Hace pocos días nos internamos en el Parque “Ezequiel Zamora”, donde están las famosas escalinatas de El Calvario, que contadas una por una suman 94.
El grupo de entusiastas por conocer un poco más de la fabulosa historia de finales del siglo XIX lo componían Emanuel Abramovitz (alias Meni), Jacobo Cohen (alias Coco) y Marcos Cohen (alias Gomita).
El Parque “Ezequiel Zamora” fue construido en la presidencia de Antonio Guzmán Blanco en 1883, con el nombre de “Paseo Guzmán Blanco”. Eso de poner el nombre del presidente a todo lo que se hace en el país no es de ahora, tiene un tiempito, y Guzmán Blanco, que era muy pretencioso, no escapaba de esa ambición desmedida porque su nombre aparecía en todas partes.
La verdad que el parque es inmenso; tiene 17 hectáreas, donde consigues bustos y estatuas de ilustres personajes venezolanos y hasta extranjeros, donde podemos apreciar el del Libertador Simón Bolívar, el del Dr. José Gregorio Hernández, la gran pianista universal Teresa Carreño, el Cacique Guaicaipuro, la mujer de El Calvario, la Capilla Nuestra Señora de Lourdes, la espectacular Plaza de el Parnaso, el pedestal —no faltaría más— de Ezequiel Zamora, entre otras reliquias.
Quizá la que más nos impresiono fue el Arco de la Federación, que fue inaugurado el 28 de octubre de 1895, por lo que justo el viernes pasado cumplió 127 años de aquel día histórico para la cuidad de Caracas, diseñado con la inspiración del Arco del Triunfo de París por el arquitecto Juan Hurtado Manrique, en colaboración con Alejandro Chataing.
Dicho arco nos remonta a la guerra fratricida más larga y sangrienta de Venezuela, la Guerra Federal, que se libró entre liberales y conservadores entre los años 1859 y 1863, donde perdieron la vida 300.000 compatriotas de una población aproximada de 1.500.000 de almas, con una destrucción del aparato productivo agropecuario y un declive muy importante del comercio exterior.
Al final, después de varias alternativas de ese terrible quinquenio, triunfaron los federalistas de la mano de Juan Crisóstomo Falcón, ya que Ezequiel Zamora murió en San Carlos, estado Cojedes, el 10 de enero de 1860. Pero lamentablemente, las ideas primigenias de reivindicación para los campesinos y desposeídos que aupaban los federalistas no se cumplió, y como dijo José Loreto Arismendi: “durante cinco años lucharon para reemplazar ladrones por ladrones, tiranos por tiranos”.
Lamentablemente, las ideas primigenias de reivindicación para los campesinos y desposeídos que aupaban los federalistas no se cumplió, y como dijo José Loreto Arismendi: “durante cinco años lucharon para reemplazar ladrones por ladrones, tiranos por tiranos”
La historia de Venezuela es fascinante, adentrarse en ella es importarte, pero no quedarse en el pasado eternamente, ya que el conocimiento histórico sirve para saber de dónde venimos, estar orgullosos de ese devenir histórico, cuyo conocimiento nos sirve en la medida en que podamos aprender de él, obtener análisis de los errores y aciertos, con la finalidad de tener un mejor presente y construir un futuro promisorio, con las nuevas herramientas del conocimiento humano de la era digital, cibernética, de los emprendimientos en tecnología que nos catapulten hacia una vida más edificante y eficiente, para poder disfrutarla a plenitud.
Sabemos, y como ejemplo ponemos al Estado de Israel, que la fuente de la prosperidad de una sociedad no está en sus recursos naturales, que pueden servir solo de impulso de proyectos, porque la verdadera y única fuente de propulsión al éxito está en el recurso humano desde la infancia, en la educación tanto formal como extra-cátedra, en el deporte, en las artes y las letras, esa es la fuente de la eterna juventud, el conocimiento.