Emily Schrader*
Las redes sociales explotaron por un video viral de la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris, a quien una estudiante yemení-iraní de la Universidad George Mason le hizo una pregunta en la que acusó a Israel de «genocidio étnico» y otras flagrantes falsedades que a menudo se utilizan para difamar a Israel.
Si bien la propia Harris sabe mucho sobre el tema, y de hecho ha sido una abierta defensora de Israel, su respuesta —o falta de ella— sorprendió. En lugar de corregir educadamente a la estudiante, Harris lanzó una vergonzosa respuesta según la cual «nadie puede suprimir tu verdad». Este resultó un costoso error para la vicepresidenta, ya que generó un enorme escándalo.
Desde entonces, su oficina ha entrado en modo de control de daños, intentando distanciar a la vicepresidenta de los comentarios de la estudiante.
La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, durante su encuentro con estudiantes en la Universidad George Mason en Fairfax, Virginia
(Foto: CNN)
El problema, sin embargo, es mucho más profundo que la información falsa que emitió la joven. Vivimos en una época en la que las mismas mentiras utilizadas para justificar el asesinato contra judíos son aceptadas, incluso alabadas, por la vicepresidenta de los Estados Unidos como una versión de la «verdad».
Hay opiniones y hay mentiras. Acusar a Israel de «genocidio étnico» es descaradamente falso, y calificarlo como «tu verdad que debe ser escuchada» resulta obsceno. No hay nada de cierto en los comentarios de la alumna: son insultos antisemitas inventados por aquellos que se niegan a reconocer el derecho judío a la autodeterminación y desean la destrucción del Estado de Israel.
El simple contexto de la conversación es prueba de ello. Harris se dirigió a los estudiantes durante el Día Nacional de Registro de Votantes, y habló sobre la importancia de las manifestaciones y el poder de la organización para el cambio. La estudiante yemení-iraní aprovechó la oportunidad para desviar la conversación hacia Israel, incluso insinuando que el reciente financiamiento del sistema antimisiles Cúpula de Hierro —exclusivamente defensivo— está relacionado de alguna manera con el «genocidio de los palestinos».
Hay opiniones y hay mentiras. Acusar a Israel de «genocidio étnico» es descaradamente falso, y calificarlo como «tu verdad que debe ser escuchada» resulta obsceno
Que la vicepresidenta no solo haya guardado silencio frente a estas mentiras, sino que haya elogiado a la estudiante, es extremadamente perjudicial para todos aquellos que luchan por la verdad sobre cualquier tema. Pretender que los hechos reales no existen nos perjudica a todos, y nos impide poder abordar los verdaderos problemas en cualquier debate.
La concepción, cada vez más popular, de que los hechos son subjetivos, es uno de los principales contribuyentes a la profunda división política existente en muchas democracias occidentales, en particular en Estados Unidos.
Por un lado, tenemos todo tipo de movimientos que narran sus experiencias históricas, que son válidas y deben ser escuchadas; por el otro hay actores deshonestos que se aferran a esos movimientos para promover una agenda y son intencionalmente engañosos. Como resultado, la otra parte desconfía del movimiento que habla sobre sus experiencias. Al final, ambos lados están cada vez más polarizados.
Hace varios años lo vimos con la Marcha de las Mujeres, que representa una causa absolutamente necesaria y justa. Sin embargo, en lugar de hacer crecer el movimiento y ganar aliados en la lucha contra la agresión sexual y el acoso, las cofundadoras de la Marcha de las Mujeres dañaron su credibilidad al hacer múltiples comentarios incendiarios y antisemitas, que no tienen nada que ver con la lucha por la igualdad de las mujeres. Un fenómeno similar se produjo con Black Lives Matter, que adoptó en su agenda posiciones antiisraelíes basadas en mentiras descaradas.
Que la vicepresidenta no solo haya guardado silencio frente a estas mentiras, sino que haya elogiado a la estudiante, es extremadamente perjudicial para todos aquellos que luchan por la verdad sobre cualquier tema. Pretender que los hechos reales no existen nos perjudica a todos, y nos impide poder abordar los verdaderos problemas en cualquier debate
Desafortunadamente, estos son solo algunos de los muchos ejemplos de cómo los intereses antiisraelíes han hecho un esfuerzo concertado para incrustar a “Palestina” en todas y cada una de las causas posibles, insertando el tema en debates que no tienen absolutamente ninguna relación con Israel y los palestinos, o con el Medio Oriente. Estos esfuerzos polarizan discusiones importantes que deberían tener lugar en la sociedad, ya sean las desigualdades raciales, el feminismo o el derecho al voto.
Que la vicepresidenta de Estados Unidos haya caído en la trampa de etiquetar las mentiras descaradas como “tu verdad” es un ejemplo terrible para el resto de la sociedad, por parte de una líder que conoce el tema mucho mejor que eso.
Si bien su oficina ha aclarado su posición, señalando que «la vicepresidenta está en total desacuerdo con la caracterización de Israel por parte de los estudiantes», ha sido demasiado poco, demasiado tarde. Su respuesta otorgó legitimidad a las mentiras antiisraelíes cuando tuvo una oportunidad perfecta para dar el ejemplo, y para defender la verdad como debería hacerlo cualquier líder.
*Directora ejecutiva de Social Lite Creative LLC.
Fuente: The Jerusalem Post.
Traducción NMI.