Milán Czerny*
Nikolai Dreiden, director de teatro y cine, pasea por las playas de Tel Aviv hablando con pasión sobre su trabajo y la influencia de su familia. Proviene de un linaje muy conocido en el mundo teatral y cinematográfico ruso: su abuelo, Simon, fue un crítico de teatro encarcelado bajo Stalin, y su padre, Sergei, era un famoso actor de teatro y cine. A pesar de haber llegado a Israel hace tan solo un año, no se siente extranjero. «Israel es mi hogar, no me siento como un inmigrante aquí».
Desde el inicio de la guerra en Ucrania, un gran número de actores y directores de teatro rusos han abandonado su país, llevándose su trabajo lejos de casa. Como señala el crítico teatral Alexei Kiselev, “La vida teatral rusa está verdaderamente en pleno apogeo en el extranjero. Kirill Serebrennikov está en Hamburgo, Maxim Didenko en Berlín, Timofei Kulyabin en Sofía, Semyon Aleksandrovsky en Tel Aviv y Dmitry Krymov, al parecer, está en Estados Unidos”.
Entre esos destinos, Israel parece destacarse. Los actores y directores de origen judío pueden obtener la ciudadanía israelí a través de la Ley del Retorno, que garantiza la ciudadanía a cualquier persona que tenga al menos un abuelo judío. El año pasado, más de 45.000 rusos llegaron a Israel en la mayor oleada de olim (inmigrantes) de habla rusa en el país desde la década de 1990.
Esta nueva migración forma parte de la larga historia del teatro ruso en Israel. Habima, el teatro nacional, fue creado por artistas rusos que huían de la represión en los años 1920. El Teatro Guésher de Yafo se creó tras el fin de la Unión Soviética y la consecuente migración de más de un millón de rusoparlantes a Israel; originalmente se fundó como un teatro de habla rusa, antes de realizar una rápida transición al hebreo.
En ruso con subtítulos en hebreo: lectura dramatizada del grupo Fulcro
(Foto: The Moscow Times)
Gracias a esto, no sienten extraño actuar en Israel. Para Nikita Naydenov, joven actor que huyó de Rusia tras la movilización militar decretada por Putin, trabajar frente a un público israelí integrado en su mayoría por rusoparlantes que llegaron en la década de 1990 resulta “extrañamente familiar”.
El mundo del teatro ruso ha enfrentado una ola de represión interna en los últimos meses, en particular tras el arresto de la directora Yevgenia Berkovich y la dramaturga Svetlana Petriychuk. Muchos de los actores y directores que ahora se encuentran en Israel abordaban temas sociopolíticos en su trabajo en Rusia, y dicen que ya habían contemplado irse antes del 24 de febrero de 2022; el inicio de la guerra y la creciente represión les dieron una última oportunidad. “Después de la anexión de Crimea en 2014, poco a poco sentí que estaba perdiendo el sentido de la perspectiva”, dice Nikolai Dreiden. Una de sus obras sobre la “zombificación” de las masas, llamada Zombie Zombie Zombie (“con una Z”, dice sonriendo), debió suspenderse “debido a la corrupción”, mientras que su popular musical Leonid Panteleyev fue prohibido por las autoridades a principios de 2022.
Dasha Shamina, detenida brevemente hace tres años, comprendió que sus actividades en Rusia terminarían, aunque no estaba segura de cuándo. Destaca que su grupo, Fulcro, nunca se autocensuró: “Siempre llamamos a las cosas por su nombre, conscientes de los riesgos”. En Israel continúa arrojando luz sobre cuestiones políticas y dirigiendo obras contra la guerra, insertando el tema de Ucrania en montajes sobre la Primera Guerra Mundial, el Holocausto e Hiroshima.
Hijo y nieto de actores judíos rusos: Nikolai Dreiden
(Foto: The Moscow Times)
Los inmigrantes enfrentan una serie de desafíos en Israel, incluida una política de inmigración más estricta para los hablantes de ruso por parte del actual gobierno de derecha, desafíos para aprender un nuevo idioma y la integración, y los altos costos de la vida. Debido a estos retos, muchos actores y directores rusos han abandonado Israel recientemente para mudarse a lugares más baratos como Tbilisi, Georgia. Nikita Naydenov expresa su esperanza de que más personas con derecho a la ciudadanía israelí permanezcan en el país y ayuden a desarrollar un nuevo capítulo del teatro de habla rusa en Israel a largo plazo.
Los rusos que eligen quedarse a pesar de los desafíos enfatizan que están encontrando una nueva voz fuera de Rusia. La directora Dasha afirma que su grupo ha tenido mejor acogida a orillas del Mediterráneo: mientras estaba en Rusia los vanguardistas consideraban su trabajo demasiado arcaico, y tampoco encajaba en el teatro clásico; pero en Israel está encontrando su lugar: “Aquí algunas personas entienden que nuestro trabajo es necesario, importante e interesante”, dice.
La reciente afluencia de actores y directores también ha tenido un impacto importante en las instituciones teatrales israelíes. Nikita actuó en el primer montaje ruso en 25 años en Guésher. Fulcro fue el primer grupo en presentarse en ruso con subtítulos en hebreo en el teatro Tmuna; allí interpretaron El coro perece, una obra escrita por Asya Voloshina tras la anexión de Crimea, que incorpora voces reales de soldados de la Primera Guerra Mundial.
“Siempre llamamos a las cosas por su nombre”: Dasha Shamina
(Foto: The Moscow Times)
Poco a poco, Fulcro va incorporando el hebreo en sus obras, aunque Dasha enfatiza que para su grupo es muy importante que haya subtítulos en hebreo, incluso cuando están “seguros” de que todo su público entiende el ruso. Ese es parte del proceso de integración y replanteamiento de la identidad de los inmigrantes.
Tanto Nikolai como Dasha reflexionan sobre si siguen siendo artistas rusos o si alguna vez formaron parte plena del mundo del teatro ruso, dadas sus posturas opositoras. «Soy cosmopolita», afirma Nikolai. “Como mi abuelo, que fue arrestado durante la campaña anticosmopolita de Stalin. Soy mitad ucraniano y judío. Solo resulta que hablo ruso”.
*Periodista radicado en Israel.
Fuente: The Moscow Times (themoscowtimes.com).
Traducción y versión Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.