Claudia Prengler Starosta*
El 27 de enero, por decreto oficial de la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), se conmemora el Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto. Se escogió esa fecha porque el 27 de enero de 1945 tuvo lugar la liberación de Auschwitz-Birkenau, uno de los campos de concentración y exterminio nazi más emblemáticos.
En Israel se conmemora el Día del Recuerdo del Holocausto y el Heroísmo (Yom Hashoá) entre Pésaj y el Día de la Independencia del Estado de Israel (entre finales de abril y principios de mayo, según caiga la fecha en el calendario hebreo). Se recuerda a los seis millones de judíos asesinados por los nazis en forma sistemática, solo por el hecho de ser judíos. Ese día, en todo Israel se suspenden todas las actividades y se realizan ceremonias a nivel nacional donde se reúnen dignatarios, sobrevivientes del Holocausto con sus descendientes, y público en general. Durante el acto se encienden seis antorchas en honor de los seis millones de víctimas judías civiles (hombres, mujeres y niños). Al iniciar el día se escucha el sonido de una sirena, que resuena por dos minutos a lo largo y ancho del país. Durante esos dos minutos el trabajo se paraliza, los transeúntes y los autos se detienen, y todos permanecen de pie al unísono en silencio.
Creo fervientemente en que preservar la memoria es una manera de existir con dignidad en el presente. Por eso, en el 2014 fui a conocer a familiares sobrevivientes del Holocausto de los cuales no sabía de su existencia sino hasta mi edad adulta. Ellos habían emigrado a Estados Unidos al terminar la Segunda Guerra Mundial; los descubrí hace más de una década a través de Facebook, y entonces decidí que los iría a conocer para que en persona me narraran sus testimonios.
¿Cuánto sabemos de nuestras familias? ¿Cuántas historias hermosas y también duras se han perdido en el olvido? Conversé con ellos y conocí los horrores que vivió esta rama de mi familia paterna, originaria de Polonia, de sus luchas y de su amor por la vida.
Unos años después, escribí un libro que titulé Dos ramas, dos destinos (OT editores, 2021). Obtuvo el galardón Award Winning Author por la International Latino Book Awards en 2022, año en que lo revisé y fue traducido al inglés.
Este libro es una historia dentro de otra: mi viaje interno durante el proceso, y las historias de los sobrevivientes a través de sus testimonios. Esta historia forma parte de la memoria de dos ramas de una familia, pero también de todos aquellos que han vivido las profundas tragedias del odio y de la guerra.
*Máster en Educación Especial y Patología. Su poesía y prosa han aparecido en varias publicaciones.