Un amigo celebró recientemente su cuadragésimo cumpleaños en estado de shock. «No puedo creerlo», dijo, «¡esto debe ser una broma!»
Algo acerca de llegara esa edad en particular la hace diferente a todos los cumpleaños anteriores y, a menudo, es fuertemente resentido. La portada de una tarjeta de cumpleaños dice: «Me alegro de que tengas 39» y la solapa interior agrega «…otra vez, por quinta vez». Los libros populares de autoayuda abundan en títulos como Vida después de la juventud; Cuarenta: ¿qué sigue?; Adulto Contemporáneo: los años peligrosos. Por otro lado, los cuarenta se consideranPrime Time. Se ofrecen guías para resaltar los placeres y oportunidades a los cuarenta.Se habla sobre la “Crisis de la mediana edad masculina: nuevos comienzos después de los 40”. Y por supuesto, el famoso cliché: La vida comienza a los cuarenta.
Lo anterior refleja la ambivalencia y malestar que afligen a tantas personas que cumplen 40. Existe la sensación de que se está completando alguna etapa, pero ello a menudo provoca ansiedad, la conocida crisis de la mediana edad.
El rabino Isaac Cohen con el entonces Gran Rabino Sefardí Ovadía Yosef Z’L, en 1978. Esta imagen forma parte de la exposición “40 fotos para 40 años” que representó en la sinagoga TIDE durante la celebración de las cuatro décadas del rabino Cohen en Venezuela
Los sentimientos de vacío a menudo acompañan la finalización de cualquier proyecto importante o fase de la vida. Uno se pregunta qué hacer a continuación, cómo llenar el vacío. A los40 años se considera que la juventud y sus posibilidades aparentemente ilimitadas están terminando, las ambiciones siguen sin cumplirse, la energía física a menudo disminuye y la muerte se hace más tangible. Hay recordatorios omnipresentes: “Si tiene más de 40 años consulte a su médico”es una advertencia común. Las situaciones sociales para solteros y las descripciones de puestos laborales se clasifican con frecuencia en dos grupos: para menores y mayores de 40.
¿Qué tiene que decir la Torá al respecto?, ¿cómo ilumina la filosofía jasídica a quienes alcanzan los cuarenta y tantos, y a todos los que reflexionan sobre las fases pasajeras de sus vidas?
La enseñanza jasídica tiene una comprensión especial de ese sentido de pérdida y vacío. Para que una persona alcance una nueva etapa, para ascender a un nivel más alto de comprensión y entendimiento, el jasidismo explica que primero tiene que haber una especie de auto-anulación (bitul), un vaciamiento de uno mismo para dejar espacio para lo nuevo. En otras palabras, entre el nivel anterior y el nivel posterior tiene que haber lo que la filosofía jasídica denomina una nada en el medio (ayin be’emtza). Este principio sicológico refleja un principio espiritual, y eso a su vez refleja un principio cosmológico.
El misticismo judío explica que la creación del mundo no ocurrió a través de un acto de expansión y autoafirmación de Dios, sino a la inversa: a través de un tzimtzum o contracción de Él, por así decirlo. Dios tuvo que retirar o contraer Su luz y presencia infinitas, y crear un espacio vacío para dar lugar a un mundo de seres finitos.
Se sigue ese patrón en cada aspecto de la existencia: tiene que haber un vacío en el medio para poder pasar de un estado del ser al siguiente. Una semilla debe primero disolverse en el suelo antes de que pueda crecer hacia la luz y florecer. En un ser humano el vacío se convierte en apertura espiritual, cuando uno deja ir, cuando uno anula el ego. Cuando el ego no trata de llenar y controlar todo el espacio alrededor de uno, sino que hace espacio para el otro. El vacío es el preludio necesario para un modo de existencia completamente nuevo y superior.
Encontramos este principio en la historia del diluvio. Este se describe con una duración de 40 días y 40 noches (Génesis 7:12). Ahora, claramente, si Dios hubiera querido solo castigar a la humanidad por su corrupción, Él podría haberlo hecho en un instante. ¿Para qué sirvió una inundación de 40 días? En la interpretación jasídica, el diluvio fue una especie de mikve, un baño ritual para purificar y renovar al planeta. Uno se sumerge completamente en las aguas de unamikve, hasta el último cabello, anulando el estado anterior. Y en virtud de esa completa inmersión y auto-anulación, uno emerge de las aguas purificado con un nivel diferente, como un nuevo ser.Curiosamente, la ley judía también especifica que la cantidad de agua de lluvia recolectada necesaria para hacer kasher una mikve es de cuarenta seá.
El número 40 es extremadamente significativo en la Torá. Está asociado con coyunturas críticas en la vida de las grandes personas y de la nación hebrea en general. Moisés, por ejemplo, pasó tres períodos de 40 días cada uno en el Monte Sinaí. Cuarenta días para recibir la Torá y el primer conjunto de tablas; 40 días para orar y mitigar la ira de Dios para con con los judíos después del pecado del becerro de oro (tefilá); y 40 días para recibir el segundo conjunto de tablas y obtener el perdón completo por parte de Dios, y Su feliz reconciliación con Israel (teshuvá).
Jasidut enfatiza que la vida de Moisés y la del pueblo judío están interconectadas de una manera profunda. En virtud de la Torá, tefilá (oración) y teshuvá (retorno a Dios), en esos tres períodos de 40 días, todo el pueblo judío también estaba conectado a esos tres elementos en relación con el número 40. Por ejemplo, los 40 días que Moisés pasó en el monte Sinaí desde el comienzo del mes hebreo de Elul hasta Yom Kipur, se establecieron como los 40 días de teshuvá y regreso a Dios para todos los judíos a lo largo de todas las generaciones. Adicionalmente, a los judíos se les dio la Torá en el trascurso de los 40 años de travesía en el desierto.
Cada vez que uno encuentra el número 40 en la Torá, su significado interno es el ascenso de un nivel al siguiente. Pero el logro de un nivel más alto solo puede venir después de alcanzar y cumplir primero todos los aspectos (40) del nivel anterior, y luego hacer un vacío en medio para permitir la aparición de algo completamente nuevo.
Al final de los 40 años de liderazgo de Moshé, cuando finalmente estaba a punto de permitirse la entrada a la Tierra Prometidaa los Benéi Israel, Moisés pronunció un discurso de despedida. Reflexionando sobre todo lo que había ocurrido desde que salieron de Egipto y recibieron la Torá, dijo a la gente reunida: “Habéis visto todo lo que Dios hizo ante vuestros ojos en la tierra de Egipto al faraón, a todos sus siervos y a toda su tierra; las grandes pruebas que vieron tus ojos, las señales y los grandes milagros;pero Dios no les ha dado un corazón para saber, ojos para ver y oídos para escuchar hasta el día de hoy” (Deuteronomio 29: 1-3).
El Talmud tiene un comentario intrigante sobre este verso: «Uno no llega a comprender completamente sobre el conocimiento de su maestro, antes de 40 años» (Avoda Zara 5b; también Rashi en Deut 29:6). Esta declaración conecta los 40 años con el logro del conocimiento y un nuevo estado del ser.
Mi estimado colega, el rabino Isaac Cohen de la Asociación Israelita de Venezuela, ha alcanzado el gran hito de liderar con éxito a la comunidad judía sefardí de Venezuela durante los últimos 40 años. Una comunidad de la cual muchos de sus feligresesabandonaron Marruecos y otros países en busca de una vida mejor. El rabino Cohen los ha elevado espiritual y socialmente, les ha permitido llevar una vida cada vez más tradicional y religiosa. Él los ha acercado a Dios y a estar conectados con Él. Personalmente he sido testigo de su dedicación por el bienestar espiritual de los judíos de Venezuela, y de su esfuerzo por asegurarles mayor seguridad física y material. Ha demostrado ser un verdadero líder, totalmente fiel a su comunidad.
Me gustaría aprovechar esta oportunidad para desearle al rabino Isaac Cohen y a su querida esposa, la rabanit Martine, quien siempre ha estado a su lado animándolo además de brindarle un hogar muy cálido, a que continúen viendo muchosyidishe najesde toda su familia y de la comunidad a la que sirve tan fielmente. Dios le conceda la fuerza necesaria paralograr el éxito continuo y cada vez mayor en su trabajo incansable. Que merezca continuar su santa obra hasta la llegada de Mashíaj, pronto en nuestros días. Amén.
«Cuarenta, por ahora», por Elías Farache S.
«Mis sinceras y cálidas felicitaciones», por Moisés Carciente
«Cuarenta años de servicio comunitario», por Salomón Cohen Botbol
«Rabino Isaac Cohen, 40 años al servicio de la AIV», por Abraham Levy Benshimol
«La decisión de un líder», por Rabino Samuel Garzón
ENTREVISTA / Rabino Isaac Cohen “Todavía tengo muchas cosas por delante que quiero cumplir”