Acercándonos ya al momento cumbre de la entrega de la Torá, tras 3331años de la conmemoración de este magno evento sin precedentes en la historia de la humanidad, quisiera compartir con ustedes, mis queridos lectores, una reflexión para alcanzar un nivel aún más elevado de entendimiento de lo que debe ser nuestra conducción como personas, según nuestra sagrada Torá.
Generalmente tenemos la impresión de que conducirnos con Torá es sinónimo de estudio y práctica de cada uno de los preceptos, haciendo hincapié en los detalles de la ley, quizá olvidando un poco la forma en que debemos cumplir con las mitzvot.
Dicho de otra manera, el objetivo final (que es cumplir con las leyes de la Torá) no nos exime de tener un comportamiento ejemplar, en que nuestros rasgos de personalidad sean los de un ser humano íntegro, cabal y poseedor de Dérej Éretz, como distintivo fundamental para ser realmente personas de Torá.
Pero a todas estas, ¿qué significan en hebreo las palabras Dérej Éretz? Literalmente, Dérej es camino y Éretz significa tierra, por lo cual traduciendo ambas palabras no alcanzamos a entender el verdadero sentido de la expresión.
El término Dérej Éretz, en el lenguaje de los jajamim, tiene dos significados. Primero se refiere a la noción de decencia y cortesía común, y en segundo lugar se relaciona con la noción de sustento, de parnasá.
El Pirké Avot (“Guía de nuestros padres”), en el capítulo 3 mishná 17, establece: “Si no hay Torá no hay Dérej Éretz, y si no hay Dérej Éretz no hay Torá”. Esto expresa la idea de que una persona que no tiene conocimientos básicos de Torá nunca podrá alcanzar un nivel aceptable de Dérej Éretz, pues la Torá nos insta a tener un comportamiento ejemplar e intachable como seres humanos, y también a saber trabajar los rasgos negativos de nuestra personalidad, toda vez que sacamos el máximo provecho a nuestras virtudes.
En síntesis, la mayoría de los rasgos buenos de nuestra personalidad, y que nos hacen ser mejores personas, vienen dados y expresados en nuestra Torá. Y para sustentar esta última afirmación, durante el período comprendido entre Pésaj y Shavuot, la mayoría de las comunidades judías alrededor del mundo acostumbran a leer todos los sábados un capítulo del Pirké Avot, para enseñarnos cómo llevar una vida judía modelo de acuerdo con la Torá, capaz de respetar al judío como individuo, al Pueblo judío en su conjunto y a la humanidad entera.
Dicho de otra forma, aunque la Torá en sí es la guía por excelencia para pulirnos y crecer como seres humanos, justo antes de volver a adquirirla en Shavuot se nos insta a repasar cada una de las enseñanzas de nuestros sabios, recopiladas de la Torá Oral trasmitida de generación en generación, para que aprendamos a ser individuos de buen proceder con nuestro prójimo y con todas las personas de las naciones del resto del mundo.
En conclusión: el período comprendido entre Pésaj y Shavuot nos da la oportunidad de volver a repasar la ética de nuestros padres, con el fin de llegar al día de la entrega de la Torá con convicción plena, crecimiento espiritual y optimización de nuestras cualidades como seres humanos, para alcanzar la meta para la cual fuimos creados: Torá con Dérej Éretz y Dérej Éretz con Torá.
Es mi deseo personal que todos los judíos alrededor del mundo, sin importar su grado de observancia religiosa, internalicen la importancia de conducirse con respeto, amabilidad y educación frente a su prójimo, y así aportar individualmente la luz que tanto necesita nuestro mundo en medio de tanta oscuridad.
Quiera Dios que este Shavuot nos traiga alegrías y la paz que tanto anhelamos, para poder cumplir con los preceptos de la Torá con convicción y amor plenos. ¡Amén ve amén!
Jag Shavuot Saméaj para mi querida kehilá de Venezuela.