Elías Farache S. *
En los últimos meses, en varios países del mundo ha habido elecciones in elegidos. Se han de repetir los procesos electorales una y otra vez. Aún así, desde tal desgobierno existe gobierno.
El caso que nos ocupa es Israel. Dos elecciones fallidas en cuanto a poder formar gobierno. Un drama para un Estado que tiene amenazas serias a la seguridad de sus ciudadanos y a la de su existencia misma.
Israel tiene el frente permanente de sus vecinos. Siria y Líbano son puntos de constante ebullición. Gaza, en el sur, no da tregua con su política de dos cabezas en los hombros de Hamás y Yijad Islámica, sumadas a la desconcertante Autoridad Palestina de la Margen Occidental. Y la amenaza de Irán, siempre presente y vociferante, con un altísimo perfil de enfrentamiento. Desarrollo nuclear y programa de misiles de largo alcance, sumados a declaraciones frecuentes llamando a borrar Israel del mapa.
Aún con esto, Israel como Estado, país y sociedad, mantiene la calma. Su primer ministro tiene acusaciones pendientes que lo pueden obligar a dimitir. Las discrepancias entre religiosos y seculares han alcanzado puntos máximos. La posibilidad de un gobierno de unidad nacional con la bancada árabe formando coalición, o siendo la bancada líder de oposición, es muy cierta y hasta peligrosa. Estas dos elecciones han ocurrido sin dejar elegidos.
E Israel pelea en frentes de batalla donde parecen no existir los soldados. Existen cohetes, globos de aire caliente, declaraciones incendiarias, fábricas de explosivos, escudos humanos, campañas de desprestigio, cinturones que pueden explotar, medios comprados, amenazas, cerebros del mal, terror… manipulación por doquier.
El pasado martes 12 de noviembre, Israel ultimó a un alto jefe de la Yijad Islámica que estaba detrás del lanzamiento de cohetes y otros atentados. En medio de una fuerte polémica interna para lograr coalición de gobierno, que permita que las elecciones se traduzcan en elegidos. Y desatando una batalla en Gaza donde los soldados tradicionales están ausentes.
Resulta que la Yijad Islámica es proxy de Irán en la zona. A Hamás le conviene el debilitamiento de Yijad Islámica, y a la Autoridad Palestina el de ambos. En Siria se libra una guerra donde muchos participan, nadie gana y nada se termina. Israel, atrapado en ese Medio Oriente convulso y complicado, mantiene su estructura democrática y no pierde la perspectiva en aquello de proteger a sus ciudadanos. Estos últimos están amenazados y atacados por multitud de frentes, factores e intereses. Las grandes potencias y sus complicados compromisos mueven los frentes de batalla en una poco convencional forma de ejercer el arte de la guerra, que se asemeja a una especie de cubismo poco entendible.
Pero lo cierto de todo es que el Estado de Israel se sigue manejando con la misma cautela que desde su fundación en 1948. Con muchas disputas y disensos internos, con posiciones encontradas en muchos aspectos, incluso los de seguridad. Sujetos a una opinión pública mundial que en el mejor de los casos es muy exigente con su actuar, y otras veces tan solo ha migrado del antisemitismo a la más presentable posición de antiisraelismo o antisionismo.
Tampoco en los medios de comunicación las batallas se libran con soldados, honra y pundonor. Las mentiras se repiten, las verdades se tergiversan muchas veces.
En el Israel de hoy, el pueblo elegido cuenta aún con elecciones limpias y pulcras que no arrojan, por lo menos hasta el momento de escribir esta nota, ningunos elegidos ciertos. Pero elegidos o no, quienes detentan el poder saben de la responsabilidad trascendental que tienen en sus manos para preservar la seguridad del Estado y sus habitantes. Aun cuando no identifiquen en los frentes de batalla reales y virtuales a los soldados enemigos, sí las estrategias y componendas.
*Presidente de la CAIV.