Queridos compañeros, padres, profesores, llegó el día que teníamos marcado en el calendario, el fin de una etapa y el comienzo de otra. Muchos sentimientos encontrados hacían difícil que comience este discurso. No es cualquier cosa plasmar en tan pocas líneas todo lo que hemos vivido, y estas palabras no hay que pensarlas, hay que sentirlas. Abrir las páginas al libro de la memoria y recordar cada día y cada momento que vivenciamos en estos pasillos, en el patio, y en estos salones, esto no es tarea fácil.
La emoción que viene a mi, es una luz de sentimientos difícil de definir. La combinación entre las ganas de irnos y las de quedarnos. La de haber cultivado amigos, compañeros, hermanos, aunado a la incertidumbre de qué nos depara el futuro, qué será de cada uno de nosotros y dónde estará nuestro lugar en el mundo, hace que una gran tormenta de emociones se apodere de nosotros, pero sabemos que la entenderemos y se aliviará con el paso del tiempo.
Este día, la alegría de haber alcanzado un logro y la expectativa de comenzar algo nuevo nos hará derramar lágrimas de felicidad y nostalgia, porque sabemos que a cada uno le espera un lugar en el mundo, todo esto conjugará el pasado, el presente y el futuro, sin embargo, yo les pido que nos enfoquemos en el tiempo: HOY. Este momento que llevaremos por siempre en la memoria de nuestros corazones, y es el tesoro que hemos descubierto en este primer capítulo del resto de nuestras vidas.
El día de hoy, estoy frente a ustedes para compartir un poco de lo que fue nuestra experiencia colegial. Hemos sido una promoción que desde que nació no ha visto más que un sistema de gobierno. Así mismo, junto con los problemas políticos, económicos hemos experimentado en la parte social el éxodo más grande de toda la historia de Venezuela. Es así, como desde pequeños hemos visto, como nuestros familiares, hermanos mayores y amigos se han ido del país en busca de un mejor porvenir. Por esa misma razón una promoción de casi 100 alumnos se ve reducida a 49. No obstante, siempre tendremos algo que nos diferencie. Tuvimos la oportunidad de estudiar en Venezuela y graduarnos como Bachilleres de la República a pesar de los incontables tropiezos que hemos tenido que superar tanto nosotros, como nuestros padres, así como nuestros queridos profesores, personal administrativo y demás miembros de las diferentes instituciones que han apoyado tanto a nuestra promoción, como a la institución, porque aunque no lo veamos, se siente el gran trabajo de equipo que existe. Aprovecho la oportunidad de agradecer a nuestros profesores que todos los días nos brindaron un apoyo mayor al de sus obligaciones, recibiéndonos cada mañana con una sonrisa sin importar las circunstancias.
Hemos vivenciado en nuestro quinto año experiencias felices y experiencias tristes, tales como son la partida de dos de nuestras queridas madres, Sandy Benarrollo y Jeanette Hoires, así también como la partida de dos grandes líderes comunitarios, Salomon Cohen e Hilo Ostfeld Zijronó Librajá. Son estas rocas en el camino son las que nos han hecho más fuerte y capaces de enfrentar los obstáculos que se nos puedan presentar en el futuro. Por último, son estas las situaciones las que nos han ilustrado y abierto puertas a muchos de nosotros al mundo del conocimiento. Son los sucesos irregulares que nos han motivado a impulsar esa luz en nuestro interior, más aún, ha sido la fuerza al motor de la superación y el éxito.
En el prólogo, hace cinco años estábamos nosotros en primer año, con chemises azul y soñando en formar el Centro de Estudiantes. Hace dos años fuimos a Gran Sabana, y soñábamos llegar a cuarto año para ir a la gira. Hace un año cuando ya estábamos en Israel, queríamos llegar a 5to año, y creer que éramos los jefes. HOY, nos quedan 0 años para llegar a la etapa final del colegio.
Son dos lugares del mundo que ocuparán siempre nuestros corazones: Venezuela e Israel. Como judíos y venezolanos, siempre tendremos compromiso moral y responsabilidad social de devolver un poco de lo mucho que nos ha dado. Cero son los días que nos quedan en el colegio. Uno somos todos nosotros. Todos nosotros somos uno. Ocho en hebreo es la letra Jet, es la letra que representa la vida, y eso es lo que estamos hoy celebrando. Por eso, es que esto se adecúa a ser la promoción del 2018.
Vivamos hoy el presente y comencemos a mirar el futuro con fe, con la ilusión de un camino más bonito y con disposición de superar las pruebas que nos espera. Multiplicando los minutos hasta que cada uno consiga el camino que le corresponde.
Aunque repartidos en el mundo, nuestra identidad y valores siempre nos unirán: justicia con responsabilidad, amor a nuestra comunidad, ayuda y respeto al prójimo. Eso deberían ser nuestra mayor consigna.
Tenemos un camino lleno de ilusiones. Tenemos el honor de ser estudiantes en Venezuela, egresados de un prestigioso colegio, de los mejores. Ahora, formémonos como líderes, como profesional, independientemente del área que sea, para retribuir todas las oportunidades que este país nos brindó. Convirtámonos en buenos ejemplos, con la lección aprendida de nuestros abuelos, padres y profesores y aunque sabemos de donde vinimos y creemos saber a donde vamos, este siempre será el país para volver.
Muchas gracias y un hasta siempre!!!!
Judith Ghitman