Mario Sinay*
Algunas de las muchas mujeres judías que lucharon en la rebelión del Gueto de Varsovia de abril de 1943.
Foto: Museo de la Historia de los Judíos Polacos (polin.pl)
Cuanto más se descubre sobre la nefasta era del nazismo, se publican testimonios de sobrevivientes y se investiga sobre esa época, más resaltan los heroicos personajes judíos femeninos: niñas, jóvenes, madres, instructoras (madrijot), educadoras y otras, que influyeron y aportaron en forma activa a la resistencia espiritual y armada de los judíos bajo el dominio y la ocupación nazi en Europa.
La mujer judía luchó por mantener la unidad de su familia, la existencia física y espiritual, el apoyo a los necesitados. Participó en forma activa en las filas de la rebelión armada en los guetos, campos de concentración y exterminio, y en los bosques junto a los partisanos. La mujer judía se reveló como una luchadora incansable; muchas cayeron en el intento de resistir.
En todos los países de la Europa ocupada encontramos personajes judíos femeninos que participaron en la actividad clandestina de los movimientos juveniles, mensajeras y enlaces entre los guetos, luchadoras y combatientes, activistas en la misión de rescate y salvación.
El 9 de enero de 1943, Heinrich Himmler, jefe de las temibles SS, visitó el Gueto de Varsovia con intención de revisar su “producción”. Dio órdenes de mudar inmediatamente, antes del 15 de febrero, todas las industrias del gueto a la zona bajo control de las SS en Lublin, a los campos de Trawniki y Poniatowa.
El 18 de enero, fuerzas alemanas ingresaron sorpresivamente al gueto para desalojar a sus habitantes. En cuatro días, miles de judíos fueron deportados a Treblinka, y otros miles fueron asesinados en las calles, pero no lograron desalojarlo por completo.
Un grupo de combatientes del movimiento Hashomer Hatzair, bajo el comando de Mordejai Anielewicz, armados con pistolas, se infiltraron en una columna de judíos que estaban siendo llevados por la fuerza al Umschagplatz (lugar de las deportaciones) y, a una señal planeada de antemano, rompieron filas y lucharon contra sus escoltas alemanes. Eliahu Rozanski logró matar a dos alemanes antes de caer muerto.
En este evento cayó Margalit Landau, de 17 años, quien había arrojado una granada.
Los eventos del Gueto de Varsovia entre el 18 y el 22 de enero de 1943 fueron interpretados como un fracaso alemán (de deportar a todos los judíos), y marcaron un hito en el comienzo de la resistencia armada activa. Sería llamada “la Insurrección de Enero”.
En el obelisco al pie del monumento en el búnker de la calle Mila 18, donde se ubicaba el centro de la resistencia del Gueto de Varsovia, figuran los nombres de 51 combatientes judíos, 22 de los cuales eran mujeres: Małka Alterman, Franka Berman, Tosia Berman, Nesia Cukier, Towa Frenkel, Mira Fuchrer (novia de Mordejai Anielewicz), Miriam Hajnsdorf, Rut Hejman, Mira Izbicka, Salke Kamień, Ziuta Klejnman, Jaffa Lewender, Rywka Pasamonik, Miriam Rotblat, Jardena Rozenberg, Salka (seudónimo), Basia Sylman, Szyja Szpancer, Moniek Sztengel, Szulamit Szuszkowska, Rachelka Zylberberg y Sara Żagiel.
Niuta Taitelbaum (Wanda) fue subcomandante de un grupo de los combatientes del gueto, una de las más legendarias y valientes mensajeras y luchadoras. Durante la rebelión logró disparar mortalmente a cuatro oficiales de las SS. Atrapada finalmente por los nazis, a quienes había hostigado sin cesar, murió bajo tortura, sin delatar a sus compañeros, a la edad de 25 años.
Niuta Teitelbaum (Foto: Wikimedia Commons)
Irena Goldblum fue una integrante esencial de la Organización de Combate Judía (ŻOB), una isla de honradez y decencia que sirvió como de contacto entre el gueto y el exterior. Sobreviviente del Levantamiento del gueto, también luchó en la posterior rebelión de Varsovia. Tan valiente como temeraria (de ello da fe su compañero y también luchador sobreviviente, Marek Edelman), se convirtió en periodista y poetisa, intentó durante toda su vida olvidar su identidad y borrar el pasado, pues nunca pudo soportar el peso de la tragedia y de haber sobrevivido sin conseguir salvar a su propia familia, habiendo logrado liberar a tantos.
*Educador sobre el Holocausto.
Fuente: AJN.
Versión NMI.
“Las mujeres judías protagonizaron actos verdaderamente heroicos durante el Holocausto. Enfrentaron peligros y trastornos inimaginables, se vieron impedidas de desempeñar su labor familiar y fueron obligadas a incorporarse a la fuerza de trabajo, donde fueron víctimas de la humillación y los abusos.
A pesar de los peligros y de la atrocidad, se sumaron valientemente a la resistencia, introdujeron en los guetos alimentos de contrabando, e hicieron sacrificios desgarradores para mantener vivos a sus hijos. Su valentía y su compasión son motivo de estímulo hasta el día de hoy”.
Ban Ki-Moon, secretario general de las Naciones Unidas, 27 de enero de 2011
“Pero fue el fenómeno de las mujeres que empuñaban las armas, las mujeres-soldado, algo que yo no podía comprender. Si no hubiera visto a esas mujeres judías con mis propios ojos, pensaría que exageraban. Creo que no eran criaturas humanas; quizá unas diablas o unas diosas. Tenían nervios de acero y eran tan ágiles como las mujeres de los circos. A menudo llevaban una pistola en cada mano y las disparaban a la vez. Eran unas luchadoras aguerridas, hasta el último aliento, y peligrosas en el cuerpo a cuerpo”.
Kazimierz Moczarsk. En la celda del teniente general de la SS Jurgen Stroop.
Alba Editorial, Barcelona, 2008
Mujeres judías detenidas por las SS tras aplastar la rebelión en el Gueto de Varsovia. Poco después serían fusiladas junto al resto de la resistencia
(Foto: Wikimedia Commons)
Las kashariot, mujeres mensajeras
“Las mujeres mensajeras Haika, Frumka y muchas otras, serían tema digno de un gran escritor. Jóvenes valientes, heroínas atrevidas, que viajan entre las ciudades y aldeas en Polonia con certificados arios falsificados, cada día están expuestas al peligro de muerte. Aceptan las misiones más peligrosas sin discutir, y las obedecen sin cuestionar ni dudar.
Si hay que salvar a un compañero de Vilna, Lublin, Varsovia, ellas se ofrecen como voluntarias para esa misión. Todo lo hacen con humildad y seguridad. Ningún estorbo molesta en su camino. No tienen miedo, dificultades ni limitaciones. Llegan a poblados judíos en donde ningún otro representante de las instituciones judías ha logrado llegar, como Wollin, Ucrania y Lituania.
¿Cuántas veces se enfrentaron a la muerte cara a cara?
¿Cuántas veces fueron registradas?
¿Cuántas veces fueron arrestadas?”
Emanuel Ringelblum, Crónica del Gueto de Varsovia
“El gueto de Varsovia, ubicado en el barrio Muranow, funcionó desde el 16 de noviembre de 1940 hasta el 16 de mayo de 1943.
En el gueto se formaron dos organizaciones de resistencia clandestina: la Organización de Combate Judía (ŻOB), formada por los movimientos juveniles Hashomer Hatzair, Habonim Dror y Bnei Akiva, Gordonia, Hanoar Hatzioni, Poalei Tzion y los Bundistas; y la Organización Militar Judía (ŻZW), integrada por el movimiento juvenil revisionista Betar.
“La rebelión en Varsovia fue la más grande y famosa, se convirtió en ícono de la resistencia judía durante la Shoá e hito dominante en la recordación del Holocausto.
La luz inspiradora de los héroes de la rebelión del Gueto de Varsovia brillará para siempre. Su valentía y nobleza trascenderán en el tiempo y la historia judía”.
Tzivia Lubetkin, durante el juicio de Eichmann en Jerusalén
“Sabíamos que nosotros, los débiles, finalmente los venceríamos, porque esa era nuestra fuerza. Creíamos en la justicia, en el ser humano, en un régimen diferente al que ellos promovían”.
Israel Gutman, Holocausto y Memoria.
Centro Zalman Shazar de Historia Judía y Yad Vashem. Jerusalén, 2003
“Vamos a defendernos… Solo teníamos que contestar a dos preguntas: ¿Cómo y con qué?”
Rajel Auerbach, Pésaj, 19 de abril de 1943
“Y esa noche del martes, la primera noche del levantamiento, ellos aún hacían el Séder en el Gueto. En las profundidades de los refugios, en departamentos desolados, ellos leen la Hagadá.
“Y la esclavitud del faraón en Egipto se fusiona con lo que nos hace el malvado Hitler.
“Los judíos de Varsovia recordaban los milagros del Éxodo en Egipto, y hablaban sobre el levantamiento. Alababan los actos de los jóvenes luchadores de las calles Mila, Zamenhoff, Nalewki y Muranowska.
“En su imaginación, ancianos y jóvenes se unieron mentalmente con la guerra de liberación de sus antepasados. Ellos sabían que estaban destinados a la destrucción… y en el umbral de la redención, ellos cantaban y lloraban”.
Margalit Landau