Sami Rozenbaum
Un centro de enseñanza de idiomas de la Franja de Gaza ha visto multiplicarse por cuatro el número de personas que quieren aprender hebreo, hasta llegar a 160 alumnos por curso.
El motivo de tan sorprendente desarrollo es que Israel ofrece, desde finales del año pasado, 10.000 permisos para gazatíes que quieran trabajar en el país, una oportunidad soñada en un territorio cuya tasa de desempleo es del 50% y donde el 64% vive en la pobreza, según informa Reuters.
«Estos cursos permiten a cualquiera que obtenga un permiso leer señales de tránsito, documentos en hebreo, y comunicarse con los soldados en los puestos de control israelíes. Si un empleador solo habla hebreo, el trabajador puede tratar con él», explica Ahmed al-Faleet, propietario de la escuela de idiomas.
El trabajador palestino Maher al-Farra escribe en hebreo durante una clase en el Centro de Idiomas Nafha, en Khan Younis, al sur de la Franja de Gaza
(Foto: Reuters)
El salario diario promedio en Israel equivale al de una semana en Gaza.
La oferta de permisos de trabajo forma parte de una serie de medidas económicas acordadas por Israel con negociadores egipcios, cataríes y de la ONU, tras la guerra de mayo pasado. El oficial de enlace israelí, coronel Moshe Tetro, explica que estas oportunidades de empleo mejorarán la economía de Gaza, generando calma y estabilidad en la siempre tensa zona.
La nota de Reuters agrega que Eassam Daalis, un alto funcionario de Hamás (grupo terrorista que controla la Franja de Gaza desde 2007), espera que Israel ofrezca más adelante hasta 30.000 permisos de trabajo. Ello, por supuesto, mientras el propio Hamás sigue fabricando cohetes para lanzarlos contra Israel. Definitivamente, el Medio Oriente es una zona esquizofrénica.
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Desde que comenzó la pandemia hace casi dos años, se desató también una epidemia de “teorías” (mitos) de conspiración. Ya se sabe que estos pueden ser mortales, pues muchas personas que no han querido vacunarse han perdido la vida, y generándose además un enorme e innecesario sufrimiento.
Esa manía conspiranoica se ha combinado con el antisemitismo, algo que recuerda cómo en el siglo XIV se culpaba a los judíos por la peste negra que asoló a Europa.
Ahora ha salido a la luz un caso realmente increíble. El pasado 7 de diciembre, la policía de la pequeña ciudad alemana de Koenigs Wusterhausen encontró los cuerpos de un hombre y su esposa, ambos de 40 años, junto a sus hijos de 10, 8 y 4 años, todos muertos por disparos en su casa.
Ante la solicitud de información de la legisladora Petra Pau, el Ministerio del Interior de Alemania informó que “los investigadores encontraron mensajes de chat que mostraban que el padre creía que la campaña de vacunación del Estado era parte de un plan para reducir a la mitad la población mundial y establecer un nuevo orden bajo el liderazgo judío”, según reporta la agencia de noticias AP.
El reporte agrega que Judith Porath, quien encabeza un grupo que ayuda a las víctimas de la violencia de extrema derecha en el estado de Brandenburgo, publicó extractos de una carta que dejó el asesino-suicida, y comentó que este terrible caso muestra hasta qué punto los mitos de conspiración antisemitas se han extendido entre quienes se oponen a las medidas contra la pandemia.