El nombre de Eduardo Lisogorsky es sin duda alguna un emblema para el CSCDR Hebraica; es sinónimo de trabajo, constancia, enseñanza, colaboración, calidad humana y un sinfín de adjetivos que fueron utilizados para describir a este gran ser humano.
Eduardo nació en Buenos Aires, Argentina, el 13 de noviembre de 1940. Emigró a Venezuela, y en 1975 ingresó a trabajar como Director de Deportes en Hebraica, departamento que él formalizó para ofrecer a nuestra comunidad el deporte como un medio formativo y de integración social, desarrollar el estímulo a la competencia deportiva con el fin de fortalecer el sentido de pertenencia a nuestro pueblo, inculcando la identidad macabea, fortaleciendo la formación integral del individuo y estimulando la participación deportiva en todos los eventos macabeos internacionales.
Eduardo Lisogorsky haciendo entrega del premio al ganador del torneo interno Copa Hebraica de Ajedrez en 1978
Poco a poco, Eduardo se hizo parte de los diferentes equipos de valiosos profesionales que, trabajando integralmente, sirvieron de retroalimentación constante para la obtención de los innumerables logros de Hebraica. Durante 32 años desarrolló su vida profesional en esta institución.
Con la bandera venezolana, durante la Macabiada Mundial de 2009 en Israel
Eduardo Lisogorsky fue un gran ser humano que entregó sus mejores años profesionales a Hebraica. Aunado a sus aportes, brindó su apoyo incluso a la distancia, a través de comentarios y observaciones, haciendo sentir en cada uno de los profesionales que laboran hoy en el centro comunitario que él seguía siendo gente Hebraica, con su corazón y alma en esta hermosa institución.
Copa Centroamericana realizada en Panamá en 2015, cuando Eduardo Lisogorsky era director de Deportes de la comunidad judía local. De izquierda a derecha: Lisogorsky, Gil Arziyeli (embajador de Israel en Panamá), Ezra Kaim y Fortunato Vivas (venezolano/panameño), patrocinante del torneo, en el cual participó como invitado el equipo olímpico de Israel por gestiones de Lisogorsky y Kaim.
En sus palabras, “Hebraica como institución, con el correr de los años, desde su fundación, gracias a los visionarios dirigentes y a los que siguieron esa hoja de ruta, se convirtió en un modelo de centro comunitario, verdadero ejemplo para el pueblo judío, donde la educación y el Judaísmo, en sus múltiples facetas, se convirtieron en un modo de vida institucional (…) Para mí y mi familia, Hebraica lo significa todo. Ha sido un eslabón importantísimo en la consolidación de mi grupo familiar. Llegué a Venezuela acompañado de Graciela, mi esposa, y con mis hijos de cinco y un año de edad. Hebraica estuvo ligada con fuerza inquebrantable en todo lo que ello significó. Fue parte de nuestra forma de vida”.
Homenaje a gerentes generales de Hebraica durante la fiesta del 50 aniversario de la institución en 2018. De izquierda a derecha: David Bachenheimer, Roberto Rabinovich, Anabella Jaroslavsky, Eduardo Lisogorsky, Hector Marincioni, Anita Katz de Seemann, Alberto Vieira, Sara Fefer y Enrique Sultán
Así lo recuerdan
«Eduardo para mí fue un gran mentor, lo conocí cuando formaba parte del Centro de Estudiantes del Liceo y él recién llegaba, en el año 75. A través de los años lo vi trabajar incansablemente. Era realmente un profesor, su habilidad y conocimiento del deporte loS usaba para beneficio de nuestros deportistas, tanto en el ámbito nacional, como internacional.
“Tuve la suerte y el placer de trabajar muy de cerca junto a Eduardo en la Junta Directiva entre los años 1999 y 2003. Aprendí muchísimo de él como profesional; siempre buscaba la manera de relacionar a los deportistas con la prensa y eventos nacionales, para proyectar el deporte comunitario. En 1999 me convenció para asistir a una reunión del Plenum de Maccabi Mundial, y así sembró en mí la semilla macabea, que hasta hoy llevo conmigo. Muchos aprendizajes y muchas buenas experiencias dejó en mí, mi gran amigo Eduardo. Lo voy a extrañar”.
Ricardo Landau, presidente del CSCDR Hebraica 2008-2010.
“Fui testigo de lo que Eduardo ha significado para todos los que lo conocimos. Profesionalmente, un ejemplo de creatividad, entrega y dedicación para generar siempre nuevos desafíos. Fue un digno heredero de los valientes macabeos, ya que supo trasladar su mensaje a muchas generaciones que, gracias a él, podrán trasmitir el legado de un pueblo ejemplar.
“Es imposible hablar de Hebraica Caracas sin tener que mencionar a Eduardo. Cuánto tiempo de entrega, innumerables noches y fines de semana trabajando sin descanso.
“Junto a él, Graciela fue el sostén y apoyo permanente. Karen y Christian, dos hijos amados que crecieron en Hebraica, ambos destacados deportistas, y sobre todo personas muy queridas y orgullosas de pertenecer a una familia única.
Tengo la satisfacción de haber sido amigo de Eduardo durante 45 años, compartir la vida profesional y familiar con mucha intensidad. Los “Lisos” son parte de mi familia y yo me siento parte de ellos.
“Desde el domingo siento un vacío muy grande, y cada vez que digo su nombre se me nubla la vista. Nos faltó tiempo para seguir siendo tan unidos y tan compinches.
Agradezco a la vida haberte conocido. Hasta pronto, hermano querido”.
Héctor Marincioni, gerente general de Hebraica 1981-1987.
“Eduardo fue siempre una persona muy positiva y un gran motivador. Yo podría decir que fue uno de mis más importantes mentores en el trabajo comunitario. Siempre estaba pendiente de lo personal de cada uno, se acercaba y se mantenía en contacto constante, interesándose por el crecimiento de cada profesional y voluntario. Lo admiraba profundamente por su empuje, su valentía, su fuerza. Nada lo detenía.
“Tenía un gran don de gentes, era cariñoso y siempre muy claro en sus propuestas. Para mí fue un honor trabajar con él, compartir espacios de crecimiento y de disfrute de logros.
“Compartir con Eduardo Macabiadas, Juegos Macabeos y cualquier otro evento, fue una posibilidad de formación y aprendizaje. Me siento muy agradecida y bendecida por haber tenido esta oportunidad.
“A veces, solo con la perspectiva se logra entender la magnitud de las experiencias vividas. Creo que cuando Hebraica cumplió 50 años y tuvimos la bendición de tener en Venezuela a Eduardo y a Héctor junto a nosotros, y ver en perspectiva lo que un grupo humano logra a través del amor, entendimos todos que nuestra misión en la vida fue cumplida en gran medida. Hebraica ha sido, es y seguirá siendo cuna de líderes, lugar de encuentro y pertenencia, espacio para el ejercicio de la identidad judeo-sionista. Una bendición para nuestra comunidad. Y esos sentimientos y contenidos fueron creados y consolidados por gente como Eduardo”.
Anabella Jaroslavsky, directora ejecutiva de Hebraica 1988-2018.
“Conocí a Eduardo en 1977. Él fue mi primera experiencia en las Macabiadas, de allí en adelante tuvimos una amistad muy estrecha; trabajé con él preparando a nuestra delegación para las Macabiadas en los años 1981, 1985, 1989, 1993 y 1997. Fue parte fundamental en la organización y el éxito de los Juegos Macabeos de 1987 con sede en Caracas, junto con el presidente de Hebraica Kurt Brief y el presidente del Comité Organizador, Jacobo Serruya. Eduardo era un trabajador incansable, dispuesto siempre a entregar sus conocimientos como director de Deportes. Hebraica era su casa.
“Cuando yo era coordinador de Deportes de Hebraica, caminamos juntos para visitar todas las canchas deportivas. Él cuidaba hasta los detalles más mínimos, para que todo estuviera en perfectas condiciones. Era un macabeo de alma y corazón.
“Mantuvimos nuestra amistad durante años a pesar de la distancia. Fue una amistad unida por nuestro amor a Israel, a las Macabiadas y a Macabi Mundial. Cuando nos escribíamos, siempre comenzábamos con ‘Mi querido javer macabeo…’
“Como jefe de familia fue un ejemplo, siempre junto a su esposa Graciela, su compañera de vida, fue un esposo extraordinario; para sus dos hijos, un padre dedicado en todo momento. En sus últimos meses me comentó qué gran locura era para él su nieta Nicole, ‘me trae loco’, decía. Con su partida se perdió una gran persona, con un corazón inmenso lleno de bondad. Me hace mucha falta”.
Freddy Schreiber
“Mi papá lo era todo para mí.
“Como padre y amigo fue alguien excepcional, dulce con sus hijos y mi mamá, dulce como la miel, sabio; no fue solo mi padre, fue mi apoyo incondicional, siempre con una palabra de aliento y positivismo, hasta en los momentos más duros e importantes de mi vida. Fue una persona que supo vivir y disfrutar en todos los sentidos, alguien en quien todos los que lo conocieron podían confiar; amigo de todos, querido por quienes compartieron momentos con él, como jefe, como mentor y como amigo.
“En mi caso el de Christian, mi hermano, doy gracias a la vida por haberme dado un padre ejemplar, honesto, buen esposo, buen amigo y la vida entera para mí. Su consigna fue siempre Jazak Veematz, sé fuerte y valiente, como todo un macabeo.
Lo extraño muchísimo, lo amo y lo amaré toda mi vida y estaré siempre orgullosa de ser su hija”.
Karen Lisogorsky
“Eduardo Lisogorsky fue una persona excepcional, fue un modelo siempre. Desde niño, cuando empecé a hacer deporte en Hebraica, él fue siempre una figura importante, el profesor de deporte, el guía, el líder.
“Eduardo siempre estuvo ligado a todo lo que era Hebraica. Muchos años después yo me mudé a Panamá, y un grupo de voluntarios nos reunimos y teníamos la inquietud de formar un Departamento de Deportesñ. Yo propuse a la única persona que se me ocurrió que podía prepararnos y darnos ideas; tuvimos el honor de que Eduardo viniera por un fin de semana para conversar sobre las opciones y formas de organizarnos. Al terminar el seminario, decidimos en consenso que fuera el mismo Eduardo quien dirigiera ese departamento. Él sería la persona ideal para liderar ese proyecto, y es así como hicimos una propuesta inesperada para él. Y así, aceptando nuestro reto comenzó su gestión de siete años en la creación del Departamento de Deportes que hasta hoy sigue funcionando.
“Eduardo siempre fue un caballero, se entendía con todo el mundo sin importar el bagaje cultural o de quién se tratara. Siempre conseguía la forma de llegar a todos; los profesores y los coaches literalmente lo amaban; le tenían un gran respeto y cariño. Los padres de familia también le tenían mucho aprecio.
“Lamento mucho su partida, y siempre lo recordaremos con mucho cariño, yo tuve la suerte de poderlo considerar mi amigo”.
Abraham Garzón, voluntario del CSCDR Hebraica.
“Me cuesta mucho hablar de Eduardo Lisogorsky, Z’L mi mentor, javer y maestro, porque lo tengo muy presente desde que asumí la gerencia general de Hebraica. Fue Eduardo quien convenció a mis padres de que me dejaran ir a estudiar en Wingate Institute, el centro de educación física y deporte israelí, en 1986; donde comenzó mi desarrollo profesional en esta área.
“Pensar en mis primeros pasos en el mundo macabeo, como atleta en los JCC Macabi Games en Charlotte, Carolina del Norte en 1978, trae a Eduardo a mis recuerdos como precursor de que Hebraica Venezuela participara en esos juegos, sembrando la semillita macabea en nosotros.
“Ya como profesional, dando mis primeros pasos en la gerencia deportiva, siempre encontré en Eduardo un coach natural, porque era un referente que siempre estaba dispuesto para dar los mejores consejos.
“La vida da muchas vueltas, y Hebraica quiso nos volviéramos a encontrar. Él tuvo una importante influencia para mi regreso a Venezuela en 2004 para asumir la gerencia del Departamento de Deportes para sustituirlo en el cargo, lo que fue un honor y un gran reto para mí. Recuerdo que lo llamé desde nuestra casa en Raanana, y me dijo que era yo quien debía y tenía que asumir la gerencia de deportes. Desde entonces continuó nuestra gran amistad, nos escribíamos todos los viernes, y eran fijos nuestros intercambios acerca de la política en Israel.
“Vuela alto, querido javer, ahora allá arriba entenderán mejor el Jazak veematz”.
Ezra Kaim, gerente general del CSCDR Hebraica.
Karina Anidjar, Departamento de Comunicación e Información del CSCDR Hebraica,
y Redacción NMI.