El ex secretario de Estado de Estados Unidos, quien falleció por complicaciones relacionadas con el Covid-19, nunca pudo deshacerse de la «mancha» que significaron la invasión de Irak en 2003 y sus consecuencias, pero siempre será recordado con cariño en Israel
Mike Wagenheim*
Los tributos llegaron desde todo el espectro político estadounidense tras el fallecimiento del ex secretario de Estado de Estados Unidos, Colin Powell. En uno de los momentos de mayor polarización política entre demócratas y republicanos, la muerte del funcionario fue un punto de encuentro entre ambos bandos. Sin embargo, su legado en el Medio Oriente tiene diferentes miradas, para decirlo a la ligera.
“Su historia se vio abrumada por la agenda de la administración Bush y la invasión de Irak, un legado que todavía resuena hoy en términos de la estatura estadounidense perdida”, dice Joel Rubin, ex subsecretario de Estado adjunto de Estados Unidos y discípulo de Powell en el Departamento de Estado.
A pesar de su larga trayectoria política, Powell, quien murió a la edad de 84 años por complicaciones relacionadas con el Covid-19, nunca pudo librarse de las consecuencias de su presentación ante el Consejo de Seguridad de la ONU en 2003; en la ella citó afirmaciones no sustentadas sobre el dictador Saddam Hussein y su presunta posesión de armas de destrucción masiva.
Sus declaraciones sirvieron de base para el desembarco estadounidense en Iraq, dirigido por el entonces presidente estadounidense George W. Bush. Si bien la operación logró derrocar a ese jefe de Estado, tuvo consecuencias desastrosas para la región, incluido el surgimiento del grupo Estado Islámico. Powell, quien luego reconoció haber presentado la información ante la ONU a pesar de tener dudas personales sobre su veracidad, calificó ese discurso como una «mancha» en su carrera.
(Foto: AFP)
El político se ganó el respeto y confianza de muchos por su éxito como Jefe de Estado Mayor Conjunto, cuando supervisó la Operación Tormenta del Desierto, también conocida como la Primera Guerra del Golfo. Tras la ocupación de Kuwait por parte de las fuerzas iraquíes en 1990, y temiendo una presunta invasión contra Arabia Saudita, Estados Unidos lanzó un ataque conjunto contra Iraq, onbteniendo una victoria decisiva en 100 horas. La popularidad de Powell se disparó, lo que generó rumores sobre sus ambiciones presidenciales que nunca se materializaron.
A pesar de la «mancha» por el discurso ante el Consejo de Seguridad de la ONU, Rubin cree que el período actual de normalización diplomática árabe-israelí comenzó a originarse con la construcción de instituciones en el mundo árabe defendida por Powell. “Recuerdo que en una reunión en la Asamblea General de la ONU en 2004 se aferró a esa idea de trabajar con los países árabes y la sociedad civil para ayudar a las personas en el mundo árabe, mejorando su calidad de vida», cuenta el ex subsecretario de Estado adjunto.
“A diferencia de otros funcionarios, se tomó el tiempo para comprender a los jugadores de la región. Los problemas en el Medio Oriente, como en otras partes del mundo, surgen cuando intentamos lanzarnos en paracaídas con ideas que no se ajustan al entorno. Powell se tomó el tiempo para observar todo y comprender la realidad”, añade Rubin.
Muchos expertos aseguran que Powell tenía un amplio conocimiento del Medio Oriente, más allá de los recursos naturales y las sectas religiosas. En ese sentido, fue quien negoció la “Hoja de Ruta” hacia la paz entre Israel y los palestinos, e instaló la idea de una convivencia.
A pesar de sus llamamientos públicos para crear un Estado palestino, y su oposición a la construcción de asentamientos israelíes, se le ha recordado con cariño en Israel en las horas posteriores a su fallecimiento. “Él era la personificación de lo que significa ser estadounidense, y el pueblo de Israel lo valora como concepto y modelo”, continúa Rubin. Y concluye: “Tenía la capacidad de entender, y sentido común. No manejaba una perspectiva imperialista, sino más bien de realista. Incluso durante la administración Bush, asumiendo las tareas más difíciles, mantuvo intacta su reputación debido a su humanidad».
*Periodista y escritor, corresponsal de Ynet en Estados Unidos.
Fuente: The Media Line.
Traducción de Ynet, versión NMI.