Orge Castellano*
Bajo un amplio edificio del siglo XIV, con muros cubiertos de musgo e interiores pintados con chillones trazos de púrpura y amarillo, se encuentran lo que podrían ser los restos de la segunda sinagoga más grande de España durante la época medieval.
El terreno de 700 metros cuadrados, que actualmente está siendo explorado por investigadores y arqueólogos, se encuentra en un callejón estrecho en Utrera, una pequeña ciudad en la provincia de Sevilla, al suroeste de España, con sus fachadas cubiertas de geranios, flores populares del histórico barrio judío de la ciudad.
Patio interior del edificio donde se presume está la antigua sinagoga de Utrera
(Foto: José María Villalobos, alcalde de Utrera)
El inmueble ha tenido una larga y multifacética historia. Ha albergado un hospital en el siglo XVII, una capilla católica, un orfanato y más recientemente, en el siglo XX, una escuela, un restaurante y un bar de copas. El ayuntamiento compró en 2018 la propiedad que se encontraba en estado de abandono, y lanzó un proyecto de excavación arqueológica en febrero del año pasado, con la esperanza de desenterrar una sinagoga que quedó sepultada a lo largo de los siglos. El objetivo: no solo preservar y fomentar la historia y cultura judía, algo que el gobierno español ha priorizado en los últimos años, sino también intentar rectificar su pasado oscuro de la Inquisición.
Mientras el Covid-19 continúa perjudicando el turismo en todo el mundo, España busca seguir siendo uno de los países más visitados del planeta. Y las sinagogas antiguas pueden ser atracciones turísticas, especialmente en poblaciones pequeñas que carecen de ellas. El descubrimiento de una sinagoga “pondría a nuestro pueblo en el mapa mundial, de la mano de ciudades como Sevilla”, dice José María Villalobos, alcalde de Utrera y principal impulsor del proyecto. “Este sería un poderoso atractivo para Utrera como destino turístico de primer orden”.
Barrio Judío de Utrera
(Foto: Concejo Municipal de Utrera)
Utrera no está sola en la explotación de su pasado judío. Desde mucho antes de la pandemia, intereses gubernamentales y privados a nivel regional y municipal han intentado desenterrar, restaurar y exhibir propiedades que son parte del patrimonio judío medieval.
“En términos de patrimonio cultural, España ha experimentado una enorme trasformación desde finales de la década de 1980, con un auge de intervenciones arqueológicas asociadas al boom de la construcción”, afirma Jorge A. Eiroa, catedrático de Historia Medieval en la Universidad de Murcia. Explica que, a menudo, la aparición de sinagogas se debe a los trabajos previos de excavación de los terrenos durante las obras.
Sala principal de la Sinagoga del Agua en Úbeda
(Foto: Andrea Pezzini)
A lo largo de varios siglos, las comunidades judías de España levantaron un notable legado arquitectónico. Sus antiguas sinagogas son joyas del legado artístico y cultural, que ilustran el esplendor y prosperidad de las comunidades judías medievales en el país.
Pero después de 1492, año en que los judíos fueron expulsados de la península, la mayoría de esos edificios fueron abandonados, y muchos quedaron sepultados por otras construcciones o incorporados a ellas. Las pocas edificaciones prominentes que sobrevivieron hasta nuestros días son aquellas que fueron reconvertidas en iglesias católicas romanas, como El Tránsito y Santa María la Blanca en Toledo, la sinagoga de Córdoba, y Corpus Christi en Segovia. Algunas de ellas, irónicamente, se han trasformado en los últimos años en puntos de temática judía, como museos y centros culturales que educan sobre la historia judía de España.
“Cuando una sinagoga se convierte en iglesia, cualquier vestigio judío se elimina rápidamente”, señala Eiroa, explicando las dificultades existentes para rastrear los antiguos templos judíos. “Si tenemos suerte, el arca de la Torá se trasforma en un pequeño altar, como en el caso de Córdoba”, y así se conserva.
En toda Europa, muchas sinagogas se han visto trasformadas a lo largo de los siglos. En 2018, la organización británica Foundation for Jewish Heritage lanzó un mapa interactivo que las identifica y clasifica, mostrando cómo han cambiado sus funciones: algunas son ahora tiendas, restaurantes, instalaciones deportivas e incluso funerarias.
Sin embargo, muchos lugares de culto judíos repartidos por España aún se encuentran bajo tierra, la mayoría sin evidencia documentada de su existencia.
Mikve de la Sinagoga del Agua en Úbeda
(Foto: Joaquín Fruiz)
“Cuando una sinagoga se convierte en iglesia, cualquier vestigio judío se elimina rápidamente”, señala Eiroa, explicando las dificultades existentes para rastrear los antiguos templos judíos. “Si tenemos suerte, el arca de la Torá se trasforma en un pequeño altar, como en el caso de Córdoba”, y así se conserva.
Miguel Ángel de Dios, uno de los arqueólogos que trabajan en el proyecto de Utrera, confía en descubrir una sinagoga subterránea. Su equipo está buscando «rasgos» religiosos judíos, como pistas que muestren si el templo estaba dividido en secciones para hombres y mujeres. “Todavía no tenemos idea de si la sinagoga está allí o no, o en qué estado se encuentra. Pero si la hallamos, creemos que debería ubicarse una mikve o baño ritual fuera de la sala de oración, así como algún tipo de galería para las mujeres”, indica. «Puede que no se haya conservado, pero ciertamente podemos buscar rastros de algún tipo de distinción entre hombres y mujeres».
Interior de la reconstruida sinagoga de Lorca en Murcia, donde se observan los restos de la bimah
(Foto: Museo Arqueológico Municipal de Lorca)
A unos 270 kilómetros al noreste, en la antigua ciudad de Úbeda, existe otra sinagoga de carácter desconocido que contiene una mikve medieval que le da su apodo: la Sinagoga del Agua. Sepultada bajo el lecho de roca de las casas de los alrededores, la sinagoga permaneció intacta hasta que fue desenterrada accidentalmente en 2007. Su descubrimiento asombró a los dueños de la propiedad, que estaban construyendo apartamentos turísticos y un estacionamiento.
El propietario principal, Fernando Crespo, entendió rápidamente el significado cultural del sitio y su potencial turístico, e inmediatamente detuvo los proyectos de construcción. Tras tres años de excavaciones y restauraciones, la sinagoga abrió sus puertas al público como museo en 2010. “Fue una gran sorpresa para todos nosotros encontrar este lugar mágico: un descubrimiento sorprendente, un viaje a través de la historia”, comenta Andrea Pezzini, director de Artificis, empresa de turismo que ahora administra la sinagoga.
El creciente énfasis en la recuperación de sitios del patrimonio judío seguirá aumentando, ya que los municipios continúan capitalizando sus conexiones con Sefarad, como los judíos se refieren a España en hebreo
La Sinagoga del Agua está dividida en siete cámaras interconectadas, incluida la mikve, que se encuentra bien conservada. Esta piscina ritual, situada en el nivel más bajo, fue tallada en la roca y está iluminada por coloridos rayos de luz natural, lo que le da una cualidad mística. Durante siglos, el agua proveniente de un pozo ha fluido por ella, renovándose cada día. Expertos creen que solo existe otro ejemplo de una mikve natural similar en España, en la pequeña ciudad catalana de Besalú.
Antes del Covid la Sinagoga del Agua recibía alrededor de 27.000 visitantes al año; pero durante el primer año de la pandemia esta cantidad se redujo a 10.000.
Las lámparas de la Sinagoga de Lorca, halladas durante la excavación, están expuestas en el Museo Arqueológico Municipal de la ciudad
(Foto: Museo Arqueológico Municipal de Lorca)
La Sinagoga de Lorca en el pueblo del mismo nombre, situado al suroeste de la provincia de Murcia, fue descubierta en 2003 durante la construcción de un hotel. Pero no se la halló bajo tierra: estaba escondida en una fortaleza medieval.
El castillo, que se extiende por todo el barrio histórico de Alcalá, ha estado en pie desde los siglos IX y XV. La sinagoga es la única conocida que se ha encontrado con una bimah intacta, la plataforma elevada donde se llevan a cabo los servicios y se ubica el arca de la Torá. “Estos restos de estructuras rituales se conservan en las sinagogas que quedan deshabitadas y desocupadas”, comenta Eiroa.
Los arqueólogos hallaron más de 2600 fragmentos de vidrio, que les permitieron reconstruir 27 lámparas que se habían utilizado para iluminar el templo. Hoy en día se exponen en el Museo Arqueológico de la ciudad junto a fragmentos de janukiyot, cerámica, hebillas, anillos y monedas, que muestran al visitante cómo era la vida cotidiana de los judíos de Lorca y cómo celebraban sus festividades hace más de 500 años.
Fragmentos de janukiyot y cerámica hallados en las excavaciones arqueológicas del antiguo barrio judío de Lorca
(Foto: Jesús Gómez Carrasco)
Otros templos judíos descubiertos recientemente incluyen la sinagoga de Molina de Aragón en Guadalajara —que por ahora consiste solo en un montón de ruinas—, y la de Híjar en Teruel. En este último caso, los trabajos de rehabilitación se completaron a principios de 2021, pero no se ha determinado una fecha para abrirla al público.
Jorge Eiroa dice que el creciente énfasis en la recuperación de sitios del patrimonio judío seguirá aumentando, ya que los municipios continúan capitalizando sus conexiones con Sefarad, como los judíos se refieren a España en hebreo.
“Claramente, es evidente que el pasado de Sefarad siempre ha sido un bien muy interesante y cautivador, y desde el punto de vista patrimonial muy atractivo para los ayuntamientos y comunidades autónomas”.
*Periodista y PhD en Comunicación Social radicado en España.
Fuente: Jewish Telegraphic Agency (jta.org).
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.