Este acuerdo con Hamás será una larga y agitada experiencia nacional: de la alegría al terror, del alivio al horror. Razón de más para celebrar la liberación de Romi Gonen, Emily Damari y Doron Steinbrecher
David Horowitz*
Cuatrocientos setenta y un días.
Cuatrocientos setenta y un días después de que lAs arrastraran al oscuro submundo del cautiverio de Hamás, donde nadie sabe qué infierno soportaron, Romi Gonen, de 24 años, Emily Damari, de 28, y Doron Steinbrecher, de 31, salieron a la luz el domingo por la tarde.
Y no solo estaban de pie y caminando, sino que también, increíblemente, en algunos de los primeros clips y fotografías, sonreían.
El rostro radiante de Emily mientras ella y su madre llamaban por teléfono a su familia, agitando su mano izquierda vendada (le faltan dos dedos donde le dispararon el peor de todos los días, el 7 de octubre de 2023), dejó sin aliento a todo el país. Los hombres armados de Hamas que irrumpieron en su casa en el kibutz Kfar Aza le dispararon a su perro, según ha contado a su familia y amigos en sus primeras conversaciones con ellos, y ella también fue alcanzada mientras trataba de consolar a su mascota moribunda.
Y luego, minutos después, las imágenes de las tres jóvenes abrazando a sus madres seguramente conmovieron hasta las lágrimas de alegría y alivio a muchos israelíes y otras personas de todo el mundo que aman a este país y a su gente.
(Fotos: FDI)
Romi acunada por su madre Meirav, una presencia noble y amable en innumerables entrevistas televisivas a lo largo de los muchos meses terribles. Emily y su madre, Mandy, durante esa primera llamada telefónica con el resto de la familia. Y Doron, con el rostro oculto, la mano cubriéndole los ojos, la mejilla contra la de su madre Simona, abrazándose como si nunca más se fueran a separar.
Catorce meses después del último acuerdo con Hamás, los temores han aumentado inexorablemente por los casi 100 rehenes que siguen cautivos en Gaza. La nación esperó, mes tras mes tras mes culpando a Hamás —culpando al primer ministro Benjamín Netanyahu, culpando a ambos—, el acuerdo que nunca llegaba. Contuvo la respiración después de que este nuevo acuerdo finalmente se alcanzó, firmó, aprobó y se suponía que entraría en vigor, cuando Hamás retrasó la publicación de los nombres de los tres primeros a ser liberados.
Y observó con no poco temor el domingo por la tarde, cuando docenas de hombres armados de Hamás, aclamados por una gran multitud que los vitoreaba, tomaron el control de la plaza Saraya de la ciudad de Gaza para una ceremonia salvaje y autocomplaciente a plena luz del día, ante una vasta audiencia mundial.
La alegría y el alivio son sinceros y profundos, pero no abrumadores. Porque nadie puede olvidar ni por un segundo que esta primera fase de seis semanas del acuerdo apenas ha comenzado. Y dado que no todos los 33 hombres, mujeres y niños que serán liberados en esta llamada fase humanitaria están vivos, habrá mucho que será terrible antes de que termine
Pero en unos pocos segundos frenéticos, sucedió: Doron, Emily y Romi recorrieron los aproximadamente cinco pasos de un vehículo a otro, de una realidad a otra: de Hamás al Comité Internacional de la Cruz Roja, y de allí a la misericordiosa seguridad israelí.
La alegría y el alivio son sinceros y profundos, pero no abrumadores. Porque nadie puede olvidar ni por un segundo que esta primera fase de seis semanas del acuerdo apenas ha comenzado. Y dado que no todos los 33 hombres, mujeres y niños que serán liberados en esta llamada fase humanitaria están vivos, habrá mucho que será terrible antes de que termine.
Porque nadie puede olvidar que el acuerdo se logra al precio de la liberación de cientos de los terroristas más peligrosos, muchos de los cuales —probablemente la mayoría— tienen toda la intención de volver a matar.
Porque nadie puede olvidar que Hamás pretende utilizar este acuerdo, como siempre ha tenido la intención de utilizar a los rehenes que capturó, para permitir su resurgimiento.
Porque nadie puede olvidar que 94 rehenes, inimaginablemente, siguen cautivos en Gaza.
*Fundador y director de The Times of Israel.
Fuente: The Times of Israel.
Traducción Sami Rozenbaum / Nuevo Mundo Israelita.