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E n lo que va del siglo XXI, la economía de Israel ha manifestado un crecimiento del 62%. Esto representa casi el doble de la tasa de crecimiento promedio de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), “club” de los países más ricos al que pertenece Israel, que ha sido del 32%.
El Producto Interno Bruto de Israel (PIB) supera los 300.000 millones de dólares, y el PIB per cápita se sitúa ahora alrededor de los 36.000 dólares, ocupando el puesto 24 en la clasificación mundial.
Las reservas en moneda extranjera superan los 100.000 millones de dólares, lo que coloca a Israel como uno de los países con mayores reservas per cápita en el mundo, señal de su estabilidad financiera.
Más de 350 empresas multinacionales importantes han establecido centros de investigación y desarrollo en el país. La alta flexibilidad de la economía, que se basa en miles de empresas especializadas, principalmente en áreas “nicho” y con una importante diversificación, facilitan a la economía israelí hacer frente a los cambios, a diferencia de la mayoría de los países desarrollados.
Las tasas de desempleo siguen cayendo, y han llegado a un mínimo histórico de 4,3%; un dato importante es que el número de empleados ultraortodoxos (haredim) ha aumentado significativamente: en los últimos diez años la proporción de los haredim empleados pasó de 32% a más del 50% (cabe destacar especialmente a las mujeres ultraortodoxas, cuya tasa de participación en la fuerza laboral aumentó a 71%, y ahora es incluso más alta que el 58% promedio de las mujeres israelíes). En la OCDE, la tasa de desempleo promedio se ubica en 6,2%.
De acuerdo con un análisis realizado por el Ministerio de Hacienda, entre 2007 y 2015 los ingresos de las familias más pobres aumentaron 1,5 veces más que el de las familias más ricas. Sin embargo, el índice Gini, que mide la desigualdad, muestra una gran brecha en la distribución del ingreso, al ubicar a Israel en el puesto 31 entre los 34 países de la OCDE. La principal explicación de esta diferencia es que hay dos sectores en Israel, los ultraortodoxos y las mujeres árabes, que representan el 83% de los más pobres y han tenido durante muchos años tasas de empleo sumamente bajas, lo que se refleja en sus ingresos. Sin embargo, como se ha visto, las tendencias en cuanto al empleo son muy positivas, por lo que probablemente mejorarán los resultados futuros del índice Gini.
Israel se ubica en el puesto 19 en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas, indicador que se refiere a la esperanza y calidad de vida, la salud y la educación. Los israelíes también se ubican entre las personas más felices del mundo, al ocupar el puesto 11 entre 155 países.
Según la Encuesta Social de la Oficina Central de Estadística, más del 80% de los padres están muy satisfechos con el sistema educativo, y la tasa de satisfacción con el sistema de salud es superior al 75%. También hay una notable mejora en los resultados de los exámenes de matriculación para la educación superior: en el sector judío el 56% de los estudiantes pueden cumplir con los requisitos de acceso a la universidad, en comparación con el 46% de hace 12 años. Los números del sector árabe-israelí saltaron de 30% a 45%, y en el sector druso del 24% al 52%.
Con información de Ynet.co.il . Versión NMI.