Emanuel Miller*
El viernes 7 de mayo, miles de musulmanes corearon violentos eslóganes mientras provocaban disturbios en el Monte del Templo, el lugar más sagrado para los judíos y sede de la mezquita de Al-Aqsa, el tercer lugar más sagrado para el islam. Más de 200 palestinos y 17 policías israelíes resultaron heridos.
Pero no fue así como los medios contaron la historia.
Si se informara leyendo el New York Times, la BBC, el Guardian, el Washington Post o Associated Press, a uno se le podría perdonar por pensar que los feligreses palestinos fueron severamente maltratados por las implacables fuerzas de seguridad israelíes.
Ese relato no solo distorsiona los hecho, sino que enturbia la imagen de conjunto.
Esta ha sido la solución para todos los conflictos internos del mundo musulmán desde 1948: “En caso de emergencia culpe a Israel”
“Ya Qassam, Ya Habib / Bomb, bomb, Tel Aviv”. Este cántico en el que se clama por el bombardeo de Tel Aviv salió de las gargantas de cientos, por no decir miles, de palestinos que se habían reunido en el Monte del Templo en el último viernes del Ramadán.
No fueron esas las únicas palabras violentas coreadas: también se cantó repetidas veces el viejo lema de “¡Con nuestra alma, con nuestra sangre, te redimiremos, Al-Aqsa!”.
Quizá el caso más claro de cobertura sesgada lo dio la National Public Radio de Estados Unidos (link aquí: NPR, minuto 2:40), que se hizo eco de los cánticos proferidos durante varias semanas por… un minúsculo grupo de extremistas judíos. Los cánticos en árabe entonados por miles de fieles musulmanes durante los disturbios del viernes por la noche no fueron considerados dignos de incluirse.
La agencia Reuters merece reconocimiento por ser uno de los muy pocos medios que hicieron alusión a la incitación a la violencia.
Entre tanto, la sedicente organización pacifista IfNotNow describía el discurso de odio como “inspirador”, propio de la “resistencia palestina”.
En los últimos días se ha suscitado un debate sobre el destino de unas cuantas propiedades del barrio de Shimón HaTzadik / Sheij Yarrah, en la zona oriental de Jerusalén, que ha saltado a los titulares de la prensa internacional. Claramente, los vándalos lo han utilizado como banderín de enganche, mientras que los medios han simplificado en demasía la cuestión e ignorado por completo la intolerancia palestina.
Sirva como ejemplo este artículo publicado por la BBC tras los disturbios.
Los medios no dicen ni una palabra sobre la reciente serie de ataques palestinos no provocados contra judíos israelíes; de la incesante incitación a la violencia por parte de políticos, líderes religiosos y medios palestinos
El texto arranca documentando el número de heridos y mencionando las armas empleadas por ambos bandos, creando así la impresión de que unos corajudos palestinos plantaron cara en inferioridad de condiciones a las fuerzas de seguridad israelíes:
“Al menos 163 palestinos y seis policías israelíes resultaron heridos en los enfrentamientos registrados en Jerusalén, según han informado médicos palestinos y la policía israelí. La mayoría fueron heridos en la mezquita de Al-Aqsa, donde la policía israelí disparó balas de goma y granadas aturdidoras contra los palestinos que lanzaban piedras y botellas”.
El siguiente párrafo enmarcaba el conflicto en otro:
“Las tensiones han ido aumentado por la posible expulsión de palestinos de unos terrenos reclamados por colonos judíos”.
Eso fue todo. Ni una palabra sobre la reciente serie de ataques palestinos no provocados contra judíos israelíes; de la incesante incitación a la violencia por parte de políticos, líderes religiosos y medios palestinos; o de que la frecuencia del terrorismo palestino casi siempre aumenta durante el Ramadán.
Otro hecho inconveniente ignorado por los medios es que los vándalos palestinos llevaron grandes piedras al Monte del Templo, y las almacenaron en la mezquita de Al-Aqsa. Los videos de los disturbios muestran asimismo a los palestinos utilizando material pirotécnico a modo de armamento, obligando a los agentes de la Policía de Fronteras israelí a utilizar escudos para protegerse. Parece que los primeros utilizaron láseres para distraer y desorientar a los segundos.
Este video facilitado por la policía israelí es impagable, pues permite comprender qué es lo que estaba realmente sucediendo en esta imagen utilizada por el Washington Post, cuyo pie de foto dice: “Unos palestinos reaccionan al lanzamiento de granadas aturdidoras por parte de la policía israelí durante los enfrentamientos registrados en el complejo que alberga la mezquita de Al-Aqsa, en la Ciudad Vieja de Jerusalén”.
Sin embargo, la imagen muestra claramente que el material pirotécnico estalla en el aire, muy probablemente utilizado por los palestinos para herir a los agentes israelíes, que provocaron la reacción.
Y si bien las granadas aturdidoras son a veces utilizadas por las fuerzas de seguridad como método de dispersión, esto es lo que hacen cuando explotan.
Parece claro, pues, que el pie de foto del Post era incorrecto.
Otro hecho inconveniente ignorado por los medios es que los vándalos palestinos llevaron grandes piedras al Monte del Templo, y las almacenaron en la mezquita de Al-Aqsa
Quizá por primera vez en la historia, este fin de semana se vieron cientos de banderas de Hamás en el Monte del Templo. La organización terrorista que gobierna en Gaza está comprometida con la destrucción de Israel, y evidentemente está ganando terreno en Jerusalén.
Las banderas deberían hablar por sí solas, dado que representan a una organización genocida. Pero hay otro enfoque que atender.
Como era de esperar, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, canceló recientemente las elecciones legislativas palestinas, previstas para el próximo día 22. Desde entonces, las tensiones entre su facción al-Fatah, que gobierna por decreto la Margen Occidental, y Hamás no han hecho más que aumentar. En respuesta, Hamás ha elevado su incitación contra el Estado judío, en lo que numerosos analistas han considerado un intento de aumentar su perfil público haciendo despliegue de sus credenciales nacionalistas.
Por desgracia, a la audiencia de los medios se les priva de una cobertura detallada de una querella palestina que dura ya una década y media. Esto produce errores de juicio fundamentales sobre la relación entre Israel y los palestinos, así como entre los propios palestinos. En este caso, el fruto es evidente: los lectores se ven desinformados ante las auténticas razones de la escalada de violencia en Jerusalén.
*Investigador de HonestReporting, especializado en antisemitismo y sesgo antiisraelí.
Fuente original: The Algemeiner.
Traducción de Revista El Medio (elmed.io), versión NMI.
Datos factuales sobre Sheikh Jarrah: aclarando las cosas
1875. Una organización judía compra el terreno, entonces ubicado fuera de la ciudad de Jerusalén, y le da el nombre de Shimón HaTzadik.
1948. Limpieza étnica de judíos por parte de Jordania durante la Guerra de Independencia de Israel: todos los judíos de Jerusalén Oriental son expulsados y Jordania se anexa el área, lo cual no es reconocido internacionalmente.
Década de 1950. Familias árabes se instalan en la propiedad.
1967. Israel reunifica la ciudad de Jerusalén durante la Guerra de los Seis Días.
1979. El terreno es legalmente registrado por organizaciones judías.
1982. Los residentes están de acuerdo en que la propiedad pertenece a organizaciones judías. La corte dictamina que deben pagar alquiler. Posteriormente la batalla legal dura décadas. Los residentes se niegan a pagar alquiler.
2020. El tribunal dictamina que los residentes (actualmente unas 70 personas) deben evacuar las propiedades, ante su negativa a pagar alquiler.
Mayo de 2021. La Corte Suprema de Israel suspende su decisión final sobre el caso, en medio de un brote de violencia en Jerusalén por el tema de Sheikh Jarrah / Shimón HaTzadik.
Basado en información de Silvia Schnessel (Enlace Judío, México)