 21 del mes de Tishrei, primer mes del año según el calendario tradicional judío que observamos hoy en día, pero séptimo mes según el conteo de las épocas bíblicas, según figura en Vayikrá (Levítico) 23:34: “A los quince días de este mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculos (cabañas) a Dios por siete días”.
La fiesta se inicia con un día de reposo ceremonial el día 15, y dura 7 días. La sigue inmediatamente de otro día de reposo, una “santa convocación”, el día 22. El séptimo y último día de Sucot se denomina Hoshaná Rabá, y el día 22 de Tishrei es Sheminí Atzéret, día festivo en sí mismo y separado de Sucot (que generalmente se lo confunde como parte de este), que en Israel coincide con la festividad de Simjat Torá.
Sucot señalaba históricamente el comienzo del nuevo año agrícola en Eretz Israel, antes de la llegada de la época invernal y de las lluvias.
(Foto: Diario Judío)
“Durante siete días celebrarás la fiesta de los tabernáculos, cuando hayas recogido el producto de tu era y de tu lagar. Y te alegrarás en tu fiesta, tú, tu hijo y tu hija, tu siervo y tu sierva, el levita y el forastero, el huérfano y la viuda que están en tus ciudades” (Dvarim – Deuteronomio 16: 13-14). “Pero el día quince del séptimo mes, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, celebraréis la fiesta de Dios por siete días, con reposo en el primer día y reposo en el octavo día”. (Vayikrá – Levitico 23:39).
Sucot, festividad central en épocas bíblicas, aparece en múltiples ocasiones en los textos sagrados por su importancia en la cultura judía de entonces; incluso hasta se la conocía con el simple nombre de HaJag, es decir, “la festividad”.
Desde el asentamiento de las tribus de Israel en Canaán (alrededor del s. XIII-XII a.e.c.) y su trasformación en agricultores sedentarios, existía una antigua tradición de vivir en pequeñas y endebles cabañas cerca de los campos o viñedos durante la época de la cosecha, lo que permitía a los agricultores ahorrar tiempo en llegar al lugar del labrado, cuidar sus campos de ladrones o animales, y supervisar de cerca a los trabajadores.
Desde el asentamiento de las tribus de Israel en Canaán (alrededor del s. XIII-XII a.e.c.) y su trasformación en agricultores sedentarios, existía una antigua tradición de vivir en pequeñas y endebles cabañas cerca de los campos o viñedos durante la época de la cosecha, lo que permitía a los agricultores ahorrar tiempo en llegar al lugar del labrado, cuidar sus campos de ladrones o animales, y supervisar de cerca a los trabajadores
Esto llevó a la celebración de la llamada “Fiesta de la cosecha o de los tabernáculos”, que señalaba la culminación del ciclo agrícola en Éretz Israel con la vendimia y la cosecha de olivos. Dichos “tabernáculos”, o cabañas de ramas verdes, se trasformaron en las hoy conocidas Sucot, que recuerdan asimismo la anterior peregrinación de los Bnei Israel como nómadas en el desierto.
Como se observa en gran parte de los escritos, esta es una festividad netamente relacionada con la naturaleza, con el trabajo productivo y la relación del pueblo con su tierra, el ciclo agrícola y sus paisajes históricos.
“…En cabañas permanecerá siete días toda persona de Israel. Para que las generaciones sepan que en Sucot puse a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo soy vuestro Dios”. (Vayikrá -Levítico 23: 42-43).
Uno de los principales y más conocidos símbolos de Sucot es la construcción de la sucá, cabaña de ramas y hojas, donde según el precepto bíblico se debe comer y dormir durante toda la semana festiva.
Pero incluso sobre este pasaje bíblico hubo discusión entre los antiguos sabios, sobre su significado e interpretación. Por un lado está la visión clásica, representada por el Rashbam e Ibn Ezra, que toman los escritos literalmente e interpretan que las sucot son la representación de las cabañas en las que moraron los judíos en su larga travesía por el desierto.
Por otro lado encontramos a sabios como Onkelos, Rashi o Rambam (Maimónides), que sostienen que las sucot no eran cabañas en su estricto sentido, sino una alegoría a los amud anán o ananéi kavod, nubes o columna de humo divinas que acompañaron y protegieron a los hijos de Israel hasta su llegada a Eretz Canaán.
Otra de las mitzvot (preceptos) que se observan en esta festividad consiste en reunir las primicias de las cuatro especies o arbaat haminim: el lulav (hoja de palma cerrada); el etrog (cidra cualificada); los hadasim (hojas de mirto) y las aravot (hojas de sauce). El origen de este mandamiento aparece en Vayikrá – Levítico 23:40: “Y el primer día tomaréis para vosotros frutos de árboles hermosos, hojas de palmera y ramas de árboles frondosos, y sauces de río; y os alegraréis delante del señor vuestro Dios por siete días”.
Según la tradición, estas especies representan cuatro tipos de personas a través del aroma y el sabor que tienen; el aroma representaría la sabiduría o el conocimiento, y el sabor las buenas acciones. Las cuatro combinaciones posibles representarían las cuatro opciones de seres humanos existentes.
En general sabemos que toda festividad del calendario judío está acompañada por algún tipo de comida tradicional, que le fue integrada con el correr del tiempo. A diferencia del resto de los jaguim, Sucot no tiene una comida tradicional o característica, aunque se estila comer frutos de la tierra típicos de Éretz Israel.
Onkelos, Rashi y Rambam (Maimónides) sostenían que las sucot no eran cabañas en su estricto sentido, sino una alegoría a los amud anán o ananéi kavod, nubes o columna de humo divinas que acompañaron y protegieron a los hijos de Israel hasta su llegada a Eretz Canaán
Si bien en Israel es tradicional que las familias construyan sucot, coman o pasen cierto tiempo en ellas, y no por razones religiosas sino por cultura, de tradición y simbolismo, en los países de la diáspora no es así.
Las personas observantes, por precepto obligatorio, construyen sucot, pero para la mayoría de los judíos que se definen como laicos o tradicionalistas, Sucot no es una festividad relevante y la sucá no representa algo significativo, cómodo ni importante de hacer. ¿Entonces?
Desde una perspectiva alternativa, propongo una lectura y una vivencia distintas de Sucot, más significativas y cercanas para el público judío moderno, que se adapte y adecúe a su forma de vida y concepción de mundo. Lo que propongo en definitiva es que rescatemos y trabajemos sobre los valores y su trasmisión.
Sucot está repleta de valores interesantes, modernos y accesibles para aquellos que quieran tomarlos y trasformarlos de cuestiones rituales abstractas en acciones concretas, y que se pueden llevar a la práctica en la vida diaria, tales como:
*Director para América Latina de la Organización Sionista Mundial.
Fuente: OSM.
Versión NMI.