En el Medio Oriente la libertad de prensa es algo inexistente, excepto en Israel. Un paseo por la ironía que se esconde tras la autocensura de los medios de comunicación
Hillel Frisch*
Elija entre los numerosos medios de comunicación de cualquier país del Medio Oriente; rara vez oirá, verá o encontrará críticas al gobierno bajo el que operan.
Cuando los medios occidentales estaban llenos de artículos que criticaban a las autoridades cataríes por su maltrato a los trabajadores extranjeros que construyeron las instalaciones deportivas de la Copa del Mundo, Al Jazeera, tanto en inglés como en árabe, estaba ocupado atacando a su culpable habitual, Israel, sin siquiera insinuar que algo estuviera podrido en el propio Catar.
En Egipto, el conglomerado Al-Ahram informa solo sobre logros del gobierno, mientras los préstamos de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, y las facilidades crediticias del FMI, rescatan a su muy atribulada economía. Todavía más impensable es criticar de cualquier manera al presidente al-Sisi, quien llegó a su cargo por un golpe militar.
Lo mismo es cierto para los medios de comunicación saudíes, emiratíes, marroquíes o argelinos. Nadie en los medios de comunicación saudíes se atrevería a cuestionar por qué Arabia Saudita no coopera con Estados Unidos y el Reino Unido para enfrentar los ataques hutíes al tráfico marítimo en el Mar Rojo, un interés de seguridad más vital para los saudíes que para EEUU o los británicos. Los medios de comunicación palestinos con sede en Jerusalén, o los de la Autoridad Palestina, nunca abordarán el tema de la corrupción de su gobierno, y menos aún la cuestión de por qué el líder al mando tiene que seguir gobernando después de 20 años sin oposición en ninguna elección creíble.
El portal al-Quds, con sede en Jerusalén, tiene un enfoque invariablemente hostil hacia Israel. Asume las cifras de muertos en Gaza suministradas por Hamás (al igual que todos los medios occidentales), aunque en este caso no pudo evitar reseñar la vacunación de niños gazatíes contra la polio… sin mencionar que esas vacunas llegaron desde Israel
(captura de pantalla)
Solo hay dos países en el Medio Oriente, Líbano e Israel, donde el gobierno es criticado en los medios de comunicación; y solo uno, Israel, donde las críticas al gobierno son la norma y no la excepción.
Irónicamente, las críticas al gobierno israelí son especialmente frecuentes entre los “palestinos oprimidos”, ya sea los que viven bajo la “ocupación”, o en los medios dirigidos por ciudadanos árabes de Israel. En general, los medios de comunicación árabes –que nunca critican a sus dirigentes ni a sus gobiernos– consideran que los palestinos viven bajo una “ocupación de limpieza étnica”, que en Gaza están expuestos a una “aniquilación generalizada” y que, dentro del propio Israel, los árabes son ciudadanos de segunda o tercera clase.
Oficialmente, Israel tiene una oficina de censura gubernamental que supervisa la información de los medios de comunicación. Pero uno difícilmente podría imaginar su existencia, al ver uno de los medios más populares y que antes era serio: al-Quds, que opera desde Jerusalén pero tiene lectores principalmente en la Autoridad Palestina.
Leer sus titulares del pasado 27 de agosto es casi tan útil como cualquier otro lugar para hacerse una idea de los ataques a Israel que promueve ese portal. La noticia principal trata sobre el 23 aniversario del “mártir Abu Ali Mustafa”, líder del brutal Frente Popular para la Liberación de Palestina, quien fue abatido en un ataque aéreo quirúrgico israelí por su intensa participación en las actividades terroristas del movimiento.
Ni en los medios palestinos ni en los árabes israelíes se encuentra casi nada positivo sobre Israel: sus logros tecnológicos, científicos y médicos, la investigación académica en religión y humanidades (incluido el mundo del Islam) o en los deportes
La siguiente noticia se titula “El gobierno [israelí] financiará por primera vez las incursiones de los colonos en Al Aqsa”, y luego aparece otra que dice que “la ocupación demolió una casa al sur de la mezquita de Al Aqsa”. Lo que los medios israelíes informan como la muerte de cinco terroristas en una incursión de las FDI en el campo de refugiados de Nur Shams, cerca de Tulkarem, se trasforma en “el asesinato de cinco palestinos por parte de la ocupación”. Gaza también ocupa un lugar destacado en el sitio, donde se informa: “Mártires y heridos en una serie de incursiones de la ocupación en varias áreas de la Franja de Gaza”.
Israel no sale mucho mejor parado en los artículos de opinión de al-Quds. Mustafa Barghouti, un político y generador de opinión especialmente prolífico, comienza su ataque con estas palabras: “¿Cuántas veces se nos parte el corazón al ver los cadáveres de niños en Gaza destrozados por las bombas del ejército de ocupación, al oír los amargos lamentos de las madres que perdieron a sus hijos, entre ellos 115 niños que murieron poco después de nacer durante la continua y brutal agresión?”
No hay duda de que la prensa árabe israelí está mucho más centrada en los asuntos internos y tiene un tono más moderado, pero la libertad de prensa también se observa fácilmente en esos medios. Un veterano sitio web, Kul al-Arab, al igual que su homólogo al-Quds, informó de forma destacada sobre la financiación de “las campañas para asaltar la mezquita de Al-Aqsa” con el consentimiento del “extremista Ben-Gvir”. Los medios árabes israelíes, siguiendo el ejemplo de Hamás y la Yijad Islámica, se refieren al Monte del Templo exclusivamente como mezquita de al-Aqsa, borrando cualquier referencia al antiguo término para el Monte del Templo, Jabal al-Haikal (Monte del Templo en árabe), que vincula el lugar con el primer y segundo templos judíos.
A los medios árabes de Israel nunca les sorprende la ironía de que puedan oponerse, movilizar y expresar odio con amargura contra un solo gobierno, sus líderes, funcionarios y ciudadanos, algo que nunca podrían o se atreverían a hacer con ningún otro gobierno del Medio Oriente
Ni en los medios palestinos ni en los árabes israelíes se encuentra casi nada positivo sobre Israel: sus logros tecnológicos, científicos y médicos, la investigación académica en religión y humanidades (incluido el mundo del Islam) o en los deportes.
Sobre todo, a esos medios nunca les sorprende la ironía de que puedan oponerse, movilizar y expresar odio con amargura contra un solo gobierno, sus líderes, funcionarios y ciudadanos, algo que nunca podrían o se atreverían a hacer con ningún otro gobierno del Medio Oriente.
La libertad de prensa, al menos en el Medio Oriente, es exclusivamente “hecha en Israel”, especialmente en lo que respecta a los palestinos.
*Investigador principal del Instituto de Estrategia y Seguridad de Jerusalén, y profesor emérito de la Universidad Bar-Ilán.
Fuente: The Jerusalem Post.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.