Al recordar a Don Moisés Sananes Z’L tengo sentimientos similares a los que aparecen cuando pienso en mi abuela, Estrella Benazar de Salama Z’L (1903-1975). Ambos eran judíos nacidos en Venezuela a principios del siglo XX, y ambos fallecidos cuando aún yo no tenía conciencia de lo importantes que serían sus testimonios para trazar los comienzos de la historia de los sefardíes oriundos de Marruecos en este país.
Me faltó el tiempo y la madurez para conversar mucho y profundo con ellos. A veces los imagino sentados frente a frente, contándose sus experiencias durante la dictadura de Gómez, las revueltas de la época de Cipriano Castro, la llegada de los barcos Caribia y Koenigstein en tiempos de López Contreras. Ellos, que vivieron en esos tiempos, habrían tenido mucho que contarnos. De mi abuela atesoro sus anécdotas, más con la fantasía de la niña que las escuchó y que se van desdibujando con el tiempo. No hay rigor histórico ni posibilidad de comprobar las fuentes ni los hechos.
De don Moisés tenemos su periódico, El Mundo Israelita, que durante treinta años produjo, dirigió, escribió y publicó. En sus páginas encontramos pistas en blanco y negro para construir parte de la época que le tocó vivir. Y de su biografía, la de un hombre honorable, justo, emprendedor y visionario.
Para mi tesis de grado de Comunicación Social en la UCAB, tuve la ocasión de hacerle una pequeña entrevista en 1980. Me permito compartir algunos extractos, reveladores de su personalidad y de la época en que vivió:
“Hacia 1920 la mayoría de la gente que vivía en Venezuela se ocupaba muy poco de la política. Los periódicos El Nuevo Diario, que era oficial, El Universal y El Noticiario, eran diarios de difusión literaria más que política. Don Felipe Valderrama, director de El Nuevo Diario, publicó mi primer verso:
Priscilla Abecasis*
En la noche pensativa
bajo el claro azul sonoro
enciende su yesca de oro
una estrella fugitiva
Y en la suave caricia vaga
en su fuga peregrina
trenza la noche marina
y sobre el lago se apaga
“Comencé escribiendo versos románticos. En los ministerios los leían y analizaban si tenían influencia de Rubén Darío o de Leopoldo Lugones. Era una época difícil, porque a los poetas nos consideraban bohemios y no nos daban trabajo. Sin embargo, Antonio Arráiz fundó la revista Juventud Venezolana y me contrató como director.
“En 1943 se declaraba de luto el judaísmo mundial, debido a la proclamación en la cual Hitler anunciaba el Holocausto. En la sinagoga pronuncié un discurso muy enérgico que fue publicado en El Universal. A raíz de este episodio, un judío holandés, Eduardo Cats, que venía huyendo de la persecución nazi, tuvo la idea de crear un periódico dirigido a la comunidad judía y me propuso como director. Comencé a trabajar ganando 200 bolívares, y luego de tres años Cats me vendió el periódico”.
“El Mundo Israelita no se inmiscuía en la política nacional. No era así con respecto a lo que sucedía en Europa. La posición era clara y abiertamente antinazi. Hacia 1946, El MI comienza a manifestarse a favor del sionismo. Ese año se funda el Comité Venezolano Pro-Palestina Hebrea, que pedía la independencia de esa región dominada por el Imperio Británico y la creación del Estado judío en este territorio”.
Tuve la suerte de conocerlo, a finales de los años 70, cuando él era una persona ya mayor, retirado de la brega periodística mas no desvinculado de su pasión comunicadora y de su empresa, entonces ya convertida en Nuevo Mundo Israelita. Acudía al sótano de la UIC, entonces sede de NMI, todas las semanas junto a su esposa Miriam Z’L. “Ella es tan bella como la reina Esther, por eso me casé con ella”, me dijo una vez. Ambos se encargaban de ordenar los ejemplares del periódico para su distribución.
Tenía su carácter, a pesar de ser una persona amable y cariñosa. Profundamente venezolano y judío, siempre pendiente de las semblanzas de nuestros próceres y de las fiestas patrias, en NMI no faltaban sus artículos los 19 de abril y los 5 de julio.
Tras su fallecimiento, la Asociación Israelita de Venezuela decide crear el Premio de Comunicación Social Moisés Sananes para honrar su memoria. En las bases del premio señala que será otorgado a personas o instituciones que promuevan, a través de distintos medios de comunicación, la divulgación de los valores judíos ancestrales, así como el acercamiento y amistad entre los pueblos de Venezuela e Israel.
*Directora de NMI entre 1981 y 1984
-«Tantos recuerdos…» por Pablo Goldstein
-«75 años… aquí seguimos», por Gila Hubschmann
-«Nuevo Mundo Israelita: priceless…», por Rachel Chocrón de Benchimol
-«45 años y contando», por Miguel Truzman Tamsot
–Carnet Social en El Mundo Israelita
-Holocausto en El Mundo Israelita