Un día como hoy, 6 de noviembre pero de 1860, fue elegido el primer presidente republicano en los Estados Unidos, en la persona del mundialmente conocido Abraham Lincoln, por su impronta en la lucha por la abolición de la esclavitud, emitiendo su famosa proclama de emancipación el 1 de enero de 1863.
Durante su mandato se produjo la cruenta Guerra Civil entre el Sur por los Confederados, que estaban a favor de la esclavitud, y el Norte que proclamaba la unión y estaban a favor de la abolición de la esclavitud; Lincoln trabajo afanosamente, además de concretar el tipo de país que quedaría para el futuro, entre una confederación de Estados soberanos o una sola nación con un gobierno central que significaría la unión definitiva de Estados Unidos.
Al final de su primer período le sonrió la suerte, así como el rumbo favorable de la guerra, por lo que fue reelegido para un segundo período, siendo el primer presidente de EEUU después de Andrew Jackson que gana una segunda elección; y justo un mes después de su discurso inaugural de este segundo periodo, luego de cuatro años de combate, acabó la Guerra Civil.
Lamentablemente, Lincoln fue asesinado el 14 de abril de 1865 mientras asistía a una obra en el Teatro Ford en Washington DC, por un alocado personaje que simpatizaba con el ejército confederado; pero al parecer se trataba de un plan que tenía como finalidad no solo acabar con la vida del presidente, quien falleció un día después del atentado, sino que se trataba de una conspiración aun mayor que tenía como objetivo acabar con el gobierno norteño mediante el asesinato del Secretario de Estado William Seward y el vicepresidente Andrew Johnson.
Justamente al escribir estas líneas se está produciendo la elección presidencial en EEUU entre la demócrata Kamala Harris y el republicano Donald Trump.
Por si fuera poco, también el candidato republicano ha sido víctima de un atentado, que por mala puntería del tirador solo acabó con parte de su oreja. Pero ¿qué destino le depararía a EEUU si ese atentado hubiera tenido éxito? ¿Otra guerra civil? Lo que sí es seguro es que el caos por la gran polarización de la sociedad norteamericana se apoderaría de las calles y ciudades con un resultado aterrador.
Estas elecciones norteamericanas han estado muy reñidas, con acusaciones de fraude, de intervención de potencias extranjeras, de compra de votos, de una discusión muy pobre entre los candidatos, que más que propuestas y solución de problemas se han dado a la tarea de vociferar improperios, descalificaciones, insultos que han rebajado a un lodazal el clima político.
EEUU es todavía la primera potencia mundial, pero la lucha por la supremacía entre Oriente y Occidente está en su apogeo, en su clímax, donde en cada eje se agrupan países en forma solidaria de acuerdo a su orientación ideológica. Así lo vemos en los conflictos como el de Rusia-Ucrania e Israel-Irán, o en organizaciones multilaterales como la OTAN por un lado y Rusia, Irán y China por el otro; o como los Brics que están de moda ahora, después de la reunión de principios de octubre en Kazán, Rusia, donde Venezuela ha declarado su intención de formar parte, y que la conforman un grupo de países con economías emergentes por un lado, y el G7, donde se inscriben los siete países más industrializados.
Estas elecciones norteamericanas han estado muy reñidas, con acusaciones de fraude, de intervención de potencias extranjeras, de compra de votos, de una discusión muy pobre entre los candidatos, que más que propuestas y solución de problemas se han dado a la tarea de vociferar improperios, descalificaciones, insultos que han rebajado a un lodazal el clima político
En definitiva, esta elección, que para el día de la publicación de este artículo se espera tener una idea clara del resultado y que con seguridad, de acuerdo al mismo, se moverá el tablero mundial, tomando en cuenta a los países o movimientos que apoyan a uno u otro candidato, inclusive tendrá un efecto directo en las dos guerras que se están librando en la actualidad entre Rusia y Ucrania por un lado, y por el otro Israel con Irán y la Media Luna Chiíta con los movimientos de grupos terroristas en Yemen, Irak, Siria, Líbano, y los sunitas como Hamás o la Yijad Islámica que combaten en Gaza.
Esperemos que, Dios mediante, el candidato que decidan los 50 estados norteamericanos y sobre todo los definitorios, sea el que esté destinado para impulsar la paz en el orbe a costa de cualquier otro interés subalterno; la conciliación de los intereses de los pueblos debe prevalecer sobre las pugnas ideológicas o religiosas, para que 2025 sea una año de tranquilidad, de progreso, de crecimiento económico para afrontar los grandes desafíos de la humanidad, con la mira en la resolución de los problemas reales de la gente, en crear un clima de fraternidad, enrumbarnos hacia un destino que le saque una sonrisa al Creador, después de tantas tribulaciones y confrontaciones inútiles por imponer una guerra santa o por anexar territorios al país más extenso del mundo.
Basta ya.