Un reportaje en el diario israelí Haaretz hace referencia a un artículo de Wikipedia sobre un campo de exterminio para polacos no judíos en Varsovia.
El texto, en su versión en inglés, ofrecía datos sobre una instalación en la que, a partir de octubre de 1943, los nazis habrían asesinado en cámaras de gas a nada menos que 212.000 polacos no judíos, cuyos restos cremados habrían sido luego dispersados por las ruinas de la ciudad. Ese campo estaba ubicado cerca de la estación del tren del oeste de la capital polaca, que aún existe y se ha convertido en lugar de peregrinación; de hecho, allí se llevan a cabo periódicamente ceremonias de homenaje y hasta existen monumentos conmemorativos.
El problema es que nunca existió un campo con esas características. No hay evidencia alguna de cámaras de gas en Varsovia. La historia era ficticia.
Diagrama del supuesto campo de exterminio de Varsovia. En realidad, los ductos de ventilación que existen en el lugar fueron instalados en la década de 1970.
(Imagen: Spetsedisa)
Havi Dreifuss, investigadora de Yad Vashem, historiadora en la Universidad de Tel Aviv y experta sobre la Shoá en Polonia, afirma claramente que se trata de una patraña. Por su parte Jan Grabowski, historiador polaco-canadiense de la Universidad de Ottawa, señala que el supuesto campo es espurio.
El artículo apareció en Wikipedia en agosto de 2004, y solo ahora, 15 años después, ha sido reescrito eliminando las referencias al exterminio, lo que lo convierte en el artículo falso más duradero en la historia de Wikipedia en inglés. Pero el material había sido traducido a una docena de idiomas (que tienen menos supervisores de calidad y rigor que la versión en inglés), y partes de su contenido habían pasado a otros artículos. Por ejemplo, bajo el tema “Extermination camp”, el falso campo de Varsovia apareció durante años listado junto a los de Auschwitz y Maidanek.
Este engaño se inscribe, según los expertos entrevistados por Haaretz, en la campaña sistemática de los nacionalistas polacos para reescribir la historia. Según su narrativa, todos los polacos, no solo los judíos, fueron víctimas de un plan de exterminio por parte de los nazis, lo que ahora llaman en ese país “polocausto”, y hacen a un lado la evidencia de la colaboración de muchos polacos en la persecución de los judíos. Esto coincide con la narrativa que el actual gobierno polaco trata de implantar.
Además, los autores buscaban equiparar la cifra total de muertos no judíos con las víctimas judías de la ciudad. No por casualidad, sumando los supuestos 212.000 muertos a los 200.000 que sí perdieron la vida en el levantamiento de Varsovia de 1944, se llegaría a más de 400.000, casi igualando el número de judíos que pasaron por el Gueto de Varsovia antes de ser exterminados.
Tal narrativa revisionista no ha podido penetrar en el mundo académico, pero sí logró un éxito —si bien temporal— en Wikipedia.
Un artículo en el portal CAMERA (siglas en inglés del Comité para la Exactitud en los Reportes y Análisis sobre el Medio Oriente) hace un interesante contraste entre la reacción de dos comunidades judías de Estados Unidos frente a educadores radicales que promueven el “antisionismo” en las escuelas.
El primero de los casos ocurrió en California, donde la legislatura creó en 2016 la asignatura “Estudios Étnicos”; su objetivo es centrar la atención en las experiencias de discriminación de las distintas minorías que tienen presencia ese estado. El borrador del curriculum incluyó a los hispanos, afroamericanos, asiáticos y musulmanes; pero curiosamente no aparecen por ningún lado los judíos, armenios ni varios grupos cristianos originarios del Medio Oriente, que sobrepasan en número a los musulmanes en California y tienen una larga historia de persecución.
El texto hace énfasis en la islamofobia pero no menciona el antisemitismo, mientras que según datos del FBI la cantidad de crímenes de odio contra los judíos sobrepasa en mucho a los que han padecido los musulmanes.
Resulta que varios de los que prepararon el curriculum apoyan abiertamente el movimiento antisemita BDS; no sorprende, entonces, que el plan de estudios contemplara incluso letras de canciones antiisraelíes.
Como respuesta, relata el artículo de CAMERA, “un amplio espectro de grupos judíos —con la predecible excepción de las organizaciones judías antisionistas de extrema izquierda— se unió para exigir que el comité de educación de California rechazara ese borrador de curriculum”.
El estado de California tiene previsto un período de consulta pública, y de los aproximadamente 20.200 comentarios recibidos, más del 90% expresaron preocupación sobre el contenido antijudío de la propuesta. El grupo de legisladores judíos del estado de California se mostró especialmente indignado, y el propio gobernador expresó su disgusto. Como resultado, los funcionarios de educación han suspendido la aplicación del curriculum durante un año mientras se hacen nuevas revisiones.
Muy diferente es lo ocurrido en la ciudad de Newton, Massachusetts. Allí, la enseñanza distorsionada sobre el conflicto palestino-israelí cuenta ya varios años. En 2011, el padre de una estudiante se alarmó por una lectura que le habían asignado a su hija, donde se afirmaba que los soldados israelíes torturan y asesinan sistemáticamente a las mujeres palestinas detenidas. El hombre decidió llamar la atención al respecto, pero fue rechazado e incluso ridiculizado por los administradores de la escuela. Así comenzó una batalla que ya lleva ocho años.
Análisis independientes han demostrado el sesgo, omisiones y baja calidad de los materiales que se utilizan en Newton para enseñar el conflicto palestino-israelí, pero el superintendente y los miembros del Comité de Educación de Massachussetts se niegan a reconocer que exista algún problema. Un pequeño grupo de residentes presionó a la escuela para que hiciera algo, logrando que la unidad sobre el tema del conflicto palestino-israelí se pusiera en suspenso. Algunos profesores fueron enviados a tomar un breve taller al respecto en la Universidad Brandeis, pero no se sabe si esto tendrá alguna consecuencia.
También se introdujo una queja contra la asignatura electiva creada por un profesor que inculca su agenda política antiisraelí a los alumnos, pero el sindicato de profesores se apresuró a apoyarlo.
Peor aún, en 2018 el Comité Educativo de la ciudad de Newton votó en contra de que el público tenga acceso a los materiales que se usan en las escuelas, aunque según la ley ello es obligatorio; esto no ha tenido mayores consecuencias, debido a la pasividad de la mayoría de los padres.
Así, CAMERA contrasta la organizada, cohesionada y determinada respuesta de la comunidad judía de California con la escasa y dispersa acción de la de Massachusetts. Los resultados quedan a la vista: “A una generación entera de alumnos de Newton se les está enseñando una descripción distorsionada de Israel y el conflicto palestino-israelí”.