Fue uno de esos personajes tranquilos y humildes en su forma de ser, pero que encierran una gran fortaleza interna y un genuino sentido del deber ante la sociedad y, en particular, su comunidad.
Marcos conoció a su esposa, la también muy querida Martha Berman de Nemirovsky, en Buenos Aires, Argentina, y se casaron en 1960; emigraron a Venezuela en 1966, donde él fundó una empresa del ramo eléctrico y ella se dedicó a la docencia en el Colegio Moral y Luces “Herzl Bialik”. Ambos comenzaron muy pronto a participar en la vida comunitaria.
Marcos encabezó durante varios años el Keren Hayesod de Venezuela, y fue vicepresidente de Hebraica. Entre los cargos que ejerció en varias juntas directivas de la Unión Israelita de Caracas se cuentan la dirección de la Comisión de Conciliación y Arbitraje, la de Membresía y la Fiscal, en la que aún se desempeñaba al momento de su fallecimiento. Asimismo fue director de Finanzas de los colegios comunitarios.
Durante la aliá masiva de la ex Unión Soviética, en 1991, Marcos y Martha patrocinaron un vuelo de olim rusos a Medinat Israel.
Debe mencionarse que Martha ha estado muy activa en labores de beneficencia, como el Ropero Solidario. Ruth Nemirovsky de Scher, su hija mayor, ha seguido el ejemplo, formando parte de la junta directiva de la CAIV y del comité ejecutivo de Nuevo Mundo Israelita.
Así, el legado de Marcos Nemirovsky continúa y se prolonga más allá de su propia vida.
Redacción NMI