Una década ha pasado desde que el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, decidiera unilateralmente romper relaciones con el Estado de Israel, y además declarara persona non grata a todo el personal de la delegación diplomática.
El acontecimiento, que causó profunda consternación en nuestra kehilá, Israel y el mundo judío, ocurrió en el contexto de la Operación Plomo Fundido, cuando el gobierno israelí decidió finalmente actuar para detener una oleada de ataques con cohetes desde la Franja de Gaza, controlada por el grupo terrorista Hamás, hacia los centros poblados del sur del país. Lo paradójico de la decisión de Chávez es que ningún Estado árabe-musulmán tomó una decisión semejante, ni en ese momento ni con motivo de los siguientes enfrentamientos que se produjeron en la misma zona en 2012 y 2014.
Desde entonces, los venezolanos judíos sentimos una profunda orfandad. Todo acto comunitario se inicia con la mención del tiempo trascurrido desde que no tenemos embajada de Israel. Siempre hay una silla vacía.
Las relaciones entre Venezuela e Israel siempre fueron cálidas y fraternales. Cabe reiterar, una vez más, que Venezuela fue uno de los países que apoyaron la creación de un Estado judío en la votación de la Asamblea General de la ONU en 1947, y también fue uno de los primeros en reconocer a Israel cuando este declaró su independencia al año siguiente. Durante las siguientes seis décadas los vínculos políticos, económicos y culturales fueron intensos. Las noticias que se reproducen en estas páginas son tan solo unas pocas de las que aparecieron en Nuevo Mundo Israelita para informar sobre las actividades conjuntas entre ambos pueblos. Un gran número de estudiantes y profesionales venezolanos viajaron a Israel para estudiar o recibir entrenamiento en agricultura, uso de recursos hídricos, energía solar y otras especialidades, y fueron numerosos los emprendimientos conjuntos en diversas áreas.
A pesar de ser miembro fundador de la OPEP, cuya mayoría de integrantes son países árabes, Venezuela siempre mantuvo una estricta neutralidad en el conflicto del Medio Oriente.
Los primeros representantes de Israel en nuestro país fueron la periodista Netty Bargraser (quien fungió como “oficial de enlace” durante los primeros años, tras haber integrado el Comité Venezolano Pro-Palestina Hebrea) y el señor Eduardo Sonenschein (cónsul honorario). Luego contamos con “ministros plenipotenciarios” —como se llamaban en aquella época—, el primero de los cuales fue David Shaltiel. Todos los embajadores gozaron de gran estima en nuestra comunidad y en la sociedad venezolana como un todo, y cada uno dejó su marca particular.
La noche del 8 de enero de 2009 se efectuó en Hebraica un doloroso acto de despedida a Shlomo Cohen, el último embajador de Israel en Venezuela hasta ahora. Estamos seguros de que la anomalía histórica que significa que Venezuela e Israel no tengan relaciones diplomáticas será subsanada.
*Desde 2006 no hubo embajador, sino encargado de negocios.