Sonia Gabizón Serfaty*
Cuando el pensamiento crítico disminuye y las máquinas nos ayudan a resolver casi todas las tareas; cuando la cotidianidad se ha vuelto una lucha contra reloj para alcanzar objetivos a corto plazo, olvidando los que están más lejanos; cuando las dificultades del día a día nos comen y olvidamos lo importante por lo urgente; cuando nos hemos convertido en bomberos apagando fuegos, es cuando más arden las llamas del futuro de nuestra identidad.
La preservación de los valores judíos es fundamental para mantener nuestra esencia como comunidad. Valores que han trascendido a los siglos, valores que han logrado preservarse a lo largo del tiempo, a pesar de las dificultades y los desafíos que la comunidad ha enfrentado, y que trasmitidos de generación en generación conforman la piedra angular de lo que nos da identidad: ¡somos una gran familia! que a través de la educación y la práctica constante de los valores ha garantizado nuestra supervivencia y permitido mantenernos unidos y fuertes.
Por esta razón, mientras eduquemos tomando como base los valores judíos, entendiendo el amor al prójimo como una máxima en la educación, «mejores judíos» estaremos siendo.
Es muy cierto que en la unión está la fuerza, concuerdo con esto, pero las diferencias fortalecen, y quién mejor que los judíos para saberlo; bien conocido es que donde hay dos judíos hay tres opiniones. Cuando nos han dejado vivir con libertad de cultos, en países democráticos, o en culturas muy distintas a las nuestras, hemos aportado lo mejor de nosotros, al punto de que hemos producido un número importante de premios Nobel a pesar de ser minoría.
¿Cómo debemos actuar para cumplir con las convicciones de bondad, colaboración y ayuda solidaria frente a los retos, exigencias y dificultades a las que actualmente está expuesta nuestra comunidad? En mi opinión, la ruta posible está en educar hacia el auténtico retorno a este marco de valores que son parte esencial de nuestra identidad.
Ser tolerantes es un llamado que nos convoca. Significa abrazar las diferencias y usarlas a nuestro favor para fortalecernos. Todas las vidas juntas, en comunidad, denotan la facultad de convivir cada una desde su especificidad y a pesar de ellas. Bien lo dice el eslogan de la Agencia Judía para Israel: “Cada uno de nosotros, juntos”.
La identidad y las tradiciones judías son fundamentales para mantener y trasmitir estos valores a las generaciones futuras. Además, el compromiso moral de ayudar a otros y trabajar por el bien común es un aspecto fundamental de la ética judía. Al honrar y seguir estos principios, la comunidad ha logrado sobrevivir y prosperar a lo largo de los siglos, incluso en tiempos difíciles como el Holocausto y la persecución en muchos lugares del mundo, y seguirá siendo una fuente de inspiración y ejemplo para todas las personas que buscan construir una sociedad más justa y compasiva.
Hemos demostrado una gran capacidad para unirnos y colaborar en tiempos de crisis, y hemos trabajado incansablemente para ayudar a aquellos en necesidad en todo el mundo. Continuar honrando y seguir estos valores es esencial para garantizar un futuro brillante y próspero para nuestra comunidad y para la humanidad en su conjunto.
Sé que las respuestas a muchos de nuestros problemas de identidad como judíos las tenemos en frente de nosotros. Yo, mientras viva aquí, en mi país y mi comunidad, haré lo posible por promover las acciones que permitan fortalecerla para inspirar a otros, al punto que nunca dejemos de estar orgullosos de ser judíos.
*Formadora de niños de nuestra hermosa comunidad, con vocación y entrega.
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100% d acuerdo, 👏👏👏😍😘