Un año después de que la segunda ciudad más grande de Iraq fue liberada de las garras de ISIS, el rico y diverso pasado de Mosul (antigua Nínive) está volviendo lentamente a la vida. Uno de los lugares más fascinantes que han emergido tras la derrota del Estado Islámico ha sido una antigua sinagoga.
ISIS tomó control de Mosul en junio de 2014 y lo mantuvo durante casi tres años, durante los que sometió a muchos lugares religiosos –incluyendo antiguas tumbas, templos yazidíes, mezquitas chiítas e iglesias cristianas– a una destrucción sistemática. Los miles de años de historia que ISIS no destruyó resultaron severamente dañados durante los nueve meses de batalla (de octubre de 2016 a julio de 2017) entre el grupo y el ejército iraquí. La Ciudad Vieja de Mosul, en la ribera occidental del río Tigris, fue destruida mientras ISIS luchaba calle por calle. En junio de 2017, los extremistas volaron la antigua mezquita de Nuri, un símbolo exquisito de Mosul.
De las ruinas ha emergido un vibrante deseo por parte de los habitantes locales de revivir la historia, la vida cultural y la diversidad de la urbe. Los residentes que sufrieron el régimen de ISIS, así como los refugiados que regresan, quieren darle una nueva energía a la ciudad, como una forma de exhibir la riqueza del pasado y un futuro que nunca más se entregará al extremismo. “Después de Daesh (ISIS), todos quieren mejorar su vida, salir de la mala época que pasamos. Todos quieren ir hacia adelante”, declaró Raffal Jaled al Centro Sawab, que trabaja en contra del extremismo en internet. “Es grandioso ver de nuevo estudiantes en Mosul, algo que habría sido inconcebible hace un año”, tuiteó Murad Ismael, director ejecutivo de Yazda, organización que trabaja con la minoría yazidí que sufrió genocidio por parte de ISIS.
La biblioteca local ha comenzado nuevamente a recolectar donaciones de libros, se está restaurando la universidad, y los moslawis, como se llama a los resilientes habitantes de la ciudad, están organizando nuevamente eventos culturales. La Unesco ha iniciado también una campaña para “revivir el espíritu de Mosul”, que se enfocará en la reconstrucción y recuperación de la ciudad.
Quizá uno de los acontecimientos más extraordinarios fue el reciente descubrimiento de restos de la antigua presencia judía en Mosul, incluyendo la vieja sinagoga, con sus muros pintados de azul y una inscripción hebrea sobre la puerta. Con el apoyo de fotógrafos y residentes locales, esos lugares judíos están siendo extraídos de los escombros.
Mosul tuvo una pujante comunidad judía, cuyas raíces se extienden hasta el octavo siglo antes de la era común. Hay sepulcros en la ciudad y cerca de ella, que conmemoran a los profetas bíblicos Jonás y Nahum; ISIS destruyó la tumba de Jonás, conocido como Nabi Yunis en árabe, en julio de 2014.
Muchos otros sitios judaicos eran conocidos por la población local, pero se mantuvieron en secreto después de que los últimos judíos se fueron de Mosul. La comunidad confió inscripciones y objetos a amigos de la familia; estos fueron pasando a las nuevas generaciones, o permanecieron recogiendo polvo en algún rincón. El hecho de que estaban ocultos los mantuvo a salvo de los invasores de ISIS. Algunos lugares, como la sinagoga, se utilizaron para otros propósitos: ISIS la convirtió en un depósito de bombas y como escondrijo para evitar los bombardeos aéreos de la coalición, según la emisora Voz de América. El antiguo barrio judío, Mahalet al-Yahud, se llama ahora Ahmadiya.
Después de que la destrucción por la batalla de 2017 terminó, encontramos a un habitante local –que pidió mantener el anonimato–, subiendo a la red fotos que circulaban en forma privada de inscripciones en edificios antiguos. No sabía qué eran, pero alguien notó las letras hebreas. Algunos pensaron que uno de esos edificios era “solo desechos”. Revisamos y confirmamos que la escritura en un dintel de piedra es efectivamente hebrea. No resulta sorprendente que la gente pensara que el lugar era “desechos” ya que, tras hallar el edificio en 2003, un soldado estadounidense lo describió como “un depósito de basura”.
Desde entonces, los habitantes de Mosul descubrieron otro edificio sepultado bajo los escombros que piensan que funcionaba como sinagoga, así como una vieja escuela judía para niñas y otros restos de la comunidad judía, hace tiempo desaparecida.
Desde que compartimos las primeras fotos en Twitter, descendientes de judíos de Mosul han enviado mensajes con recuerdos familiares de la ciudad. “Wow, asombroso. Mi madre nació en Mosul. Para ella será emocionante ver estas fotos. Quizá es la sinagoga a la que ella iba con su padre en las mañanas de Shabat cuando era pequeña”, escribió Ronit Yamin.
Yona Sabar, académico judío de Zakho y profesor emérito de la Universidad de California en Los Ángeles, dijo al medio kurdo Rudaw que las inscripciones son textos del libro de Deuteronomio. Otro de los textos hace referencia a un líder de la comunidad judía de Mosul de principios del siglo XX, que colaboró para construir una parte de la sinagoga Sasson de la ciudad.
Ahora el desafío es preservar esos lugares y objetos, dicen los iraquíes. Hay muchas amenazas, de las cuales no es la menor que, a un año de su liberación, la ciudad requiere una reconstrucción importante. Los lugares religiosos enfrentan otros peligros. Iraq, tras la derrota de ISIS, ha padecido un flujo de contrabandistas que saquean las antigüedades, y los académicos están preocupados de que los objetos de la herencia judía puedan ser la próxima víctima. “Iraq, que enfrentó el terrorismo y triunfó, está muy consciente del poder de la cultura para traer de vuelta la esperanza y la paz, así como de la importancia de restaurar los museos, edificaciones y la herencia intangible que el terrorismo destruyó”, declaró a Gulf News el ministro de Cultura, Turismo y Antigüedades, Fryad Rawanduzi. “La cultura contribuye a la coexistencia pacífica”.
Fuente: The Forward. Traducción NMI.