Tras dos años y varios meses de que la Corte Suprema de Israel ordenara su desalojo, debido a que fue levantado sobre terrenos privados palestinos, la policía y el ejército expulsaron a la fuerza a los 800 residentes del asentamiento de Amona, en Samaria (Cisjordania).
Numerosos habitantes se esposaron a los muebles y entre sí, tanto en sus hogares como en la sinagoga, para dificultar la acción de las autoridades. También golpearon y arrojaron gases lacrimógenos a los policías, aunque en varios momentos les rogaron que no acataran la orden de la Corte.
“Este es un día difícil para todos nosotros”, dijo el presidente Reuven Rivlin. “Mi corazón está con los pioneros que fueron allí por amor a esta tierra. Y [también] estoy con los policías y soldados, que deben llevar a cabo su tarea con sensibilidad y determinación. Todos son nuestros hijos”.
En la foto, los neumáticos y demás barricadas que colocaron los residentes de Amona arden durante los duros enfrentamientos.
Con información de Israel Hayom