David Horovitz*
La respuesta internacional, mayormente desdeñosa, a la avalancha de evidencias sobre el programa nuclear iraní expuesta por el primer ministro Benjamín Netanyahu —notablemente entre los países que su capitulación ante Irán en 2015—, solo subraya su incompetencia, su hipocresía y la gravedad de la amenaza que ellos tan estrepitosamente fracasaron en desmontar.
Al exponer el extraordinario botín de los documentos iraníes sobre armas nucleares, Netanyahu no buscaba afirmar que Irán ha violado los términos del acuerdo con los países del llamado grupo P5+1.
Quienes así lo afirman no entendieron. Israel no está diciendo que Irán trasgredió términos específicos de ese acuerdo tan inadecuado. Todo lo contrario. Está mostrando su insatisfacción porque el acuerdo es tan negligente, está tan mal concebido y tan mal construido, que los iraníes no tienen ninguna necesidad de infringirlo.
¿Para qué tendrían que violar los términos de un acuerdo que, aunque presuntamente busca asegurar que no desarrollen un arsenal nuclear, les permite continuar investigando y desarrollando centrifugadoras para enriquecer uranio, para que cuando el acuerdo expire hayan dominado un proceso diez veces más rápido que el que tenían antes?
¿Por qué violarían un acuerdo que no les impide seguir desarrollando su programa de misiles balísticos —el medio para lanzar sus anticipadas armas nucleares— para poner a Europa y a Estados Unidos a su alcance? ¿Por qué violarían un acuerdo que les permite evadir inspecciones “en cualquier momento y en cualquier lugar” de instalaciones donde se sospeche que estén realizando actividades relacionadas con el programa nucleares? ¿Por qué violarían un acuerdo que desmanteló el régimen de sanciones, tan cuidadosamente
construido, que los había forzado a acudir a la mesa de negociaciones en primer lugar,
y arriesgarse a que sean reimpuestas?
No. Lo que afirma Israel no es que Irán esté violando el acuerdo, sino que ese acuerdo, lejos de prevenir que Irán consiga un arsenal nuclear, allana el camino a que lo logre.
¿”Nada nuevo”? Eso lo hace peor.
Los críticos de Netanyahu aseguran ahora que no hay nada nuevo en el material que presentó: nada nuevo al exponer la evidencia de los propios iraníes sobre su engaño,y los detalles específicos de su programa de armas nucleares.
En primer lugar, eso es falso. La Comisión Internacional de Energía Atómica, en sus propios reportes, jamás ha afirmado que haya tenido un acceso ni remotamente comparable a la documentación iraní en poder de Israel. El Mossad obtuvo 100.000 archivos. Los negociadoresdel P5+1 deberían correr a revisar cuidadosamente ese material.
Pero en segundo lugar, si los del P5+1 aseveran que conocían cada detalle del programa tan contundentemente presentado por Netanyahu, y por tanto conocían la extensión del engaño iraní, entonces ¿cómo pudieron negociar un acuerdo tan laxo con los ayatolás?
La jefa de política exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini —una delas principales cheerleaders del acuerdo de 2015—, ha declarado con grandilocuencia
que ese pacto “fue llevado a cabo precisamente porque no había confianza entre
las partes; de otro modo no habríamos necesitado un acuerdo”.
Vaya, leamos esto de otra manera: sabíamos que ellos estaban mintiendo, y esa es la razón por la que teníamos que firmar un acuerdo.
Dicho de otro modo: sabíamos que estaban mintiendo, y por eso llegamos a un acuerdo perdedor, un acuerdo que no desmantela el programa nuclear que sabíamos que ellos tenían aunque juraban que no.
Sabíamos que estaban mintiendo, y por eso, cuando las sanciones finalmente los habían puesto entre las cuerdas, firmamos un acuerdo que levantó la presión económica sobre ellos. Y así reforzamos a ese régimen represivo, para que pudiera oprimir mejor a su propia gente, y les dimos recursos financieros para propagar el caos y el derramamiento de sangre por toda la región.
Debe haber sido mortificante para los negociadores del P5+1 y sus defensores ver a ese irritante de Netanyahu, pavone-ándose frente a esos estantes llenos de archivos y esas repisas de CDs,reivindicándose y enfatizando el escandaloso fracaso de esos negociadores.
Pero el hecho es que el acuerdo de 2015 fue desastroso. Permitió a los tramposos iraníes salirse con la suya. No desmanteló el programa de armamentos sobre el cual siguen mintiendo. No les cerró el paso a hacerse de un arsenal nuclear.
Me pregunto cuándo los negociadores y sus defensores se disculparán, finalmente, por su fiasco. ¿Cuándo Irán empiece a probar su bombas atómicas, quizá? ¿O todavía lo verán desdeñosamente entonces?
*Editor fundador de The Times of Israel
Fuente: The Times of Israel. Traducción y
versión NMI.