Más de cinco mil escuelas fueron creadas durante el siglo XX gracias a los aportes del filántropo Julius Rosenwald, cuya vida ha sido rescatada en un documental
Lisa Hostein*
Alex Bethea, hijo de trabajadores agrícolas de algodón y tabaco, estaba en sexto grado en 1965 cuando su familia se mudó de Dillon, Carolina del Sur, a la pequeña ciudad de Fairmont, Carolina del Norte, donde asistió a una escuela llamada Rosenwald.
Pero no fue hasta 50 años después que Bethea se enteró de que su escuela lleva el nombre de Julius Rosenwald, un filántropo judío que es objeto de un documental de Aviva Kempner. La película cuenta la historia poco conocida de la contribución de Rosenwald a la cultura y la educación afroamericanas.
La revelación se produjo en una sesión de 2015 de la Convención Nacional del NAACP (Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color en EEUU), que atrajo a varios miles de delegados a Filadelfia. Bethea fue una de las 70 personas que asistieron a la proyección de la película Rosenwald. «Julius Rosenwald tuvo un gran impacto en mi vida y ni siquiera lo sabía», dice Bethea, ahora subdirectora de una escuela primaria en Nueva Jersey. «Esto me ayuda a armar el rompecabezas de mi vida».
Julius Rosenwald. (Wikimedia Commons)
La filantropía de Rosenwald para causas afroamericanas a principios del siglo XX cambió el curso de la educación de miles de niños en el sur rural y ayudó a fomentar las carreras de artistas prominentes, incluido el escritor Langston Hughes, la cantante de ópera Marian Anderson y el pintor Jacob Lawrence.
Rosenwald, quien hizo su fortuna con la firma Sears, Roebuck and Co., también proporcionó capital inicial para construir sedes de la YMCA (Asociación Cristiana de Jóvenes) para negros en ciudades de todo el país. Además, desarrolló un enorme complejo de apartamentos en Chicago para ayudar a mejorar las condiciones de vida de las masas que habían emigrado desde el sur.
«Es una maravillosa historia de cooperación entre este filántropo que no tenía que preocuparse por los negros, pero lo hizo, y que invirtió su considerable fortuna para lograr que obtuvieran una justa participación en la vida del país”, dice en el documental Julian Bond, reconocido líder de los derechos civiles.
Kempner afirma que el filme Rosenwald celebra la afinidad entre los afroamericanos y los judíos, que comenzó mucho antes del movimiento de derechos civiles, y se refiere a la poderosa tradición judía del tikun olam, el mejoramiento del mundo.
Kempner participó con Bond y el rabino David Saperstein —ex jefe del Centro de Acción Religiosa del movimiento reformista, que ahora se desempeña como embajador en el Foro Religioso Internacional— en un debate tras la proyección en la conferencia del NAACP. Fue mientras asistía a un programa público en Martha’s Vineyard, en el que Bond y Saperstein hablaron sobre las relaciones entre judíos y negros, cuando Kempner, autora del documental, se enteró por primera vez del trabajo de Rosenwald con los afroamericanos.
Ella considera a esta película la última de la trilogía que documenta las vidas de «héroes judíos poco conocidos». Las dos primeras trataron sobre la leyenda del béisbol Hank Greenberg, y la personalidad de radio y televisión Gertrude Berg.
Entremezclando material de archivo con entrevistas con afroamericanos como Maya Angelou y el representante John Lewis (demócrata por el estado de Georgia), quienes estudiaron en las escuelas Rosenwald, el documental sigue la vida de Rosenwald, hijo de inmigrantes alemanes que se convirtió en uno de los empresarios y filántropos más poderosos de principios del siglo XX en Estados Unidos.
Su padre, Sam, quien llegó a Estados Unidos en 1851, comenzó —al igual que muchos inmigrantes judíos de su tiempo— como vendedor ambulante. Finalmente se estableció en Springfield, Illinois, donde Julius creció al otro lado de la calle en la que vivía Abraham Lincoln.
En 1878, sus padres enviaron a Julius, de 16 años, a Nueva York para trabajar como aprendiz con sus tíos en el negocio de manufactura de ropa para hombres. Regresó a Illinois para comenzar su propia empresa y, a través de algunas conexiones comerciales y familiares, se asoció con Richard Sears, uno de los fundadores de Sears, Roebuck and Co. Después de que Rosenwald se hizo cargo de la compañía en 1908, la empresa se convirtió en la firma minorista más grande del país.
Rosenwald con alumnas de una de las escuelas que financió. (Foto: JTA)
Aparte de su vida empresarial, Rosenwald recibió una gran influencia del rabino Emil Hirsch, líder espiritual de la Congregación Sinaí de Chicago, y se convirtió en un gran benefactor de las causas judías.
La película documenta el paralelismo que trazó Rosenwald entre los pogromos que en ese momento padecían los judíos europeos y los ataques violentos contra los negros en Estados Unidos. Quedó particularmente conmovido por los disturbios raciales de 1908 en Springfield, que motivaron la fundación de la NAACP. El rabino Hirsch fue uno de los líderes originales de la NAACP, y Rosenwald organizó las primeras reuniones de esa institución en su sinagoga.
Él también resultó influenciado por los libros de Booker T. Washington, un destacado líder negro en ese momento, y se convirtió en financista de la Universidad Tuskegee de Alabama, fundada por Washington.
Cuando Rosenwald dio una donación de $25.000 (unos $320.000 actuales) a Tuskegee, Booker T. Washington sugirió utilizar una parte para construir seis escuelas destinadas a niños pequeños. Hasta entonces la mayoría de los niños negros no asistían a la escuela, pues trabajaban en el campo junto a sus padres; las pocas escuelas que existían eran chozas primitivas, atendidas principalmente por maestros no capacitados.
En lugar de donar todo el dinero para las escuelas, Rosenwald aportó un tercio de los fondos necesarios y desafió a la comunidad negra local a recaudar otro tercio y a la comunidad blanca local el resto. Al final, se construyeron unas 5.300 escuelas con capital inicial del Fondo Rosenwald.
El fondo pronto cambió de enfoque y comenzó a apoyar a artistas negros, ayudando a catapultar a muchos de ellos en el escenario nacional. El Fondo Rosenwald fue «la agencia de financiación más importante para la cultura afroamericana en el siglo XX», dice la poeta Rita Dove en la película.
Kempner califica a Rosenwald como uno de los mayores ejemplos de filantropía judía estadounidense, y espera que su película motive a otros a continuar esa tradición. «No todos podemos ser Julius Rosenwald», señala, observando que él donó un total de $62 millones ($800 millones al valor de hoy) durante su vida, “pero todos podemos hacer algo”.
*Columnista en la JTA, directora ejecutiva de la revista Hadassah (Nueva York).
Fuente: The Times of Israel. Traducción NMI.
El tráiler de Rosenwald está disponible en YouTube.