La primera misión del proyecto Artemis lleva maniquíes, uno de ellos apodado “Zohar” y vestido con un traje protector israelí, de cara al envío posterior de astronautas planificado para el año 2025
La misión no tripulada de la NASA Artemis I, que tiene como objetivo preparar el camino para el envío posterior de astronautas a la Luna, despegó con éxito desde el Centro Espacial Kennedy de Cabo Cañaveral (Florida) tras intentarlo cuatro veces.
El cohete SLS, con una altura superior a un edificio de 30 plantas (98 metros), se elevó con toda su fuerza a las 1:47 horas (6:47 GMT), abriéndose paso en la oscuridad de la noche junto con la nave espacial Orión acoplada.
La tecnología israelí cumplirá un papel clave en la misión. La empresa israelí StemRad, que desarrolla trajes de protección contra las radiaciones para astronautas, socorristas, fuerzas de defensa, trabajadores de la industria nuclear y personal médico, se dispone a probar su producto especial.
En el marco de la misión del Artemis I que viaja sin tripulación, StemRad realizará un ensayo de control de calidad del traje espacial AstroRad, desarrollado junto a la empresa estadounidense Lockheed Martin, para proteger los órganos vitales contra la dañina radiación gamma en maniquíes que están a bordo del Orión.
Momento del despegue de Artemis I
(Foto: NASA)
Los “humanoides”, que viajan en lugar de seres humanos y denominados “fantasmas de radiación antropométrica”, han sido suministrados por el Centro Aeroespacial de Alemania (DLR), un socio del proyecto que analizará el desempeño del traje de protección AstroRad en el espacio.
El Experimento de Radiación Matroshka AstroRad (MARE) proporcionará un análisis comparativo de dos maniquíes femeninos, uno llamado “Zohar” (el nombre israelí sugiere un guiño hacia el Estado judío) que vestirá el protector AstroRad, y su compañera desprotegida, “Helga” (cuyo nombre fue elegido por el equipo alemán).
“Zohar” ha recibido incluso un pasaporte israelí emitido especialmente para esta ocasión.
Durante la preparación del despegue, la NASA detectó una “fuga intermitente” de hidrógeno líquido en la válvula de reabastecimiento en la etapa central del cohete, y tuvo que enviar a la plataforma un “equipo rojo” de especialistas para ajustar los conectores.
La NASA ha tenido que retrasar cuatro veces la partida de la misión, dos por razones técnicas y otras dos por causas meteorológicas.
Para este evento, la NASA proporcionó una trasmisión en vivo y en inglés y español, que incluyó entrevistas con miembros de la misión y comentarios en directo durante el despegue a cargo de la astronauta de la NASA Kayla Barron, quien regresó recientemente de la Estación Espacial Internacional (EEI) con la misión Crew-3 de SpaceX y la NASA. Igualmente, Joann Morgan, ingeniera del Apolo 11, la primera misión de la historia en lograr que un ser humano llegara a la Luna en 1969, envió un saludo a la misión lunar Artemis I.
El objetivo general del programa Artemis de la NASA es volver a enviar humanos a la Luna por primera vez en medio siglo, y establecer una base allí como paso previo para llegar a Marte.
Los maniquíes “Zohar” (arriba, con su protector anti-radiación AstroRad), y “Helga” abajo, sin protección especial
(Foto: NASA)
La última misión de la NASA en la que sus astronautas pisaron la Luna se remonta a Apolo 17, que se llevó a cabo entre el 7 y el 19 de diciembre de 1972.
Durante los 42 días de misión, la NASA busca poner a prueba el cohete SLS (siglas en inglés de Sistema de Lanzamiento Espacial), el cual está potenciado con cuatro motores RS-25 y dos propulsores adjuntos, características que le ofrecen un 15% más de potencia que el cohete Saturno 5 usado en las misiones Apolo, según ha señalado la NASA. El SLS le ha costado a la NASA unos 4000 millones de dólares.
De igual forma, se medirán las capacidades de la nave Orión, con capacidad para hasta cuatro tripulantes, es decir uno más que en la Apolo, y con reservas de agua y oxígeno que le permitirían unos 20 días de viaje independiente.
Dos horas después de este lanzamiento, y tras separarse del cohete SLS, la Orión continuará por su cuenta un trayecto que en total cubrirá unos 2,1 millones de kilómetros.
La nave, con tres maniquíes a bordo que recopilan datos para ayudar a futuras tripulaciones, volará cerca de la Luna, a casi 100 kilómetros de su superficie, y luego entrará en una órbita lunar lejana en la que llegará a situarse a más de 61.000 kilómetros del satélite terrestre, es decir hasta donde no ha llegado ninguna otra cápsula tripulada.
Igualmente, viajan con Artemis I diez minisatélites CubeSats de investigación, cada uno del tamaño de una caja de zapatos, que se desplegarán para tomar varias trayectorias tras la partida de Orión hacia su órbita lunar.
Entre los CubeSats está el LunaH-Map, una pequeña sonda que producirá un mapa detallado de porciones de la superficie lunar mediante el uso de tecnología de espectroscopia de neutrones.
A su regreso, al Orión le espera otra dura prueba, como es descender con éxito frente a las costas de San Diego, California (EEUU), con apoyo de once paracaídas, y en el que deberá aminorar de forma vertiginosa los 40.000 km/h de velocidad con la que alcanzará la atmósfera de la Tierra, momento en que soportará hasta 2760 grados centígrados de temperatura.
A esta misión le seguirá, en 2024, la primera tripulada del programa, Artemis II, que hará el mismo trayecto, y se espera que con Artemis III, previsiblemente en 2025, toquen suelo lunar la primera mujer y el primer hombre de color que viajen a la Luna.
Fuente: EFE y Aurora.
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